Invocando a Satanás. [kaisoo]

5: Parte uno.

"una gallina".

La señora Kim ya hacía por toda su casa en busqueda de su tarjeta de débito para poder ir al banco a pagar la preinscripción de su hijo a esa escuela de danza que tanto había pedido la navidad pasada, pero justo ahora que la necesitaba, ni siquiera sabía donde era que había dejado su bolso, aunque tal vez JongIn tenía una idea, pues era él quien la había tomado junto con las llaves de su camioneta. Había salido a primera hora de ese domingo hasta la granja mas cercana en compañía de JooHyun.

Era extraño ante primera vista el para que iban a una granja, con una tarjeta de débito y llevaban justamente la camioneta para todo el trayecto, pero era aun mas extraña saber las razones del porque ambos habían quedado para ir hasta la granja del abuelo de ChanYeol a comprar lo que sería sin duda una gallina.

A palabras de la rubia, era lo que más necesitaban para hacer que su plan saliera con facilidad, iban a necesitar eso y algunas cosas que la chica había conseguido entre sus días de aprendiz de bruja; sonaba demasiado descabellado, pero era aun peor todo lo que JongIn había logrado entender en todo el trayecto.

No había duda que la joven Bae era una chica demasiado peculiar con un gusto extravagante por lo paranormal.

— ¿Cuánto dices que saldrá?

Su voz sonaba temerosa, tratando de cortar la conversación con la chica de como fue que se ganó la expulsión de ese colegio para señoritas hace dos años, lo cual sin duda era demasiado, o tan solo un poco, extraño, pues al parecer la familia Bae siempre había tenido un cierto apego al mundo satánico.

JooHyun miro una vez mas su agenda antes de pedir que se detuviera, mostrándole el precio de la gallina que planeaba comprar; una gallina totalmente blanca, sin ciudad y virgen.

— Ire yo solamente, esperame aquí en él auto. No tardo.— anuncio la mayor, tomando el bolso de la madre de JongIn y colocándose esos lentes de sol antes de bajar de la camioneta a paso lento hasta donde el viejo señor Park ya la esperaba.

Ante esos minutos solo, JongIn no podía evitar de sentirse nervioso, mareado y tan cansado; su vida se había vuelto como una absurda película de terror, donde todo era tan estúpido. Había hablando con un espíritu, que para el era el mismo Satanás, ahora se había hecho amigo de la chica cara del colegio y estaban a nada de comprar una gallina.

Sí esto era su vida normal de adolescente, estaría ansioso de decirle a sus nietos como es que trajo a la vida un demonio.

El cristal de la ventana sonó un par de veces, solo bajo para ayudar a meter esa caja de cartón a la cajuela y ver entre los agujeros de esta a una pequeña gallina blanca, tal cual la había descrito. JooHyun solo se saco las gafas, dandole una mirada victoriosa por su compra.

— ¿Lo ves? Ni siquiera me cobró.— le entraga la bolsa de su madre, soltando una pequeña risa infantil antes de subir al auto.

Camina detrás de ella, solo despidiéndose del señor Park antes de preguntarle a la chica con esperanza:

— ¿Y es todo?

— No, aun nos falta ayuda de alguien más.