He or she?

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La rubia se encontraba en ese momento con ceño fruncido y unas ojeras que delataban su poco sueño, hacía algunas horas que Lapislázuli había decidido irse, luego de una pequeña discusión causada por la confesión de la joven de ojos verdes, quien en ese momento blasfemaba como si hubiese sido poseída por el espíritu de un ebrio amargado de 50 años.

Le había contado a aquella peliazul sobre aquella entidad que había hecho que su vida se fuera cada vez más al fondo de aquel pozo infinito que estaba lleno de mierda, le había contado sobre aquel fantasma -por llamarle de algún modo- que la aquejaba, le había contado sobre uno de los demonios de su infierno.

Y la muy estúpida se había reído.

No, no había sido una risilla nerviosa, como aquella que puedes soltar cuando no sabes que hacer porque la presión es demasiada, muy por el contrario, la carcajada había sido limpia y con toda la intención de demostrar que tan serio era para la de cabellos negros el problema que pasaba la pobre y enferma chica.

Ahora estaba con un tipo que al parecer amaba las homosexualidades y claro, tenía un humor de los mil demonios por estar aguantando a dos presencias que la hacían estar más incómoda a cada minuto.

—¿Tenía razón o no? Ella simplemente es una zorra, sin corazón que al final no se quedará contigo— aquellos ojos rojos brillaban con diversión y burla, estaba disfrutando aquello, o al menos, así lo sentía la rubia.

—No me interesa si tenías o no razón, lárgate, te odio como no tienes idea— blasfemó con asco mientras veía despectivamente a aquella figura de ojos escarlata.

—Ahora eres totalmente mía...—  un despojo gutural de voz se estrelló en el oído de la de ojos verdes, quien solamente pudo estremecerse, una sensación fría empezó a formarse en su estómago mientras este simplemente se retorcía como un gusano en su estómago, el miedo podía ser poderoso, demasiado como para ser una emoción que normalmente tendría el objetivo de mantenerte a salvo.

"—No soy tuya—" quiso decirlo, de verdad que quiso decir que ella no era de aquella figura de cabello azul y ojos rojos, sin embargo, la voz se le quedó atrapada en la garganta, no se atrevía a decir nada, ni siquiera a murmurarlo.

—Cada centímetro de ti... cada rincón de tu cuerpo... cada gesto... Todo me pertenece— sintió una lengua viperina en su cuello, se deslizaba como si tuviese mente propia, con agilidad, dejando un rastro de saliva y a la rubia con el miedo a flor de piel.

Ya una vez le había hecho daño, ¿Qué le garantizaba que no volvería a hacerlo?.

No notó cuando su mirada se tornó más borrosa de lo que ya estaba, tampoco notó cuando las lágrimas se aglomeraron en sus ojos, no notó cuando empezó a llorar, no supo en que momento se puso en posición fetal, o cuando empezó a sollozar fuertemente, nada de eso, porque estaba concentrada en como una lengua viperina paseaba por su cuello, en como aquel ser reía con maldad entrelazada en su voz, en aquel frío que sentía cuando aquellas manos de dedos delgados y huesudos se paseaban por debajo de la poca ropa que traía, en como aquel ser aspiraba su cabello al igual que un adicto esnifa su cocaína, en como aquellos dientes se encajaban con saña y oscura diversión en su hombro.

Se había concentrado en como ahora era consciente de su pesadilla.

Sin embargo, todo paró, paró abruptamente, y lo único que sintió fue la pesada mirada roja sobre si, y tal vez, sólo tal vez, había sido por el nombre que había repetido como un mantra en su mente, y que, podría ser o no, que eso tuviera que ver con repentino cambio de situación.

—Jasper...— aún tenía los ojos cerrados, sin embargo, supo de inmediato que aquella silueta se había alejado para verle con repulsión y burla.

—¿Aún piensas en... ese?— el desdén de aquellas palabras era demasiado notorio, igualando a la sorna y la acidez con la que la pregunta había sido lanzada hacia Peridot.

—No es "ese"— el murmullo agresivo que se escuchó simplemente hizo que aquella silueta arqueara una ceja —Jaspee... el es... el fue mi novio, y una de las mejores personas que conocí— limpió sus lágrimas mientras abría los ojos y miraba con desdén a aquella figura.

—Pero el está...— vio con horror como en un parpadeo todo cambiaba —MUERTO— luchó por no chillar, por no gritar, por no empezar a llorar a cántaros, porque la vista de su novio, con el rostro lleno de sangre seca y con gusanos paseando por aquella piel en estado de semi putrefacción le hicieron sentir arcadas, desesperación y furia.

Estaba jugando con ella.

No puedo hacer más que regresar a la posición fetal en la que se encontraba, para luego ahogar gritos entre los sollozos que habían empezado a llenar aquella habitación.

Lo único que se pudo escuchar luego de eso, fueron débiles intentos de pronunciar otro nombre, diferente al primero.

"—Lapislázuli—"

"La de cabello negro sin duda no estaba cómoda ahí, no podía estarlo, pero eso no le importaba, sería poco tiempo, muy poco realmente, y solo tendría que esperar a su linda rubia de ojos verdes, quien se había despedido de ella con un beso y la promesa de un helado y tal vez alguna otra 'cosilla'.

El día era lindo, ninguna de las dos tenía trabajo ese día, y por ello querían disfrutar en una de sus habituales citas vespertinas en las cuales decidían salir y fortalecer su relación, sacarla de la monotonía, poder tomarse un rato libre y disfrutar de la mutua compañía que ambas se ofrecían.

No, no era parte de su plan ir al cementerio a ponerle flores al ex de su ahora novia y al difunto sobrino de la anteriormente mencionada, sin embargo, si era su hermosa chica quien se lo pedía, no iba a negarselo.

Fue lento, jamás creyó que sentiría 30 minutos como si fueran horas, pero lo valió, lo valió al ver la cálida sonrisa que le regalaba aquella chica de melena dorada, lo valió al sentir el dulce sabor de sus labios, lo valió al deleitarse con sus palabras empapadas de dulzura y agradecimiento, y sin duda ella podía jurar que amaba a aquella chica a la que había ayudado hacía ya tres años, porque luego de eso, luego de haber decidido que era lo suficientemente importante para ella, había terminado por pedirle que fueran novias, y había desarrollado una profunda adicción hacia su hermosa novia de sonrisa dulce.

A ese punto, luego de ayudarla con todos sus problemas, podía decir que sin duda, la amaba más que a cualquier cosa en el mundo"

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