Capítulo 8

1K 94 76
                                    

Escribir este capítulo fue muy agotador al escribirlo,

espero les guste tanto como a mi.

. . . . .

Capítulo 8

Choromatsu

—¡Muy bien, muy bien! —Osomatsu regresó de la primera tienda que encontró con una bolsa de papel en sus manos con una marca de Mickey Mouse estampada. Se notaba más alegre que cualquier otro día, aunque desde mis ojos solo podía ver que su actitud era un poco fingida y, a veces, un tanto exagerada. Robó dinero de la cartera de papá y algunos ahorros de Todomatsu sin que él se diera cuenta, y compró diademas con orejas de Mickey Mouse, y una de Mimi Mouse para Todomatsu, y fue entregándolas a cada uno de nosotros. Sonreí y agradecí el gesto cuando tomé la mía, y la puse sobre mi cabeza. —Hoy vamos a divertirnos, y para eso tenemos que apurarnos a subirnos a todos los juegos posibles. ¿De acuerdo?

—¡Si! —Gritaron todos alzando sus manos, con excepción de mi e Ichimatsu.

—Así que nada de atrasos y no... Ichimatsu, ponte la diadema. —Alcé la vista hacia él, quien solo sostenía la diadema en sus manos y con la otra tecleaba en el teléfono. Él volteó a verle, pero solo le ignoró y siguió con lo suyo. Osomatsu suspiró, y caminó hacia él, tomándole del brazo y llevándole a rastras.

—¡Hey, déjame, Idiotamatsu! —Le gritó Ichimatsu, tratando de empujarle. Pero las fuerzas del mayor no podían compararse con lo debilucho que era a veces Ichimatsu. Se alejaron hasta que no podíamos escucharlos y los demás solo los vimos discutir a lo lejos.

Osomatsu se veía realmente molesto con él, no paraba de hablar, y cuando Ichimatsu abría la boca para decir algo, Osomatsu solo le apuntaba y podía leer la palabra "cállate" en sus labios. Un poco entristecido bajé la mirada, quizás Ichimatsu estaba de mal humor por las cosas que le dije cuando peleamos. Solo había sido un idiota, y le había llamado de formas muy horribles. Yo realmente quería disculparme, y quería decirle cuánto le quería. Que había dejado de dudar sobre nosotros, pero ni siquiera había un momento para hablar. Quizás, mi tiempo se había acabado, y nuestra historia juntos terminó conmigo jugando con su corazón y él amargado por mi culpa de haber dudado tanto sobre los dos. Suspiré, mirando al mayor regañando a Ichimatsu, quien ya tenía la diadema puesta y se veía derrotado.

—¿Qué creen que le diga Osomatsu-niisan? —Preguntó Todomatsu quien tenía ahora un algodón de azúcar en sus manos. Le dio una mordida y luego me lo entregó. Confundido, le miré un poco extrañado y me sonrió. —Es para ti, tristematsu. —Sonreí, realmente con ganas de llorar por que mi hermano menor tuviera que preocuparse de esa manera por mí. Limpié mis ojos con mis manos, y asentí, mordiendo mi labio inferior para no llorar.

—Ichimatsu... —Hablé. —No tiene toda la culpa. Nos peleamos, y solo no hemos podido arreglarlo. Pero él también está triste. Yo también tengo la culpa de que se comporte distante. Fui grosero y le llamé de formas terribles, y no solo eso, le abandoné y jugué con él, y creo que los moretones que tiene son por mis golpes. Pero he sido una terrible persona, por eso no merezco que me traten bien ni que se preocupen por mí. —Miré como terminaban de regañar al menor, quien solo guardó las manos en sus bolsillos, completamente derrotado.

—Eso lo sabemos. —Sonrió Jyushimatsu. —Trataremos de levantarles los ánimos.

—No te preocupes, Choromatsu-niisan. —Dijo Todomatsu, apoyando una mano sobre mi espalda para reconfortarme. —Qué importa si los dos han hecho cosas estúpidas. Aún pueden arreglarlo, aunque eso ya no es nuestro trabajo. —Karamatsu solo me veía con una sonrisa despreocupada, supongo que sabía que los menores habían dicho lo necesario.

La clara diferencia || Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora