Maratón 4/4
Narra Inés:
Hacía ya mucho tiempo que estaba sentada en aquella mesa de la cafetería del hotel. Con aquellas palabras formuladas por una persona que no parecía ser yo había roto con lo poco que quedaba en pie de mi vida: Jesús. Entenderlo era dificil, aún que en mi retorcida mente mi plan parecía perfecto. Quería que corriera detras de mi y que lo arreglaramos a solas, pero él se fué a su habitación y no quiso saber mas. Pero me lo había buscado, no es así? Había roto yo con él. Un camarero se me acercó con una bebida y un papelito.
- Bonjour, madame. Ese monsieur de allí ha mandado esto para usted-
Le miré extrañada mientras colocaba la jarra de metal encima de la mesa con un bonito papelito rosa con mi nombre escrito en la letra mas bonita que había visto jamas. Era de Jesús?
- Y... Quien me lo ha mandado?- pregunté.
- Ese de... Ups, madame. Desolé, se ha marchado ya... Tenía un cabello negro y parecía bastante... Amable- respondío.
Asentí y el camarero se marchó. Mi intriga me hizo dudar que abrir antes; La bebida misteriosa o el papelito? La descripción que me había dado el camarero concordaba perfectamente con Jesús. Abrí la jarra de metal esperandome algo como leche o café, pero en su lugar... Había una serpiente. Chillé, sin importarme de toda la gente que me miraba y dejé caer la jarra al suelo. La serpiente salío bufando de esta mientras yo me subía gritando a la mesa. De repente todos la vieron y el panico se apoderó de la sala. El miedo de que esta serpiente fuera venenosa invadía mis pensamientos. Con manos temblorosas leí el papelito que me había parecido tan bonito.
Hola Inés. Si, tambien aqui en Paris no escaparas de mi. Tus ojos me hechizan, lo sabes? Me encantas. No es una obsesión, es amor. Amor puro como el oro y el veneno. Te amo mas que ese chico con el que estas, desde tu primer dia de colegio. Supongo que nunca podrás amarme si yo no te digo quien soy, pero prefiero que no ames a nadie a que tu estes amando a Jesús. Me alegro que vuestra relación haya terminado, pero tambien tengo compasion con tigo. Por eso te diré algo de mi, ya que yo sé todo de ti: Mi nombre empieza por la R. Te gusta mi regalito? Es una culebra. Su veneno puede matar a 12 hombres. Si te muerde mi escopo esta alcanzado; Quiero que no ames. No quiero ni siquiera que vivas si no es conmigo. Sabía que abrirías la jarra antes... Te conozco.
Te quiere; Ovienator.
Ovienator. Ovienator quería matarme tambien a mi. Seguí chillando mientras veía como la serpiente se me acercaba. Salté de la mesa y la volqué encima de aquella bestia hecha para matar. Pero escapó. Corrí hacia fuera en un desesperado intento, pero entonces alguien me empujó. No ví quien, solo ví que fue alguien. Alguien que quería que esa bestia me mordiese. Entonces caí. Caí al suelo, justo a un lado de esa serpiente, que se avalanzó sobre mi mano. Grité. Un chillido animal mientras sentía un dolor desgarrador por dentro de mi mano. Fué como si me estuviesen hechando un acido que me quemaba por dentro. La serpiente se asustó, pero ya demasiado tarde. Se marchó, mientras todos salían por la puerta principal en una unica avalancha. Intenté hacer lo mismo, pero entonces ví a una joven tirada en el suelo. Un mordisco en su pierna que se veía con claridad, ya que llevaba shorts. Me miraba respirando con esfuerzo.
- Appelez l'ambulance- jadéo.
Negué con la cabeza sin saber lo que me estaba pidiendo. Ojalá hubiese sabido francés o al menos estado atenta en clase. Pero no. Frustrada miré otra vez su pierna. Las venas se veían con claridad, como si estuviesen tatuadas sobre la piel. Moradas, verdes y azules.
- Je ne... Je ne...- balbuceé.
Entonces empezó a gritar algo que no entendí. Seguidamente unos hombres de uniforme entraron y gritaron otra cosa en frances. Chillé otra vez al sentir que el dolor había subido. Miré mi mano y ví que las venas se me habían pusto tambien así. Chillé aún mas fuerte austada. Mis dedos se habían puesto morados a causa de la falta de sangre. Amor puro como el oro y el veneno. Las palabras de la carta resonaron en mi cabeza. Apenas podía mover el brazo. Dos hombres me subieron a una camilla y me dieron un vaso de agua.
- Buvez-le- ordenó uno.
Salieron conmigo en la camilla corriendo. Fuera me esperaba una ambulancia. Todo mi brazo estaba venoso y horrendo. Mi latido del corazón se volvía cada vez mas fuerte, mientras los gritos, las ordenes y todos los ruidos de mi alrededor se silenciaban. Solté otro chillido de dolor mientras dejé caer el vaso de cristal al suelo. Se rompío. Justo se me estaba callendo la cabeza a la camilla, cuando sentí una mano. Con ojos que veían todo borroso pude reconocer a Jesús.
- Inés! Dime algo!- exclamó.
- Te quiero- jadeé.
- Pero porque lo dices ahora? Porque asi? Tu no moriras!-
- No quería romper contigo. Lo siento-
- Me estas escuchando? Amor! Porfavor!-
- Me encanta que me llames así-
- Yo tambien te quiero-
- Eso yo lo sé. Toma. Toma-
Le dí el papelito rosado que aún tenía agarrado a la mano. Solté otro chillido, aún mas desgarrador y doloroso que antes. La respiración se me aceleró sin que pudiese hacer nada. Jesús cogío el papelito, pero ni se molestó en leerlo. Me acarició la mejilla, mientras yo cerraba los ojos.
- No! Abre los ojos!- gritó.
- No te preocupes, es.. es...estoy... bien- balbuceé con una tranquilidad sorprendente.
Entonces fué como el momento en el que te duermes. Un momento lleno de magia y de felicidad. Un momento, en el que se te caen los ojos y los ruidos a tu alrededor desaparecen. Todos tus temores desvanecen y tu... Quedas solo tu en tu mundo. Yo me sentí así. Y con un ultimo chillido potente me dejé caer en la oscuridad.
Soy de Sevilla.
Recordé las primeras palabras de Jesús. Y ya no hubo mas. No hubo mas que una oscuridad que me tragó...
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Hola, soy yo, Elisa (Nevermind_2000)
Quería pedir disculpas otra vez por mi 'maratón' que no es un maratón y daros las gracias por vuestros votos y comentarios.
Xao
Elisa (Nevermind_2000)
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Para no olvidarte (Jesus y Daniel)
FanfictionEl instituto Santa Paz, a las afueras de Madrid, es el escenario para los dos gemelos con más talento de toda España: Jesus y Daniel. Pero no todos caen a sus pies como lo hicieron Inés, Ginger y Carla. Alguien esta aterrorizando a todo el colegio S...