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El día comenzaba igual de aburrido como todos los días de lluvia. El sonido de las gotas de agua sobre el techo creaban un sutil ritmo al silencio que abundaba en mi habitación.
El espejo de cuerpo entero de la pared me mostraba básicamente lo que era...una chica normal de quince años, un metro con cincuenta y cinco centímetros de altura. Pesaba unos cuarenta y cinco kilos y mis ojos marrones oscuros combinaban a la perfección con mi largo y ondulado cabello del mismo color.
Pero habían cosas que el espejo no mostraba de mí, como por ejemplo que era una fanática del deporte, que era una chica con exelentes notas y muy inteligente no solamente en el liceo sino en la vida cotidiana.
Tampoco muestra todas las lágrimas que alguna vez he derramando ni todo lo que he sufrido...no...eso no lo muestra.
Me fijé la hora que indicaba las 6:30 de la mañana así que me puse las tennis, un top y shorts deportivos y salí afuera a correr por un rato. Total; era un domingo sin nada importante que hacer.
Sinceramente no me importó mucho que lloviese.
Comparada con las demás veces que salía a correr, esta había sido muy corta.
Me puse a pensar en lo que había pasado con Charlotte, para encontrar una solución a este problema que me estaba volviendo ya harta.
Charlotte había sido mi mejor amiga desde la infancia; la única que tuve. No había momento en el que estuviéramos despegadas.
En aquel momento pensaba que el mundo era increíble y que ella nunca podría hacerme daño.
Pero a veces la vida te hace ver las cosas de una forma que no te parece la mejor porque simplemente no estás acostumbrado.
El caso es que Charlotte se empezó a distanciar de mi apenas empezamos al liceo mientras ella se juntaba con el grupo más popular del liceo. Empezó a agrandarse cada vez más hasta el punto de que hubieran víctimas de bullying por su culpa por cualquier defecto. Charlotte tenía el pelo lacio y rubio...todo lo contrario a mi, y sus ojos celestes y angelicales parecía que te prometían que nunca te fallaría.
Todos los días era un infierno ir al liceo. No soportaba verla junto con sus amigas burlándose de todo lo que respiraba; incluyéndome a mi también.
Ella está enamorada de Khalan, un chico de la secundaria. Pero por alguna razón este chico está un poco obsesionado conmigo y esto hace que Charlotte me odie aún más de lo que ya lo hace.
Hace unos días que estoy buscando una simple solución pero no la encuentro, quizá porque no es culpa mía y no tengo nada que hacer. Sino que es ella la que debe cambiar un poco su forma de ser y pensar.
Tampoco iba a darle muchas vueltas al asunto.
Tenía planeado ir a la casa de mi padre hoy porque hace una semana que no iba por el tema de los estudios. Mis padres están separados y vivo con mi madre nada más.
Por las dudas apronté una mochila para ir a lo de mi padre y me acosté en la cama.
Seguramente iba a a estar la novia de el e iba a tener que bancármela como todos los fines de semana. Suspiré y sin darme casi cuenta, me quedé profundamente dormida.

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