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Amaneció. Fui despertando poco a poco.
Quise levantarme pero había algo que me agarraba las caderas. O mejor dicho... alguien.

Khalan estaba dormido conmigo abrazándome.

¿Cómo demonios había llegado a mi cama?

Quise pensar que se había caído de su cama, y que no lo había hecho conscientemente.
Saqué su brazo de encima mío y me levanté.
Me saqué el pijama y busqué algo para ponerme. En eso escucho su voz media dormida, recién se había despertado.

-Que buena estás Mikaela- Luego se puso la mano cerca de la cara porque le molestaba la luz del sol que asomaba por la ventana.
Fui a cerrarla tal como estaba y seguí buscando que ponerme.

-Agradezco tus palabras- Le dije revolviendo en mi placard.

Saqué un top rosa y unos shorts verde agua. Y luego me calcé con unas zapatillas chatitas. Bajé a la cocina y preparé un desayuno rápido. Quería hacer algo más preparado mientras el dormía ya que nunca imaginé que fuera un chico que se despertara temprano. Eran las siete de la mañana. Volví a subir con la bandeja en mis manos y la apoyé en la cama de arriba para sentarnos allí.

No intercambiamos muchas palabras mientras tomábamos nuestro café con leche y las galletas de mantequilla. Llevé chocolate derretido en un plato también para darle un mejor gusto a las galletas.

-Sinceramente eres una genia cocinando, gracias por haberlo hecho, no te hubieses gastado mucho-

Yo sonreí, agarré la taza calentando mis manos e hice un chasquido con la lengua.

-No pasa nada, quería hacer algo mejor, pero te has despertado muy pronto-

Luego no sucedió mucho más, el se fue a su casa porque le dije que iba a estar bien.
Llamé a papá para saber que había pasado. Khalan había logrado que olvidara más todo lo malo que había pasado sin siquiera saberlo.

-Hola Mikaela- Contestó papá.

-¿Karla está bien?-

-Ella está bien, ya no se qué hacer con ella-

-No quiero llamarla loca, pero debería de ir al psicólogo, eso no es normal-

-¿Sabes cómo se pondría Karla si le digo eso?…Es una muy mala idea. Igual ahora está más tranquila, estoy encargandome de que no se acerque a tu madre. Pasa todo el día llorando en la habitación-

-No olvides quitar todo elemento filoso o con el cual pueda hacerse daño, principalmente en el baño o las habitaciones-

-Ya me hice cargo de eso. Ahora mismo estoy yendo al hospital, ella está conmigo ya que no puedo dejarla sola. Ya dieron de alta a tu madre, se recuperó más rápido de lo esperado, en un rato voy a llevarla a casa-

-¡Que bien! ¡Ya la extrañaba!-

-Otro detalle. ¿Ayer te quedaste sola en casa? Lo siento, no me di cuenta de eso, estaba muy preocupado-

Yo dejé de hablar un segundo.

-Si. Me quedé sola pero no hay problema, todo estuvo de maravilla-

Luego nos despedimos y colgamos.
Mamá llegó unos veinte minutos luego de la llamada. El auto de papá estacionó en frente a casa y yo abrí la puerta de casa.

Ambos bajaron dejando a Karla en el auto.
A ella se la veía irreconocible, me miraba seria y con odio mientras que sus ojeras y sus ojos que se habían vuelto opacos desfiguran su verdadero rostro.

Papá me dió algunos medicamentos y recomendaciones de los médicos. Hablamos de eso y luego de decirme que iba a venir de vez en cuando se subió al auto y se marchó junto con Karla.

Mamá estaba perfecta, como nunca antes. Es más, cualquiera la veía por la calle y nadie pensaba que había tenido un accidente hace pocos días. Estaba llena de vida, como siempre.

Me habló de todo lo que pasó y yo le conté todo lo que pasé. Luego me contó pequeñas anécdotas que habían ocurrido en el hospital y reíamos.

Una frase que me dijo en medio de todo me quedó marcada.

-La muerte. Yo no estuve a tal punto, pero igual me di cuenta que muchas veces, cuando estás cerca de ella y al final no mueres, te hace apreciar más la vida y la vives de distinta forma-

Nos pasamos hablando. Fue increíble, hace tiempo no pasaba tanto tiempo con ella.

Cambiando de tema, habían muchos temas en mi cabeza...muchas incógnitas; pocas respuestas.

¿Qué iba a pasar con Akira? ¿Qué iba a pasar con Karla? ¿Papá iba a dejarla? ¿Charlotte? ¿Por qué Astrid ya no parecía mi aliada?

Pensar en tantas cosas solamente hacía que me dieran dolores de cabeza. Mi problema es querer buscarle la vuelta a todo de una forma u otra.

Había faltado al liceo los días que mamá estaba en el hospital, esto no lo conté, pero me lo habían permitido. Mañana empezaría a ir de nuevo y faltaba poco para las vacaciones.

Igual no iba a planear el mal para Charlotte y las demás. Solamente evitar que me hagan algo a mí. No estaba de ánimo o humor para hacerlas sentir mal. Tenía más cosas importantes en las que pensar.

El día siguiente fue uno horrible. Al menos creo que desde que estoy con mi mente dada vuelta totalmente, todo me parece que es feo y que todo sale mal.

Este día no iba a olvidarlo...fue un día donde mi ira volvió a desatarse libremente. Donde las barreras desaparecieron por un momento y no sentí límites. Quizás algo parecido era lo que Karla había sentido.

Charlotte se había burlado de mi madre.
Con unas palabras que no me hicieron llorar, pero me hicieron sentir todo el odio posible hacia ella.

Estaba junto con las demás en el pasillo. Obviamente. Porque sino no le daría el valor. Estúpida cobarde.

-Vi que tu madre tuvo un accidente, lo pasaron por la televisión y todos lo vieron. ¿Qué se siente estar a un paso de quedarte como una maldita huérfana? Cuéntanos esa experiencia Mikaela-

Las demás rieron. Yo cerré mis puños y miré al suelo para luego levantar la mirada hacia Charlotte.

-Ella te ha tratado como si fueras su propia hija, como si tú misma fueras mi hermana. ¿Y aún así te burlas de ella? ¿Eres imbécil o cuál es tu puto problema?-  Yo empecé a elevar mi voz.

-¡Si quieres molestarme a mi puedes hacerlo! ¡Si esto lo hubiera dicho una de tus zorras y fieles perras falderas que se hacen llamar "grupo" no me hubiera molestado!-

Paré unos segundos. Ellas me miraron.

-¡PERO TU FORMASTE PARTE DE MI HISTORIA PORQUE FUISTE MI PRIMER Y ÚNICA AMIGA!- Agarré su cabello y comencé a jalar de él cada vez con más intensidad. Mientras las demás quedaron boquiabiertas.
Yo la solté y la empujé hacia la pared dejándola allí. Ella estaba enojada. Pero no podía conmigo y era consciente.

-No queda nada más por decir. Solamente que esto no es lo único que va a pasarles si me llegan a joder de nuevo-

Charlotte estaba tirada en el suelo. Me agaché y le dije.

-Y tú...busca unas amigas más valiosas, ellas no movieron un dedo mientras yo te hería. Yo no hubiera dejado ni que comenzara a hacerte daño- Me levanté y me dirigí al salón.

Llegó un punto en el que de nada me arrepentí...este era el punto...

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