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Me miró a los ojos. Llena de culpa.

-Si es un examen genético lo que necesitas para creerme, haremos un ADN- Me dijo.

-¿Cómo estás segura de que soy yo? No lo entiendo, estoy confundida-

-Recuerdo que aquí vivíamos antes de que tu nacieras. Mi padre Kin Jones, nuestra madre Chiasa Brown contigo en su vientre y yo. Por eso sé que no estoy equivocada, además al verte me veo a mi reflejada de pequeña- Me dijo con ternura.

-Estás equivocada, no conozco a Kin Jones. Pero sí, Chiasa Brown es mi madre-

-La historia es muy larga y no quiero que nos vean juntas-

-¿Por qué no?-

-No es lo adecuado. No quiero alejarme de ti otra vez-

Dudé en decirlo o no. Pero al final la invité a pasar sabiendo el riesgo que podría llegar a correr. Nos sentamos en la mesa.

-Cuenta todo lo que sabes- Le dije seria. Ella suspiró y se agarró las manos. Tal como yo lo hacía.

-Kin Jones era mi padre. Él se enamoró perdidamente de nuestra madre Chiasa Brown. Chiasa no estaba en su mejor momento económicamente hablando y aprovechó la oportunidad de que Kin tenía dinero. Si no lo hacía, podría haber terminado en la calle. Aunque puedo pensar que se sentía culpable. Chiasa lo engañó con el verdadero amor de su vida, tu padre, Haru Smith. Pero poco tiempo después se dió cuenta de que estaba embarazada de Kin. Ahí nací yo. Kin, al enterarse tanto del embarazo como de su engaño, la dejó y desapareció del mapa como si nada. Pero Chiasa contaba con el apoyo de Haru que nunca la abandonó. Pasaron dos años y te tuvieron a ti. La otra parte de la historia tú ya la sabes.-

Esperé unos segundos para ver si iba a seguir hablando. Como no lo hizo, yo hablé.

-No puedo creer lo que me cuentas. No puedo creer que sea cierto. Tengo muchas preguntas- Le dije.

-Podré contestarte poco a poco, creo que ya es suficiente con todo lo que te he dicho hoy. ¿No lo crees?- Yo asentí.

-¿Mamá sabe que estás aquí?-

-No lo sabe, pero tuve el valor de venir a pesar de todo. Estoy viviendo con mi abuelo. El padre de mi papá. Chiasa me dejó con él. Por eso la odio, ella me abandonó. Así que no va a tener argumento si me encuentra contigo, va a tener que aceptarlo. Ni siquiera tu padre sabe que yo existo. Nadie sabe de mi existencia. He escuchado que tuvo un accidente, por algún motivo me siento algo mal por ella, pero era la única oportunidad que tenía de verte.-

Ella se levantó.

-Creo que ya es hora de irme. Volveré. Lo prometo Mikaela- me dió un beso en la mejilla. Se retiró de la casa.

¿Cómo mamá había podido hacer eso?

La desconocía.

Pero tal vez no era la historia tal cual me la había contado Akira; una desconocida.
Cuando le dieran de alta y volviera a casa se lo preguntaría, pero cuando se haya recuperado por completo.

Tenía ganas de estar con Khalan de nuevo. ¿Me estaba volviendo adicta a él? Jaja es probable.

Justo al pensar en él me llegó un mensaje suyo.

Khalan: Si estás libre este sábado podríamos salir, tu eliges el sitio y la hora mi princesa😍💗

Ohh, Khalan...has caído en un momento no muy adecuado.
Aún así decidí no contarle nada, al menos hasta que todo se aclarara por completo, elegí seguir como siempre con él.
No quería que siguiera preocupándose por mi. Y me vendría bien salir un rato y despejar mi mente.

Mika: Pues entonces este mismo sábado salimos mi amooor😍. ¿Qué te parece al cine? ¿Es una buena idea?

Me llamó.

-¿Khalan?- Contesté rápidamente.

-Aún no caigo en que me hayas dicho "mi amor"- Y escuché su simpática risa.

-Te lo diré más a menudo, así que anda acostumbrándote. ¿Al final te parece bien ir al cine a eso de las cuatro?-

-Me da igual ir a cualquier lado o a cualquier hora si es contigo, así que quedamos así. Yo paso por tí, ¿Te parece?-

-Me re parece. ¿Y que hay acerca de ti?-

-No mucho, solamente que te extraño y que estoy deseando que llegue el sábado- Yo me ruboricé inmediatamente y solté una sutil risa.

-No te creía tan ansioso e impaciente-

Ambos reímos.

-Lo siento, pero debo cortar, tengo que hacer un par de cosas ahora. Te veo el sábado mi princesita-

-Está perfecto, te veo el sábado. Te quiero-

-Que decepción-

-Te amo-

-Mucho mejor-

Y colgué. Fui a hacer las compras y al volver tranque la puerta y me dirigí a la casa de mi padre. No era tan cerca, pero fui convencida. Ya sabía que iba a hacer, iba a mostrar la conversación con Karla a mi padre.

Ya sabía que el horario de visitas ya había terminado en el hospital así que papá ya debía estar en casa.

Al llegar lo saludé y miré con odio a Karla. Y ella sonreía tratando de hacerse la víctima inocente frente a mi padre.

-Papá, ¿recuerdas cuando hablamos por celular? Te dije que debía mostrarte algo. Vine aquí solo para eso.-

-Hazlo entonces. ¿Qué es?- Me preguntó sentándose en la mesa.

Yo no sabía si mostrarlo frente a Karla o no. Sabía que si lo hacía iba a avergonzarla, pero no sabía si intentaría mentir para su conveniencia.

-Karla, tu también puedes quedarte, al fin y al cabo tu formas parte de esto- Le dije con una sonrisa. Ella ya había empezado a sospechar de que algo malo iba a pasar, noté su seriedad.

Busqué la grabación en mi celular. Mis manos temblaban, no sabía que iba a suceder luego de esto. Pensé que estaba decidida, pero siempre he dudado de mi, y este caso no era una excepción. Lo encontré y lo reproducí.

Papá escuchaba, en shock y Karla estaba en la misma situación.
Papá la miró, la cara de Karla había adquirido el color de piel que tenía Akira. Aunque no quiero hablar de eso ahora.

Cuando la grabación terminó papá fue el que habló.

-¿Qué es esto Karla?- Nadie respondió. Un rato luego Karla se levantó de la silla asustada.

-¡ES TODO UNA TRAMPA! ¡ESA CONVERSACIÓN NUNCA EXISTIÓ! ¡¿POR QUÉ MIENTES PARA CONSEGUIR UN POCO DE ATENCIÓN MIKAELA?!- Gritó mientras me señalaba con el dedo.

-Karla, no voy a permitir que le faltes el respeto a mi hija de esa forma. Ya es suficiente, no hay argumento válido, esto es irrefutable- Le dijo parándose también pero manteniendo el volumen de su voz habitual.

-Karla, tu empezaste hace tiempo con todo esto y me jodiste varias veces, pero ha llegado un punto en que me has cansado. Si yo hubiera querido, en cualquier momento hubiera juntado pruebas; había millones. Pero quizás es ese mi error, siempre dar muchas oportunidades. Acepta que has perdido está vez- Le dije calmada mirando al suelo.

Karla agarró una cuchilla que estaba sobre la mesada y la llevó a su muñeca en la zona de las venas.

-¡SI...ES CIERTO, HE SIDO YO! ¡¿Y QUE PASA CON ESO?!- Ella empezó a llorar, pero no sentí empatía. Papá me dejó atrás de el aunque podía divisarla.

-¡HARU, NO ME DEJES! ¡SI LO HACES, JURO QUE ME SUICIDARÉ, ES TAN FÁCIL COMO MOVER EL CUCHILLO-

Su cara estaba desmarcada, sus ojos llorosos y su cabello alborotado. Yo empecé a sentir la culpa, un escalofrío recorrió mi columna en segundos. Si Karla se mata será mi culpa, ¡Yo habré ocasionado todo esto!

Carta Blanca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora