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Sabía de manera perfecta que podrían llegar al punto de hablar con la adscrita o con la misma directora, pero no me importó. Además, ¿qué argumentos tenían para culparme?

Para mi sorpresa no lo hicieron. O al menos ese día, que no le llamaron de la dirección.

Ya dejé de lado todo eso de planear el mal para el grupito resentido. Lo hacía por diversión, pero terminó por dejar de divertirme. Astrid no daba señales de complicidad conmigo. Ya ni me hablaba.
Perdimos el contacto pero a mí no me afectó en nada.

En cuanto Khalan, se separó de su grupo de amigos en varios recreos para el estar conmigo.
Varios estudiantes empezaron a sospechar de que teníamos una relación y Charlotte cada vez que nos veía juntos o escuchaba rumores de nuestro posible amorío ella moría de la envidia.

Me gusta que Khalan sea así. Tenía a una hermosa chica como Charlotte, que hubiera sido muy fácil estar con ella porque ésta ya estaba enamorada de él. Podría presumirla en frente de todos. Pero decidió ir por mí, una chica más difícil a mi parecer. Pero al final terminó consiguiendo lo que quería.

Pensé que chicos como el casi que no quedaban. Y lo amo...lo amo por eso.

Terminaron las clases por ese día y fui camino a la parada, quise tomar un ómnibus ese día. Preferí ir sola esta vez porque no quería molestar a Khalan para que me acompañase, a parte de eso el lucía algo cansado.

Al llegar a la parada me fijé la hora. Quedaban aún cinco minutos para que pasará el ómnibus.

-Disculpa, ¿Me puedes decir a qué hora pasa el ómnibus?- Me preguntó alguien a mi lado.

-Oh, si. En unos cinco minutos- Le contesté y giré mi cabeza para mirarlo.

Wow...si ese chico no era la perfección en persona entonces no sabría que era algo perfecto.

Su corte era hermoso, uno de esos que están de moda ahora y quedan tan varoniles y bonitos. Combinaba a la perfección con su cabello que andaba en la línea media de rubio y castaño claro.
Sus ojos eran miel y su tez era blanca como la mía. Y ni hablar de su estatura, me llevaba una cabeza aproximadamente.

Me empecé a sentir algo nerviosa.

-Muchas Gracias. Igual ya lo sabía, solo quería sacar un tema contigo, eres muy bonita-

Yo ahí, en ese momento, no sabía si tirarme delante de uno de los autos que pasaba a toda velocidad, si sacar un cúter y cortar mis venas o hacerme invisible.

Me reí un poco y mi cara era como un tomate con ojos. Como pude le agradecí.

-¿Por qué estás nerviosa?- Me preguntó sonriendo.

Por dentro estaba gritando que el ómnibus pasara de una maldita vez.

-No estoy nerviosa. No encuentro el motivo de por qué estarlo- Le contesté.

-Ahh...ya veo-

Nos quedamos en silencio.

-¿Y cómo es tu nombre?-

¡Mierda, justo ahora debías romper el tan hermoso silencio!

-Me llamo Mikaela-

-Me gusta tu nombre. Mi novia también se llama así, que coincidencia- Dijo algo sorprendido.

Eso fue como una puñalada en el estómago. O como una patada en los huevos para los hombres.

-Ohh ¿tienes novia?- Le pregunté.

-No. Te he mentido-

Yo reí, pero forzadamente porque me sentía incómoda.
No supe su nombre. Tampoco me atreví a preguntarle.

Un rato después vino el ómnibus. Estaba casi vacío. Me senté en un asiento muy al fondo y él se sentó en el medio del ómnibus.

Para mi sorpresa el se bajaba en la misma parada que yo. Pero no quería volver a pasar vergüenza y me bajé en la próxima, ¿Qué me iba a hacer caminar un poco de más?

Pasaron los días. Me seguí yendo en el ómnibus y el chico siempre estaba en la parada. Era difícil no poder apreciar su belleza.

Llegó el día que tanto había esperado. Iba a salir con Khalan.

Fue un día donde las decisiones fueron tan simples pero tan complicadas a la vez.

¿Maquillaje natural o lo contrario?

¿Prendas llamativas y brillantes o casuales?

¿Tacones o tennis?

Ohh que desesperación...

Al final opté por unos tacones brillantes y cerrados de color plateados.
Un vestido al cuerpo por las rodillas blanco con flores rosas hacia resaltar mi figura y curvas. ¡Amaba como me quedaba!
Mis labios iban naturales, tan solo un gloss transparente y mis ojos con un sutil delineado.

Ya estaba lista. ¡Y justo a tiempo! Porque ya iba a ser la hora y sabía que Khalan era un chico muy puntual.
Pasó por mí en auto y me despedí de mamá.
Pasamos por una heladería antes de ir al cine. Para mi sorpresa ambos elegimos de menta. Estaba super rico y refrescante.
Parecía una película...nuestra película.
Nunca nada había salido tan perfecto.

El terminó el helado antes que yo pero de todas formas me esperó. En cuanto esta distraído con otra cosa tiré el helado a la basura. Y si, me siento culpable, pero ya estaba llena y si demorabamos más no íbamos a llegar a tiempo. Y obviamente no iba a arriesgarme a tomar el helado en el auto, que vergüenza pasaría si manchase el tapizado. Ni siquiera pensar en eso.

Nos dirigimos al cine y miramos una película romántica esta vez.
Nos sentamos en la parte del medio. Casi estaba vacío, lo que me agradó un montón.

Habíamos comprado pop y refrescos.
Sinceramente no estaba dándole mucha importancia a la película, me lo pasaba mirando a el.

Era hermoso.

Lo tomé de la mano. Tenía que dar la iniciativa alguna vez en mi vida.

Y nos quedamos así hasta que la película terminó.

Él me llevó a casa. Afuera estaba mamá que me guiñó el ojo en cuanto nos vio llegar.

-¿No quieres quedarte a cenar o algo Khalan?- Le preguntó mamá.

Él me miró. Y luego volvió a mirar a mamá.

-Emm disculpe, es que tengo que ya volver a casa. Le agradezco, otro día pues encantado- Dijo tocándose el cabello...si... definitivamente hacía eso cuando estaba nervioso.

Luego cené y me dormir temprano para comenzar otro nuevo día.

Pfff...otro duro día...

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