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Me detuve, y el también lo hizo. Me quedé sorprendida por un rato. Lancé una sutil risa y le respondo:

-Me parece bien- El me mira aún más con sus hermosos ojazos. Espera...¿Por qué estoy rematando la historia de esta forma? No quiero hacerlo, me siento estúpida.

-Perfecto. Poco a poco vas cumpliendo mis sueños- Me dijo. Yo no supe muy bien como tomarme esa frase, sonó un poco egoísta o al menos así lo sentí yo. Nos sentamos juntos bajo un árbol, estábamos en la plaza que queda camino al liceo y también cerca de casa.

-Que bajos son tus sueños, no lo esperaba así de tí- Le dije centrándome en unos niños que estaban jugando cerca nuestro. Daban una sensación de diversión y juventud a la plaza casi vacía.

-Ayy Mikaela por favor, ¿Cómo puedes decir que mis sueños son bajos? Parece que bajar mi autoestima es tu meta. Quizá pienses que mis sueños no tienen mucho futuro, pero hay un montón y todos se relacionan contigo. Pero no tengo prisa alguna, se que el corazón al final siempre consigue lo que quiere.

-Aún tengo tiempo para escuchar tus sueños, empieza a contar si así gustas- Le dije acomodándome en el corto pasto. Estábamos cara a cara. El llevó un mechoncito de mi pelo por detrás de mi oreja mientras me acariciaba. Me sentía un poco incómoda, pero tan cómoda a la vez. Era una sensación difícil de explicar. Estaba nerviosa, parecía que el corazón se detenía de tanto en tanto.

-Tengo uno que es muy importante, pero creo que no va a servir de nada que lo escuches sino vivirlo- Y de un segundo a otro me besó...si, lo hizo.

Yo me sentía como una hoja, temblando de los nervios que me provocaba sentir sus labios rozar en los míos. Todo se hizo eterno, y estaba deseando que acabase, no quería enamorarme. Nos sobresaltamos cuando uno de los niños pequeños que estaban cerca nos señaló con el dedo mientras le decía a sus padres:
"¡Mira mami! ¡Se besaron! ¡Se besaron!"
Mientras yo solo quería que la tierra me tragase de una puta vez.
Notó mi nerviosismo y se levantó, me tomó de la mano y también lo hice. No sé por qué no lo frené antes, quizá me gustó hacerlo...¡No lo sé! ¡Estoy un poco confundida!

-Un sueño menos por cumplir- Me dijo sin mirarme y comenzó a caminar nuevamente, yo le seguía el ritmo.

-Por favor no toques ese tema Khalan- Tampoco lo miré.

-Como gustes- Me dijo. Yo lo miré, tenía una leve sonrisa en su rostro. Era muy bonito, realmente lo era.

Seguimos el resto del camino sin tocar tema alguno. Pero...espera...¿Hacia donde íbamos? Si me seguía iba a llegar a casa conmigo.

-¿A dónde vamos?- Pregunté por fin. Estábamos pasando por una calle llena de árboles con bonitas flores en las veredas. Algunas estaban caídas y adornaban el opaco cemento.

-No lo sé. Dime tú Mikaela, ¿A dónde vamos?- Me hice la pensativa y contesté enseguida.

-Yo estoy yendo a mi casa, si me sigues terminarás viniendo conmigo. ¿Es eso lo que quieres?-

-Puede ser. ¿Está muy trillada la excusa para tus padres de que hay tarea para hacer juntos una actividad?- Yo me reí y le golpeé el hombro amistosamente.

-Esta muy trillada sí, pero puede funcionar-

Carta Blanca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora