My Inspiration [A-17×Black] |TERMINADO|

10

''Película''

Los chocolates quedaron a medias, eran deliciosos, no lo negaban pero sentían que pronto se asquearían de los mismos. Diecisiete aún reposaba en el regazo del azabache conectando sus miradas desde abajo a arriba. En cuanto a Black, creaba círculos imaginarios con los dedos en las sábanas donde se hallaba sentado, claro, mirando al oji celeste sin expresión.

La batalla de miradas se vio interrumpida cuando el móvil de Lapis resonaba en la habitación con un vergonzoso ringtone. Sólo metió la mano en su bolsillo derecho extrayendo el celular que vibraba en sus manos, desliza el botón correcto para contestar la llamada encontrándose con la fotografía de perfil de su hermana menor, con la que la había archivado en su agenda.

— Te escucho Lazuli.

Unos sonidos de fondo le extrañaron junto a Black, el celular estaba en altavoz.

— Mañana llego a casa —en su voz se detonaba la molestia, esa manera de ser cortante le molestaba de igual forma pero él no era el factor, sus sospechas señalan que ese tal Krilin era el responsable que su hermana ya no quisiera pasar el rato con su novio.

— Hasta mañana —apaga el móvil y avienta en la cama, rebotando unas cuantas veces.

Se levantó de la comodidad de las piernas del azabache, casi al instante estirándose. Black estiró sus piernas ya entumecidas por el peso recargado en ellas. Observa como el oji azul abandona la habitación, aunque quisiera quedarse ese cuarto no le correspondía, por lo que caminó la misma ruta del contrario hasta llegar al mueble de dos personas.

Pareciera que el espacio se comprime, no tuvo más opción que abrazar sus rodillas y dejar que su cabeza reposara en el hombro del contrario, quien, tomaba el control y encendía el televisor colocándolo en algún canal de interés o posiblemente toparse con una buena película aprovechando que caía la noche.

La ventisca se colaba por la ventana, en parte no querían levantar a cerrarla y lo máximo que hicieron los dos fue desvestir uno de los sillones y tomar su sábana en contra el frío, cosa que funcionó al instante, terminaron de acomodarse muy cerca el uno del otro a tiempo cuando una película con aires de terror les convencía para verla hasta el final.

Black escucha como el mayor bosteza.

— No me dejes solo en esto, miedoso —se queja justo cuando la película empezaba con sus cortos de la piratería que, aunque no era de terror, causaba unos escalofríos con esa voz de final.

Diecisiete terminó de bostezar y  pasó el brazo por encima de los hombros del azabache, acomodandolo mejor a su pecho.

— Claro que no, miedoso.