Capítulo 17 "Problemas en el paraíso"

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C A P Í T U L O 1 7
"Problemas en el paraíso"

Las personas mostraban su verdadero ser en los momentos cruciales, momentos donde debían determinar cómo actuar. Estaba claro que Ryder había decidido mal. Pero, para mi sorpresa, Zeth me demostró que podría confiar en él. Aunque, todos sabíamos que yo no confiaba muy fácilmente. Así que, por el momento, Zeth podría considerarse un conocido. Eso sí, no sabía si quería que siguiera siendo solo eso.

Por otro lado, estaba confirmado, había eliminado a uno de La Élite de mi lista. Trina se había ido y ya era oficial para toda la escuela. Todos nos miraban ansiosos de saber qué pasaría con La Élite y cómo reaccionaríamos a perder a uno de nuestros miembros. Pero, lo único de lo que yo estaba segura era de que ya deberían comenzar a acostumbrarse a ello, porque cada uno caería por mis propias manos.

Pero, por el momento debía concentrarme en las personas al rededor mío. En especial cuando estaba rodeada de toda La Élite en hora de almuerzo.

—Es horrible ver el asiento de Trina vacío— suspiró Ginger, mirando con tristeza al asiento a su lado—. Diablos, nunca creí que algo como esto sucedería.

—Es cierto— admitió Daniel—, los únicos que sabíamos del secreto de Trina éramos nosotros.

—Bueno, nunca pudo llegar a decírtelo, E— dijo Ginger, llamando mi atención—. Pero tienes que saber que ella te apreciaba mucho y me dijo que te lo iba a decir en unos días, aunque, creo que eso ya no es posible.

—Está bien— dije con una sonrisa—, sé que no confían en mí lo suficiente para tal nivel de secretos y no los culpo, yo tampoco lo haría.

—Es bastante dificil saber en quién confiar en estos días— concordó Christopher—. En especial cuando sabemos que alguien está indagando en nuestras vidas.

—Oh, créeme, C. Eso lo averiguaremos— añadió Briana, cruzando ambos codos sobre la mesa y luego miró en mi dirección—. Y acabaremos con esa persona. Por Trina.

Tenía más que en claro que Briana aún no terminaba de aceptarme y sabía que debía cuidarme mucho de ella.

—Has estado muy callado hoy, R— dijo Ginger, cambiando de tema y llamando la atención del idiota sentado a mi lado—. No me digas que trajiste alcohol de nuevo y estás ebrio. Dos días seguidos ya es mucho.

—Claro que no lo estoy— negó Ryder, aunque ninguno en la mesa pareció satisfecho con su respuesta—. Solo que no he podido dormir bien en estos días.

Me pregunto por qué será, pensé.

—Tal vez todos necesitamos una fiesta para levantarnos el ánimo, ¿no creen?— preguntó Daniel.

—¿No es irrespetuoso para Trina?— pregunté de vuelta—. Digo, acaban de destruir su vida y sus padres se la llevaron.

—De hecho— dijo Ginger—, creo que lo que Trina hubiese querido es que la recordemos a lo grande. Como organizando una fiesta en su nombre.

—¿Podríamos dejar de hablar de ella como si estuviera muerta?— saltó Ryder, rodando los ojos—. Hagan lo que quieran, me voy de aquí.

Ryder se levantó de la mesa, dejando su bandeja casi intacta, y se fue hacia el pasillo. Todos en la cafetería miró cómo uno de los chicos más importantes dejaba atrás a su grupo, totalmente molesto.

—E, creo que deberías tratar de hablar con él— dijo Ginger, mirándome con preocupación—. Creo que te escuchará, o eso espero, porque no funcionó con nosotros.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora