Capítulo 23 "Adiós, Daniel"

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Otro capítulo largo, espero que lo disfruten bbs ;) ¡Hay una sorpresa al final!

C A P Í T U L O   2 3
"Adiós, Daniel"

En las películas, series y demás lo hacían ver distinto, la verdad. Muy diferente a lo que se sentía. Hacían que el dolor de un corazón roto pareciera como una razón para morirse, llorar hasta deshidratarse y tirarse en cama a escuchar música deprimente. Pero, ahora que estaba sintiendo aquél dolor, entendí que estaba muy sobreestimado por el mundo.

Para empezar, no era para tanto, si es que lo comparabas con el sentimiento de vacío y dolor que significaba perder a tus padres. De que dolía como el demonio, sí lo hacía. De que no podía concentrarme en otra cosa que no fuese la imagen del chico que me gustaba con la lengua dentro de otra chica, sí era cierto. Pero, era algo con lo que podría vivir.

—¿Segura de que estarás bien?— volvió a preguntar Eva al otro lado de la línea—. Porque puedo estar allí en un instante. Podemos ir al centro comercial o por un helado. O ambas cosas.

Sonreí como pude al escuchar la oferta de mi mejor amiga mientras miraba mis uñas, que acababa de terminar de pintar.

Vaya que me había caído mal lo de Ryder como para que me estuviese haciendo las uñas, pensé.

—En realidad, me encantaría— dije, siendo egoísta sin poder evitarlo—. ¿Segura que Christopher está bien con que te robe un día?

—¡Oh, claro que lo estará!— rió Eva—. Es lo de menos.

¡Oye!— se quejó Christopher a lo lejos y Eva soltó una carcajada.

—No parece muy bien con ello— comenté.

—No, solo está jugando contigo.

—¡Nada que ver!— chilló Christopher, acercándose más al micrófono—. ¡Es mía y no puedes hacer nada al respecto, E!

Reí y le seguí la corriente.

—¡Veamos a quién elije cuando la pobre mujer esté en sus días rojos y necesite unos tampones de emergencia, idiota!

—Hey, golpe bajo— se burló Christopher—. Bueno, creo que te la prestaré por hoy día, solo porque estás triste, E. Por cierto, ¿en serio no me dirán qué fue lo que pasó entre Ryder y tú?

—No— dijimos Eva y yo al unísono.

—Bien bien, entonces tendré que preguntárselo a él mismo— bufó y mi corazón se detuvo.

Ryder no podía saber que los había visto a él y Briana. No podía saber que eso me había afectado tanto.

—No, por favor, C— supliqué, esperando que usando el apodo de La Élite ayudase—. No le digas nada a Ryder, por favor.

—¿Qué? ¿Por qué no?

—Solo espera a que podamos arreglar las cosas— suspiré.

—De acuerdo— dijo y pude respirar de nuevo—. Pero recuerda que si es algo muy grave, me tienes a mí para darle una lección, solo dilo y yo encantado. A veces él puede llegar a ser un verdadero imbécil.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora