C A P Í T U L O 6
"Desconfianza"El miedo no era de ese tipo de emociones que solía experimentar muy a menudo. De hecho, había llegado a pensar que, de tantas cosas peligrosas que había hecho en estos últimos dos años, había llegado a ser inmune a tener miedo. Sabía que podía sonar extraño, pero las cosas que hacía eran demasiado riesgosas y todo lo demás no se comparaba con esas cosas.
Había hecho cosas desde hablar y negociar con los peores matones de Nueva Jersey hasta hackear computadoras de empresarios importantes y la policía, sin mencionar meterme a las casas de los de La Élite e insertar a cada uno un gps en algún objeto preciado para que lo lleven consigo siempre. Desactivar un sistema de alarmas no era ningún problema, tampoco lo era hablar con personas peligrosas.
Pero, la mirada que Ryder me había dado al decir las últimas palabras superó todas mis barreras. Se veía tan frío y sin emoción. Parecía que en su vida solo importaban La Élite y sus padres. Y quien sea que quisiera lastimarlos saldría perdiendo.
Aunque él no sabía que era exactamente eso lo que yo venía a hacer. Y también yo podía ser peligrosa.
—Tus amigos nos deben estar esperando— dije, abriendo la puerta a la vez que cambiaba de tema—. Deberíamos entrar de una vez.
Cerré con fuerza la puerta del coche y Ryder hizo lo mismo, solo que omitiendo el daño a su deportivo rojo. Además, me observaba con aborrecía.
—Ellos no nos esperan— dijo acercándose a mí y caminamos hasta la entrada de la discoteca—. Al menos me esperan a mí, no a ti.
Tocó con sus nudillos la puerta de metal que tenía dibujos. La música se podía escuchar desde aquí. Un hombre abrió una ventanilla corrediza y nos observó a través de ella. Bueno, solo me observaba a mí.
—¿Quién eres tú?— escupió el hombre. Conocía a los de su tipo, ya había tenido que hacer muchos tratos con tipos como él.
Me quedé callada. Más que nada para fingir que temía del hombre. Y pareció funcionar, ya que Ryder habló luego.
—Gregg— dijo Ryder con voz gruesa y el hombre finalmente le dio su atención—. Está conmigo.
Luego, Ryder, uno de los miembros de La Élite y alguien a quien había odiado durante los dos últimos años de mi vida, llevó su mano a mi cintura y me acercó a él. Intenté ocultar mi sorpresa pero parecía fallar miserablemente, así que solo agaché mi cabeza para evitar mi vergüenza.
El hombre abrió la puerta y Ryder me guió adentro, aún sin quitar su mano de mi cintura. No podía mirarlo. No cuando nuestros cuerpos estaban pegados y caminábamos como si fuésemos una pareja ideal. Cuando pasamos el área de la puerta y llegamos a un lugar abierto donde parecía ser la pista de baile y habían muchas personas, me separé de él, quitando su mano en el proceso.
—No vuelvas a hacer eso nunca— espeté dirigiéndole una mirada de odio. No podía siquiera soportar el hecho de que sus manos estuvieron encima mío.
Con Payton era distinto. Era una actuación y no me importaba lo que Ryder hiciera, porque yo sabía que yo no era esa persona. Pero siendo yo misma, sin mi peluca y demás, no podía soportar el hecho de que él me hubiese puesto las manos encima.
—No te sientas halagada— se encogió de hombros observando a la multitud de adolescentes borrachos—. Después de todo, nadie se creería lo nuestro si estamos con nuestros ceños fruncidos y a tres metros de distancia. Además, ¿qué hay de divertido en eso?
—¿Divertido?— pregunté y me puse frente a él, cruzando mis brazos—. ¿Te piensas que-
—R, llegas tarde— rió Ginger cortándome y pasándole un brazo de por el cuello. Ella parecía ingenua a mi presencia, aunque no estaba ni un poco borracha. Pero no pasó mucho tiempo para que su atención se fijara en mí.
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Peligrosa Obsesión
Teen FictionElizabeth Jenkings era una chica normal bajo los ojos de los demás, otra rubia más de la lista. Había tenido bastante suerte al ser adoptada por una millonaria que le dio la vida que cualquiera hubiera querido. Pero, Elizabeth tenía un gran secreto...