POV Rob.
Bueno, supongo que debo contaros mi historia desde el principio.
Mi nombre es Robert Lee y tengo 17 años. Hasta hace poco vivía en Sitka, un pequeño pueblo en el Estado de Alaska, donde la mayoría de las personas se conocían; ahora vivo en Juneau, una ciudad de unos 33.000 habitantes, situada cerca del canal Gastineau. Os estaréis preguntando cómo acabé aquí. La razón es simple, por lo menos para mi madre. Ella trabajaba como profesora en una universidad cercana al pueblo, hasta que un día el decano decidió hacer recortes en el profesorado. Mi madre perdió el trabajo que conservaba desde hace años y no se lo pensó dos veces cuando recibió una oferta de un viejo amigo de mi abuelo que dirigía una de las universidades más importantes del Estado. El único problema es que teníamos que dejarlo todo atrás y empezar de nuevo en un lugar desconocido.
Nueva casa, nuevo instituto y completamente solo.
Aquí empieza mi nueva vida.
Llegamos hace unos días, nos instalamos en una casa de alquiler de una sola planta, con desván y garaje. No necesitábamos más. El barrio parecía bueno, la mayoría de los hogares eran iguales, la gente era amable y cariñosa; varios vecinos nos dieron la bienvenida nada más llegar, y eso que el frío te hacía tiritar. Todo era demasiado perfecto, como en las películas de navidad. Pero eso podría empezar a cambiar.
Hoy comenzaba mi penúltimo año en un nuevo instituto.
Me encontraba profundamente dormido en mi cama, cuando de repente sonó el despertador y lo apagué de un manotazo. Me di la vuelta y pensé: "Podría no ir, total, nadie me conoce aún y no se darían cuenta". Estaba quedándome dormido otra vez cuando mi madre me llamó desde la cocina insistiendo en que llegaría tarde mi primer día. No tuve más remedio que levantarme y salir a desayunar. Cuando acabé, volví a mi habitación, me vestí y fui al baño. Mientras me miraba en el espejo pensé en la cara de muerto que tenía, lo cual no me extrañaba ya que casi no había dormido esa noche. Intenté peinar mi castaño y rebelde pelo, cosa que no conseguí. Cogí la mochila y salí cerrando la puerta y sonriéndole a mi madre que me esperaba en el coche con impaciencia. Tardamos unos 25 minutos en llegar.
—Bueno, ya hemos llegado, este es tu nuevo instituto — me dijo girándose en el asiento para mirarme —. No te metas en líos, ¿vale? Y mucha suerte —dijo acariciando mi pelo —.
— Que si mamá, seré un niño bueno —dije riendo, y llevándome un golpe en la pierna de su parte —. Suerte a ti también en tu primer día — dije despidiéndome de ella con un beso y bajando del coche.
Cuando me dirigía hacia la entrada vi que había mucha gente, la mayoría se giraba a mirarme antes de entrar, no es que eso me preocupase, pero desde pequeño había ido con las mismas personas a clase, y esto era nuevo para mí, por lo que no sabía lo que me esperaba ahí dentro. Fui hacia la secretaría donde debía conseguir mi horario y mi número de taquilla. Después de tenerlo todo, salí al pasillo, llegué a mi taquilla e introduje la contraseña. Tras varios intentos me desesperé y comencé a golpearla cual gorila histérico.
POV María.
Me dirigía a la clase de biología cuando vi que un chico que no conocía estaba golpeando una taquilla como un loco. Me acerqué y le dije:
— Oye, perdona, ¿necesitas ayuda? — Se giró y me miró, su cara reflejaba vergüenza y alivio.
—Si, por favor, esta estúpida taquilla no se abre —me dijo con una leve sonrisa a la vez que me cedía el papel. Lo cogí y mientras introducía la contraseña le expliqué:
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Atrévete a intentarlo. #ClydeA17 #AP2017
Teen FictionRob, el chico con miedo al abandono. Sam, el chico duro con miedo al compromiso. Helena, la chica que no confía en los hombres. Nathan, el chico que convive con la culpa en lugar de un corazón. María, la chica a la que nunca le han roto el coraz...