POV Nathan.
Cuando Helena se fue, los demás salieron y fuimos a mi casa. Todos se fueron al salón a beber y yo decidí hacer palomitas mientras esperábamos a Helena. Allí estaba yo, en un taburete en la cocina mirando fijamente las palomitas girar mientras pensaba en lo que había pasado momentos antes. Me salió una sonrisa tonta.
— Eh, ¿no vienes? — me preguntó Gav sobresaltándome.
— ¿Qué? Em...sí, estoy esperando a que terminen las palomitas — dije mirándolo.
— ¿Sólo eso? — preguntó sentándose a mi lado, mientras se reía — ¿Qué va a pasar entre Helena y tú ahora?
— No lo sé. — Me miró y subió las cejas para que siguiese —. Llevaba tanto tiempo esperando esto, que no pensé en que iba a hacer después. A lo mejor a ella no le ha gustado tanto o si le ha gustado, pero no quiere volver a hacerlo.
— ¿Y por qué no le preguntas? Realmente lo haces mucho más difícil de lo que es. — El microondas pitó y Gav se levantó para irse al salón. Entonces la puerta del jardín se abrió y por ella entraron Rob y Helena.
— Ya estamos aquí — dijo ella sonriendo. Rob saludó con un movimiento de cabeza y se fue al salón —. ¿Te ayudo?
— No, gracias. — Eché las palomitas en un bol grande y volví a girarme hacia ella—. Oye, ¿podemos hablar?
— Claro — dijo sentándose en una de las sillas de la isla de la cocina.
Iba a hablar cuando Matt me interrumpió.
— ¿Os falta mucho? — gritó desde el salón.
— Vamos a mi habitación, aquí hay demasiada gente — dije.
Les di las palomitas a los demás y subimos las escaleras. Una vez en mi habitación, Helena se sentó en mi cama y yo no tenía ni idea de qué iba a decirle. Su mirada estaba clavada en el suelo mientras sus manos inquietas estiraban las mangas de su camiseta. Me senté a su lado y se las agarré, haciendo que parara y levantara su mirada hacia mí.
— No hagas eso, después te quejas de que todas tus camisetas se ven feas — le sonreí y comencé a acariciar sus manos para tranquilizarla —. Tenemos que hablar del beso de antes.
— Lo sé, yo no... Nathan, no sé cómo explicarlo... — dijo dirigiendo su mirada a cualquier parte que no fuera yo.
— Estás pensando demasiado. Nosotros no hacemos eso, decimos lo primero que se nos pasa por la cabeza, y no nos preocupa hacerlo porque no nos juzgamos y nos entendemos. Somos impulsivos.
— Los impulsos a veces son malos, Nate. — Clavó su mirada en mí.
— Y peligrosos — dije acercándome poco a poco a su boca intentando reconfortarla y recuperar nuestro vínculo.
— No, espera... — Me detuvo poniendo sus manos en mi pecho —. Lo que ha pasado antes no debería de haber pasado, lo siento.
— No, no lo sientes. Querías hacerlo y yo también, por eso lo hicimos — le dije intentando que entrara en razón.
Helena empezó a negar. — Esto no nos va a llevar a ninguna parte, Nathan. Yo tengo problemas con los hombres, nunca he tenido una relación sana y tú no has tenido una relación seria con nadie. Tenemos que parar ahora que aún podemos — dijo sin mirarme.
— No lo entiendo. Estamos bien, a veces tenemos problemas, sí, pero estamos bien. Joder, sabes que estoy loco por ti. Y aunque lo que he tenido con otras chicas solo era sexo, se lo que tengo contigo y es lo más serio y sano que he tenido en mi vida.
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Atrévete a intentarlo. #ClydeA17 #AP2017
Roman pour AdolescentsRob, el chico con miedo al abandono. Sam, el chico duro con miedo al compromiso. Helena, la chica que no confía en los hombres. Nathan, el chico que convive con la culpa en lugar de un corazón. María, la chica a la que nunca le han roto el coraz...