Primer mes de verano.
Habían pasado 3 semanas desde que todo cambió.
Ahora vivimos en Juneau, el pueblo donde nació y creció mi madre. Mi abuela Eveline nos ha ayudado mucho, nos encontró una casa muy rápido y consiguió que el banco le aprobara la hipoteca a mi madre para poder pagarla. También me regaló un coche para poder ir a clase sin depender de nadie y me acompañó a mi antiguo instituto para hacer mis exámenes finales.
Mamá y ella están recuperando el tiempo perdido y todas intentamos volver a ser una familia unida y sin mentiras.
Hoy tengo que matricularme en el nuevo instituto, donde estudiaré los dos próximos años. Me encuentro desayunando con mi abuela en la cafetería de su amigo Billy.
— ¿Estás segura de que quieres ir sola? — me preguntó.
— Abuela, solo tengo que entregar unos papeles, creo que sabré arreglármelas sola—le contesté intentando no sonar muy borde.
— Ya sé que puedes hacerlo todo sola y eso es lo que me preocupa. — Y allá vamos.
— Así que me has invitado a desayunar para otro intento de conversación emotiva — dije riendo y bajando mi mirada a mi taza con chocolate.
— Mi niña, llevas aquí varias semanas y solo has salido de la casa para hacer exámenes y para visitarme a mí. Pensé que cuando te recuperaras de los golpes empezarías a planificar un verano a lo grande y que empezaría a verte reír todo el tiempo y no es así. Solo estoy preocupada por ti. Y sé qué no has hablado con tu madre de esto.
— Es que... creo que no sé qué tengo que sentir ahora — admití sabiendo que mi abuela era la persona más comprensiva que conozco y que no dejaría pasar esta conversación más tiempo —. Los últimos 9 años los he pasado estudiando, ocupándome de la casa, cuidando a mamá y soñando con salir de esa vida. Y ahora que lo he hecho, no sé que hacer. — Suspiré.
— Continúa, mi niña. — Me animó la abuela.
— Creo que estoy un poco enfadada con mamá. Ella nunca quiso dejar aquello y ahora parece otra persona. Le encanta su trabajo, habla todo el tiempo contigo y la tía Martha, sonríe y parece tan tranquila, y no me malinterpretes, me alegra muchísimo verla así, siempre he querido que ella sea feliz, pero es como si ella lo hubiera borrado todo de su mente y yo siguiera atrapada en esa casa, con él.
— Cada persona tiene un modo de superar los traumas, no creo que tu madre esté tan bien como parece, pero ella ha elegido esa forma de avanzar y al final del camino estoy segura de que se encontrará mejor. — Acercó su mano a la mía y la acarició —. Respecto a ti, mi niña, eres libre y no vas a volver a estar encerrada en esa vida de mierda. — La miré aguantando mi sonrisa, ella nunca decía malas palabras —. Ya no estáis solas, y con el tiempo te sentirás liberada. Quizás para ti la libertad no sea mudarte a otro sitio y no verlo más. Hay muchas cosas que te pueden hacer libre, quizás un beso, una mirada, una caricia, el sexo — Reímos —, incluso la soledad te puede hacer sentir libre.
ESTÁS LEYENDO
Atrévete a intentarlo. #ClydeA17 #AP2017
Teen FictionRob, el chico con miedo al abandono. Sam, el chico duro con miedo al compromiso. Helena, la chica que no confía en los hombres. Nathan, el chico que convive con la culpa en lugar de un corazón. María, la chica a la que nunca le han roto el coraz...