Agotada por elevar mi energía en segundos la noche anterior, decidí que no iría al valle de la muerte ese día, me dedique a descansar y darme un baño en las cascadas del lago cristalino, les conté a Shina y Katzuhiro lo sucedido en el valle, desde como llegue, como era y la persecución de Krad e Ichigo, Katzuhiro quería ir conmigo la próxima vez, pero decidí que iría sola.
Había decidido regresar al valle de la muerte, pero tenia la duda de si Itacho me mataría o me recibiría con los brazos abiertos. Aún con esa duda me preparé para volver, tenia miedo pero quería volver a verlo.
Así como la vez pasada recorrí el mismo camino y en minutos llegué al Valle de la Muerte, igual de árido que la otra noche. Esta vez tardé mas tiempo en encontrar a Itacho así que me dirigí al castillo, con precaución ocultándome en las sombras.
Había demasiado silencio, más que la ultima vez, de pronto recibí un golpe en el abdomen que me sofocó lanzándome a 10 metros de donde estaba, no vi que me golpeó pero escuche sus pasos, grandes y pesados, en dos o tres paso ya estaba junto a mí, por la oscuridad que cubría no vi quien o mas bien lo que era, pero la criatura me levanto sin esfuerzo y me estrello contra el suelo, tenia que defenderme, así que no dudé más, rodé en el suelo evitando su enorme pie, aparecí mi espada blanca y comencé a atacarlo con ráfagas de luz lanzadas desde la hoja de mi espada, no le hacían mucho daño, pero por lo menos lo distraían de atacarme de nuevo, los destellos de luz y mis ojos vampirescos me dieron la oportunidad de ver a la criatura, un ser que jamas había visto, tan alto como una casa, con la piel tan oscura que parecía una sombra, pero sus golpes tan duros como roca, no sabia lo que era, ni como combatirlo, debía huir, pero a pesar de su tamaño era tan rápido como yo o incluso mas, mis esfuerzos de huir no dieron frutos y cada vez que alzaba el vuelo un manotazo me tiraba de regreso al suelo, hasta tal punto de romper una de mis alas, ya no podía volar y de tantos golpes directos estaba perdiendo la conciencia, aun así mi instinto renovado de supervivencia me mantuvo despierta lo suficiente para no ser aplastada por tal ser, mis gritos de dolor hacían eco en el valle, el suelo temblaba con cada golpe, intentaba cubrirme con cristales que eran destrozados, el olor de mi sangre inundó el valle, estaba tan agotada de esa ultima hora de... no se si llamarla batalla, pues lo único que había hecho los últimos 40 minutos fue esquivar los golpes de tan gigantesca criatura, el sonido de 2 pares de pies se acercaron rápidamente, con mi ultimo esfuerzo me cubrí con una gruesa capa de cristal que fue reducida a millones de cristales rotos, pero el golpe nunca llegó, recuerdo ver a mi hermano dar un gran salto arrancando la cabeza del ser que me atacaba, seguido de unos fuertes brazos levantándome del suelo. Así de simple había terminado Itacho con ese extraño monstruo, el agotamiento se apoderó de mi haciéndome quedar inconsciente.
Krad me había llevado al castillo mientras Itacho se encargaba de la criatura, pero cuando desperté dos días despues, no fue Krad a quien vi primero, si no a Itacho que me veia preocupado.
-¿En que estabas pensando al venir aquí?- Dijo con preocupación - Pudiste haber muerto, hermanita tu...
-Te extrañaba- Dije interrumpiéndolo, escuchar de su boca llamarme hermanita avivó mi felicidad de haber corrido tal riesgo.
-Debes volver a tu Lago, es peligroso que estés aquí, y no solo por las criaturas que habitan, si no por que este lugar es pura oscuridad, entre mas tiempo dures aquí tu luz será consumida poco a poco, ¿crees que me gustaría eso para ti?
-Aun te preocupas por mi...
-Claro que sí, eres mi hermanita, mi protegida, ¿por que no habría de preocuparme por ti?- Dijo acariciando mi mejilla
-Por que te fuiste- susurré sollozando
-Era necesario- susurro en mi oído al abrazarme- Soy peligroso para ti, si yo te hiciera daño jamas me lo perdonaría.
- Me haz salvado una vez más- Y solo hubo silencio, miré mi alrededor, una habitación de piedra gris oscuro, sin ventanas, solo con una puerta de madera negra, había pocos muebles, pero lo que mas ocupaba espacio era la gran cama donde estaba recostada, con postes en las cuatro esquinas, sabanas negras, era bastante cómoda...
-Es mi habitación- Dijo arrebatándome de mis pensamientos -le pedía Krad que te trajera, ya que es la habitación más segura de este lugar, te quedaras hasta que te recuperes, mientras duerme
-pero no ya no tengo sue...- ni siquiera pude terminar la frase y me quedé dormida.
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Memorias de una chica extraña
FantasíaPam nos relata sus memorias, de mundos que creímos que no existían, Itacho, Krad, Katzuhiro y Shina la acompañan en sus múltiples aventuras... pero no todo es tan bello, se dará cuenta que entre mas fuerte se hace mas peligros la acechan... Poco a...