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Cuando los padres de James se retiraron, Comencé a ordenar todo y a lavar los trastos.

Al terminar, nos fuimos acostar, ya que mañana saldríamos a las nueve en busca del hermano pequeño de mi novio.

Me cambié y me metí en la cama a esperar a que él hiciera lo mismo.

-Fue un lindo gesto el de invitar a tu hermanito. -Le digo con una sonrisa sincera.

-Se me ocurrió en el momento. Espero no te moleste.

-¿Molestarme? Al contrario, me encantó que lo hayas invitado.

-Es especial para Sofi y para mí. Ambos lo adoramos.

-Es un buen niño, se nota que siente adoración por ti. -Le digo mientras él se acerca a la cama y se acuesta a mi lado- y por lo que veo se te dan bien los niños, lo digo por como fuiste con mi primito y como tratas a Ramiro.

-Si, puede ser que sí. Ramiro, tiene adoración por ti también. Lo noté desde el primer día que te llevé a casa de mis padres.

Luego de esta conversación, apagamos las luces y nos pusimos a ver una película hasta que nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, nos levantamos temprano, nos vestimos, preparamos una cesta con todo lo que necesitaríamos y partimos a buscar a Ramiro.

Cuando llegamos, él se encontraba esperándonos con una mochila pequeña la cual contenía una muda de ropa extra.

Nos despedimos de mis suegros, y partimos rumbo al lugar donde James tenía planeado llevarnos. Luego de una hora llegamos a una especie de reserva en la cual había varias especies de animales vagando por allí.

Descendimos del auto los tres y entre James y yo acomodamos las cosas. Extendimos una manta, y nos tiramos en el piso, mientras observábamos a Ramiro que se encontraba en los juegos.

-Fue buena idea traerlo. -Dice mi novio sin apartar la vista del niño.

-¿Cómo? -Pregunto sin entender.

-Así podremos practicar para cuando tengamos los nuestros. -Al escuchar eso me quedé muda.

-Pues... -Intento decir- Creo que tienes razón, podríamos aprovechar de esta experiencia.

Ambos reímos de nuestra ocurrencia.

Para la hora del almuerzo, Ramiro volvió cuando lo llamamos y comenzamos a preparar los sándwich y empezamos a comer.
Las personas que paseaban por el parque, nos miraban como si fuésemos una familia, pues el niño se parecía bastante a James.

Cuando atardeció, el pequeño preguntó si podíamos ir por un helado, recogimos las cosas, y fuimos hasta una heladería del centro. Allí pedimos un helado para cada uno, y nos sentamos en una de las mesas.

Mientras comíamos nuestros helados, el teléfono de James comenzó a sonar.

-Hola ma. -Saluda al atender.

-...

-Bien, está aquí al lado mío comiendo un helado.
-...

-Se ha portado muy bien, tranquila.

-...

-Más tarde lo llevaremos.

Luego de cortar seguimos sentados un rato más allí.

Cuando se hicieron las seis de la tarde, fuimos hasta la casa de los padres de James para dejar a Ramiro y volvimos a casa.

A la noche después de cenar, nos pegamos un baño y nos acostamos para poder arrancar temprano al otro día.

Mi mejor decisión®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora