CAPITULO 12 DEJANDO LAS COSAS CLARAS

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HERMIONE

Era el día siguiente y tenía que presentarme en el ministerio, así que me desperté, me di una ducha y me vestí con un traje formal, era un bonito vestido de color negro y de manga larga y escote redondo y zapatos de tacón bajo del mismo color, me puse una de las capas, la que elegí fue una gris oscuro y lisa, el conjunto era sencillo pero elegante.

Antes de que saliera alguien llamó al cuadro que daba paso a mi habitación, cuando anuncio que alguien quería verme le dije que adelante, ya que todavía quedaba un poco más de una hora.

-Buenos días, princesa

-Severus, buenos días a ti también, ¿qué haces aquí? - habíamos hablado después del pequeño incidente de la mansión de los Malfoy, me dijo que no le importaba quien fuera o que le daba igual todo, porque me quería y nada se interpondría entre nosotros.

-Viene a acompañarte al ministerio, no te quiero dejar sola ante ese alcornoque y los cabezas de serrín de sus aurores.

-Severus, a ver calma, ya me cuesta a mi controlarme como para estar pendiente de ti y que no le mandes un imperdonable, a demás esto es asunto de la casa real, y me guste o no tengo que ir yo sola, no quiero levantar sospechas.

-Hermione, nadie sospechará nada.

-Severus, el ministro puede ser un cabeza hueca y todo lo que tu quieras pero saber leer entre líneas, lo de ayer se puede explicar fácilmente, con una mentira pero lo de hoy, no se Severus, ya estás muy expuesto, y no quiero que te acusen a ti también por favor espera a que regrese se solucionará todo.

-Como que se solucionará, que piensas hacer - me pregunto con un deje de preocupación.

-Lo que tenía que haber hecho desde hace mucho tiempo, desde que me puso la zancadilla la primera vez, voy a presionarle para que dimita, claro que no será cosa de un día pero....

-Hermione, piensa en lo que haces, crearas una gran polémica.

-Que hablen de mi me da igual, además no le voy a exigir que dimita, lo primero que haré será tener unas palabras con los cabezas de serrín de sus aurores, les diré que están suspendidos por unos tres meses de empleo y sueldo y que recapaciten sobre la ética de trabajo, que no pueden hacer todo lo que les pide el ministro ya que los juicios contra los Malfoy ya celebraron, y quedaron absueltos de todo y ellos no son nadie para juzgarlos por su cuenta. - ahora me miraba sorprendido por mis palabras, se acerco y me susurro que tuviera cuidado y me beso en la frente.

-Venga Hermione, vete, que llegas tarde, ten cuidado por favor, no sabemos cómo se lo tomará Fudge - era cierto que podría pasar si suspendía a sus aurores.

Después de la pequeña conversación con Severus, me fui al ministerio, llegué al despacho de Cornelius y entré sin avisar, la vedad quería terminar esto cuanto antes.

-Señorita Lefay.

-Hola a todos, bueno tomemos asiento - me senté en una de las sillas y el resto hizo lo mismo - bueno, no creo que sea necesario explicar por lo que estamos aquí o el motivo de la cita ¿verdad? - mire a todos, y asintieron, bueno parece que por lo menos recuerdan el incidente - pues bien, estoy harta de que persigáis a la familia de los Malfoy cuando se celebró un juicio y se comprobó que eran inocentes, así que como esto se repite con más frecuencia, quiero que los aurores que interrumpieron en la mansión de los Malfoy se les suspenda tres meses de empleo y sueldo y en estos tres meses quiero que recapaciten y que vuelvan a estudiar las leyes mágicas por las que se rige esta sociedad ¿queda claro?.

-No puedes hacer esto con mis aurores - me dijo un Cornelius muy enfadado

-Que no puedo, claro que puedo, y de hecho lo estoy haciendo - después de varias palabras fuera de tono, el ministro de magia acepto lo que le estaba imponiendo.

Una vez que se fue me despedí de los presentes con educación y con una fría formalidad, cogí la chimenea numero 15 y mediante polvos flu aparecí en mi habitación de Hogwarts.

Al llegar a la habitación ahí estaba Severus esperándome en uno de los sillones frente a la chimenea, cuando salí me sacudí las cenizas y le dediqué una leve sonrisa.

-¿y bien que ha pasado¿¿Qué ha sucedido?- me dijo mientras me abrazaba por la cintura.

-A ver las preguntas de una en una - me levanto una ceja, y a continuación le explique todos los pormenores de la reunión.

-Vaya, si que le estas presionando a ese cabeza hueca, - me reí de es comentario. - Venga vamos a desayunar, que todavía llegamos - asentí, pero antes de salir por la puerta me dedicó un beso fugaz.

SEVERUS

Sabía que ella estaría preparada antes de la reunión con ese cabeza de serrín y sus lame culos, decidí que la acompañaría no quería dejarla sola enfrentarse a esos alcornoques, aunque estaba convencido de que no me dejaría que fuera con ella al ministerio de magia ya que a ella le gusta hacer las cosas por si misma.

Al llegar a sus habitaciones el cuadro después de preguntar a Hermione me dejo pasar, y tras hablar con ella lo que me temí no iba a ir con ella pero la esperaría ya que quería demostrarle mi apoyo incondicional, ya que yo más que nadie se lo que significa guardar secretos y no poder revelárselos a nadie.

Al irse, me senté en uno de los sillones que tenía frente a la chimenea para esperarla, ya que quería saber como le había ido, llego al cabo de una hora y media no eran mas de las nueve y media y ya lo había solucionado.

Al preguntar como le había ido me explicó lo que hizo y me sorprendí, a pesar de lo joven que es mi Hermione sabía manejar esas situaciones sin duda iba a ser digna sucesora de su abuela Lady Arista.

Siempre se habla de su abuela, nunca se habla de sus padres, todo el mundo mágico sabe que murieron hace unos 15 años pero nadie sabe porqué ni en qué condiciones, se que en algún momento me lo contara no la quiero presionar.

Antes de que nos fuéramos al gran comedor a desayunar le di un beso fugaz, lo que hizo que se pusiera roja y eso me gustaba, esta tarde me gustaría invitarla a tomar el té para seguir hablando y conocernos mejor ya que si queremos que esta relación avance hablar y conocer nuestros gustos es lo mejor que se puede hacer.

Al llegar al gran comedor nos separamos y entramos por puertas diferentes, yo por la de los profesores y ella por la de los alumnos, al ser domingo y no haber clases no era necesario que los alumnos se vistiesen con el uniforme del colegio.

-Severus hijo, buenos días - el viejo loco me está hablando y se que con lo cotilla que es tarde o temprano se dará cuenta de lo que está pasando con Hermione y conmigo.

-Albus - le saludo y él me mira divertido, mierda lo sabe o lo intuye - ¿qué- miras tan divertido?, ¿qué pasa te han regalado una remesa de caramelos de limón por un año? - se ríe

-No hijo, que va, mejor, me gusta verte feliz y enamorado - mierda como narices se entera.

-No sé de que hablas Albus, estoy igual que siempre, ahora come y calla.

-Hijo, si te sirve de algo ella también te quiere, y creo que formais una bonita pareja, por mi no hay ningún problema, solo te pido que no la hagas enfadar, ella digamos que tiene una legua más afilada que la tuya con tus alumnos. - bufé y me centre en mi desayuno, pero no podía evitar dirigir de vez en cuando la vista hacia donde estaba sentada ella y como no leyendo un estúpido libro de leyes.


SOY LA HEREDERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora