My sister's boyfriend.

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El auto se estacionó en la acera, apagándolo mientras con un cigarro casi a terminar en mano, veía fijo la casa colorida frente suyo.

Tenía hermosos decorados dignos de una familia promedio con personas que seguro eran perfectas y bellas.

Bueno, él mismo había comprobado la belleza de uno de ellos.

Y en cambio...

Se miró a sí mismo notando que con la luz del sol, el color negro de su sudadera ya se veía desgastado. Sus pantalones tenían aberturas en las piernas y sus converse tenían al menos unos seis años con él.

Bajó del auto sacando con una mano la champaña barata que apenas y compró camino hacia aquella bella residencia, cerrando en un portazo y botando la colilla de su cigarro, para así empezar a caminar hacia la puerta.

Tocó el timbre mientras se acomodaba la sudadera y se revolvía el pelo. Trabajaba como tatuador en un estudio medianamente reconocido en la ciudad, por lo cual no le había dado tiempo de irse a cambiar, además de que se sentía más cómodo de tal modo.

La puerta se abrió unos segundos después dejando ver a uno de los integrantes de esa pulcra familia quien solo ladeó el rostro indicándole que entre.

- Al parecer, te hace falta un reloj.- Le dice en un murmuro cerrando la puerta. Frank hace una mueca sin darle importancia al comentario.

- Para eso tengo mi celular.

- Que aún así no te sirve, ¿no es así?- Mikey alza una ceja mirándole de manera burlona, entregándole entonces la champaña de manera brusca.

- Un gusto verte a ti también.- Apresuró a decir caminando entonces hasta lo que él conocía bien era la mesa, y cómo no, si había pasado por cada habitación de esa casa desde que tenía memoria; conocía a los Way desde que se mudaron frente suyo hacia como unos veinte años atrás, ya desde entonces conocía a Mikey, el hijo menor de la familia y cómo no...

- ¡Frankie!- También conocía a Gerard.

- Hola.- Saludó sin ánimo. Gerard alzó una ceja borrando a poco su sonrisa.

- ¿Pero que son esas ropas, Frank?, este es un almuerzo oficial.- Le gruñó su madre.- ¿Y por qué tan tarde?- El castaño suspiró mirándose de nuevo.

- No tuve tiempo de ir a casa a cambiarme...- Se excusa.

- Lo tendrías si aún vivieras en casa.- Reclama la mujer. Frank rueda los ojos sentándose frente a su hermana mayor quien niega mientras toma la mano de Gerard, su novio, sentándolo enseguida a su lado.

- Oh, pero si es alguien independiente ahora, Linda.- Ríe la señora Way. El castaño solo toma las uvas que están en el trasto frente suyo viendo como el pelirrojo le mira con preocupación.

- Bueno, ya. Tampoco me veo tan mal.- Comenta restándole importancia.

- ¡No son ropas para un almuerzo oficial!, ¿es que acaso no piensas nunca madurar?, tienes veintiséis años, Frank.- El castaño asentía mirando hacia la entrada del comedor por donde Mikey entraba con un par de copas y la champaña barata que había traído, saludándolo de nuevo con un gesto de cabeza. De fondo su madre seguida hablando.- !Te estoy hablando!- Le gritó ella. Frank le miró sin entender.- Ugh. Eres imposible. Deberías seguir el ejemplo de Feli. Casarse y planear un futuro para así darme nietos.

- Ni siquiera está casada.

- Pero lo estará pronto.

- Claro. Alguien tiene primero que comprometerse con ella.- Dice refiriéndose a su hermana. Todos ríen mientras Linda gruñe negando.

Smut.., FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora