Lothar Bargath

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Sabia que esto pasaria. A pesar de que en la Dracopolis cada individuo sabe que debe alejarme de un simple trago. Rojo se tomo la molestia de ir a dejarme a mi habitacion personalmente. Lo odie por un momento, odie la Dracopolis por un instante, pero finalmente y como todas las noches, lo unico que quedaba era el odio que sentia por mi mismo.
Mire hacia la cama, se veia comoda, al igual que el resto de la habitacion, y Draan ya estaba instalado durmiendo sobre un cojin. Pero sin un trago en mi boca, bajando por mi garganta, la habitacion me parecia tan terrible como una mazmorra.
Volvi a revisar por decima vez la botella de mi cinturon, quizas me equivocaba y se me quedaba un trago, pero nada.

Todo estaba calmado, la Dracopolis duerme. Zeru y Sharar deben estar paseando y riendo como los chicos que son y Juth debe estar durmiendo en su celda. Draan duerme a unos metros de mi, descansando placidamente sobre un cojin. Las luces de la ciudad ya se han apagado y los reflejos de las estrellas en la ciudad la hacen lucir hermosa, pero no siento ganas de apreciar ninguna belleza. Miro hacia el horizonte y veo algunas luces portadas por Dragones patrullando sobre la Dracopolis y a lo lejos, las luces de las torres ubicadas en el muro. La calma y la paz no son gratuitas y los Dragones la resguardan celosamente.
Contemplar la apacible Dracopolis me calma, me apacigua, pero hace que mi mente comience a trabajar, que es justamente lo que deseaba evitar ... Por el Creador, ¡un trago!, solo un trago. Pero no puedo hacer nada, mi botella esta vacia y me seria mas facil intentar atravezar las montañas hacia el Hierro o Xanthia que buscar a alguien que me diera o vendiera un trago en la Dracopolis.

Me propuse permanecer en pie lo mas que podia, para no caer victima de mi propio sueño. Debia evitar dormirme a toda costa, al menos hasta que pudiera beber algo. Senti que habian pasado horas desde que Rojo me trajo a mi habitacion como si fuese un niño, pero en realidad eran solo minutos y estaba intentando evitar lo inevitable. Debia dormirme, debia enfrentar a mis demonios que me atacaban solo en ese momento, debia enfrentarme a mi mismo. No me explicaba como mi propia mente se esforzaba en torturarme, en hacerme revivir una y otra vez aquello que de buena gana borraria de mis recuerdos por completo. Pero eso no era cierto, mis recuerdos eran mi tortura y mi tesoro a la vez. Sin mis recuerdos jamas podria ver a mi abuela, a Munet, a nuestro hijo que esperaba. Ojala pudiera dormir y perderme en los momentos dulces que vivi con ellos, pero cada vez que intentaba pensar algo hermoso de ellos, sus muertes ocupaban toda mi atencion, todas las imagenes que podia recordar. Pero eso era despierto, al dormir no tenia control de esto, al dormir revivia una y otra vez lo peor de mi vida. Y aun peor, revivia todos los momentos hermosos, aquellos que mas atesoro y luego los veo destruirse.... Unos tragos, unos cuantos tragos y podria dormir en paz. Quizas tenia los mismos sueños (o pesadillas) al beber pero por la mañana no recordaba nada, cuando la bebida me llevaba al sueño, al otro dia mi cuerpo y mi cabeza me dolian, pero no sentia el tormento. Cuando dormia sin bebida, mis pesadillas me atrapaban, no me dejaban dormir, pero tampoco me dejaban despertar. Me atrapaban hasta que las vivia completas y me despertaba por la mañana jadeando, llorando, con el corazon destrozado.
Ya no podia evitarlo mas. Me desplome sobre la cama, mire a Draan con la esperanza de que su paz se transmitiera a mi, pero en cuanto mis ojos se cerraron y el sueño me derroto, mi pesadilla comenzo, mi vida revivida en sus peores momentos .... todo otra vez.

Del Angel al DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora