Zeru Miski: La Mision

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Salimos de los ascensores que conducian a la zona de habitaciones del Bastion Principal y caminamos hacia la entrada principal que conducia a la camara de los Dragones. En la entrada estaban el anciano Morgan Vanberg y su esposa Shia Khi. El mago Vanberg tenia una extraña cara de preocupacion, no, era decepcion y Shia Khi lucia molesta de brazos cruzados, pero eso no era nada raro, era el mismo rostro que le habia visto desde que la conoci.

– Los esperan adentro –dijo Shia Khi sin ningun tipo de cortesia y dirigiendose al interior del Bastion.

–  Adelante por favor –agrego el anciano Vanberg, mirando a su mujer y negando con la cabeza–. Nos esperan adentro.

La amabilidad del anciano Vanberg me tranquilizo un poco, o quizas no lo conocia tan bien y el padre de Juth conservaba su cortesia incluso en las situaciones mas funestas. Caminamos por el pasillo que ya habiamos recorrido el mismo dia que llegue a la Dracopolis. Mire nuevamente las pinturas e imágenes y cubrian los pasillos y me dio un poco de tranquilidad y orgullo ver que ahora todas esas imágenes no eran indescifrables para mi, ya entendia quienes eran los que alli aparecian y en su mayoria, tambien sabia que momentos ilustraban. No obstante algunas imágenes ahora me generaban extrañeza. Sharar me habia mencionado a los Angeles, Mixa; el Angel bueno que combatio junto al Rey Duncun. Un angel malvado que murio enfrentando al Rey Duncun y Xanathos, el angel que se hace llamar Shanadu en mi tierra. Pero en una de las imágenes salian cinco angeles descendiendo al mundo.

– ¿Quiénes son los otros Angeles de la pintura? –pregunte en voz baja a Lothar dandole un codazo.

– Zeru, ¿en serio? –respondio Lothar molesto–. ¿Eso te preocupa ahora?.

– No, yo solo … tenia la duda –dije algo avergonzada–. ¿Y que le paso al angel Mixa? –agregue de todas formas, esta vez un poco mas fuerte para que me escuchara Sharar tambien.

– Solo Xanathos sigue con vida, señorita Zeru –respondio Sharar al ver que Lothar solo suspiraba molesto frente a mi pregunta.

Shia Khi se dio vuelta molesta y supe que no era momento de abrir la boca para nada. Sharar parecio mas afectado que nosotros por la mirada de reproche, era natural, Shia Khi era su superior en rango.

Proseguimos hasta que entramos una vez mas a la camara de los Dragones. Y alli estaban los tres, imponentes en cada una de sus plataformas. Shia Khi tomo su puesto junto al Dragon Eternidad y Morgan Vanberg tomo su puesto junto al Dragon Barbado. Sharar se disponia a tomar su lugar junto al Dragon Rojo, pero Eternidad lo interrumpio.

– No esta vez joven Sharar –dijo el Dragon con una voz mas calmada y menos molesta de la que esperaba–. Necesito que estes junto al señor Bargath y a Zeru Miski en la plataforma central.

– Como ordene señor –respondio Sharar, sumiso y seguro, pero lanzando una mirada preocuada al Dragon Rojo, quien lo miro inexpresivo.

– Tranquilo joven Sharar –agrego el Dragon Eternidad con tono gentil–. Solo queremos preguntarles sobre sus respectivos encuentros con el nuevamente profugo Juth Vanberg.

Nos acomodamos los tres –junto a Draan– en la plataforma y nos dispusimos a ser interrogados. Pero nadie preguntaba nada, solo nos miraban como esperando algo de nosotros.

– ¿No van a decir nada? –pregunto Barbado, ansioso.

– Pues preguntenos lo que necesiten –respondio Lothar haciendo una cortes pero pequeña reverencia al Dragon Barbado.

– ¿Quién les dijo que esto era un interrogatorio? –pregunto el Dragon Rojo extrañado.

Ninguno de los tres quiso parecer aliviado con las palabras del Dragon Rojo, pero senti que los tres nos relajamos al escucharlo. Un detalle que paso desapercivido para todos, menos para el anciano Vanberg que nos miro extrañado luego de las palabras del Dragon. Pero esto ultimo solo yo pareci notarlo.

Del Angel al DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora