El hecho de haber nacido el mismo día los tenía marcados de por vida, pero ¿qué pasaría si ese día diecisiete años después terminara siendo el último?
La vida de ocho jóvenes se ve en peligro por un acontecimiento que los ha seguido hasta la fecha...
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Narrado por Barrie.
¿Dónde estaba Max? Lo necesitaba para que fuéramos a la alberca a practicar otra vez. Debía verificar que mis tiempos siguieran en orden. Los nervios comenzaban a llegar, debía hallar la manera de relajarme.
Saqué mi teléfono y vi que tenía un mensaje de Tessa. Esa hermosa chica que me atrapó con tan solo verla un par de segundos. Desde ayer en la noche habíamos comenzado a mandarnos mensajes y vaya que no cualquier tipo de mensajes. Y hoy en la mañana le comenté sobre el concurso de natación y encantada respondió que asistiría.
Seguí caminando hacia mi siguiente clase que compartía con Violet, artes plásticas. No tuve otra opción más, solo quedaba esa clase dado a mi promedio.
Entré al salón y me acerqué a la mesa donde estaba Violet, volví a saludarla dándole otro abrazo por nuestro día.
—Eso es raro viniendo de ti Barrie —responde una vez que la suelto.
—¿Por qué? ¿No puedo darte un segundo abrazo de cumpleaños?
—Eso es lo raro. Tú no haces muestras tan así...
—¡Oh Violet! Solo estoy feliz.
—¿Y eso a qué se debe señor felicidad?
—Conocí a una chica.
—Define esa palabra: chica. Tú y yo corazón sabemos perfectamente que cuando conoces a una chica solo es para una cosa.
—No Violet, esta vez es diferente.
—¿Por qué? ¿Acaso te enamoraste a primera vista?
—Tal vez.
—¡¿Tal vez?! ¡Oh por Dios! Esto debes contármelo —me responde sorprendida girando su banca hacía mí.
—Ayer fui con Max por una cerveza y la chica que trabaja ahí me atrapó. La hubieras visto, es hermosa y le pedí su número.
—Y me imagino que has estado hablando con ella desde ayer.
—Así es. Eres una adivina muy acertada, eh.
—Me alegro mucho por ti Barrie. Ojalá no hagas tus tonterías y de verdad ahora vayas por algo serio.
—Lo mismo espero Violet, porque de verdad me gustó en cuanto la vi.
—¿Y cómo se llama?
—Tessa —hago una pausa—. ¿Lo ves? Hasta su nombre es hermoso y no me había dado cuenta.
—¡Ay Barrie! Creo que sí te perderemos.
—¿De verdad Violet Chandler? ¿Crees eso de mí?
—Sí Barrie Grimm. Todos en algún momento pasamos por eso.
Reí cuando dijo mi nombre dándole énfasis. Violet, la chica de tez muy blanca que existía en mi vida. Era mi gasparina, y siempre me regañaba cuando hacía las cosas mal. Definitivamente cuando nos fuéramos de Stewartville la extrañaría mucho, pero eso no significaba que no le hablaría por teléfono para contarle todo lo que me sucedía.
