La Fecha Marcada (Libro I) |COMPLETA|

Capítulo 1: La Nota

Narrado por Caroline.

El chico que retó a Barrie a contar la verdad lo dijo tal y como se esperaba. La historia previa de Barrie era correcta, quitando lo del bisturí con el que mató Malcolm a esa pobre chica y a su novio. Inicialmente él entró al Hospital ya con un cuchillo en mano. Sí, el tipo estaba completamente loco porque resulta que esta chica anteriormente había tenido un bebé con él. Cosa que nadie sabía, hasta que nos pusimos a investigar sobre el tema. Y bueno, Malcolm creía que este bebé que tendría ahora también era suyo, pero no. Era del novio actual de la chica. En fin, es una historia toda enredada. Somos famosos por haber sobrevivido a esa noche, sí murieron muchas personas ese día. Y es algo de lo que se habla cada año, en Stewartville parecen puros morbosos. Los detesto.

—¡Mamá he llegado! —avisé al entrar.

—Está bien hija, ven a cenar algo.

—Voy.

—¿Cómo te fue en tu noche? —preguntó mi padre.

—Bien, pero Barrie nuevamente hizo lo de la historia sobre nosotros —respondo irritada.

—Pero sí ya saben cómo es, no debería de sorprenderte.

—Ya lo sé papá, pero aun así es fastidioso cada año tener que escuchar esa historia.

—Es algo que hizo tradición, faltan dos días para su cumpleaños –interviene mi madre.

—Lo sé, nuestros diecisiete años.

Cené junto a mis padres y me sentía feliz. Habían sido los mejores a lo largo de estos casi diecisiete años de vida. Admiraba mucho a mi madre, de ella heredé mi cabello rubio y en cambio, de mi padre fue la altura. Y supongo que el carácter de irritarse por cosas pequeñas. Me levanté y fui directo a mi habitación para dormir, mañana sería un buen día porque en la noche tendríamos una pequeña pre-fiesta que nos harían nuestros amigos. Me puse mi pijama y me acomodé en mi cama hasta caer dormida.

¡La alarma! Había olvidado ponerla y ahora se me hacía tarde para irme a la escuela. Me levanté rápido, tendí mi cama y acomodé todo bien. Mantuve mi vista admirando mi cuarto como si nunca lo hubiera visto, pero es que realmente era hermoso. Sus paredes de color rosa pastel y había un árbol dibujado; el cual me habían dado de cumpleaños número quince.

Recordé que ya era tarde y me acerqué a mi ropero buscando algo que fuera cómodo. Escogí un vestido rosa, amaba el color rosa. Me metí a bañar tan rápido que en 10 minutos ya estaba lista. Me miré al espejo y solo desenredé mi cabello. En la escuela ya me maquillaría, era tardísimo. Bajé diciéndole a mamá que desayunaba en la escuela, ella solo me dijo que estaba bien y que me fuera con cuidado. Salí lo más rápido que pude a la parada del bus.

Narrado por Bryan.

—¿Qué te sucede Bryan? –me pregunta Max.

—¿A mí? Nada –intento simular que no pasa nada –. ¿Por qué lo dices?

—¿Es en serio? Nos conocemos desde que usábamos pañales y me dices que no tienes nada. ¿Me quieres ver la cara de tonto?

—No, es que estas fechas... y ya sabes lo que oímos hace unos días.

Max evadió el tema porque sabía que igual le estaba dando vueltas al asunto. Hace unos días los ocho nos habíamos enterado que al parecer el tal Malcolm había escapado del psiquiátrico en donde estaba internado. Cosa que al principio no le dimos importancia, pero luego en las noticias pasaron sobre un asesinato de unos jóvenes en un lugar no muy lejos de Stewartville, y que el sospechoso principal era él. Tengo la sensación de que en nuestro cumpleaños no la vamos a pasar nada bien, y trato de quitar esa idea de mi mente.

Reaccioné en el momento en el que Caroline bajó de un taxi corriendo como si no hubiera un mañana. Traía tacones, ¿a quién se le ocurría correr con tacones? Se fue acercando hacia nosotros poco a poco y yo me quedé pensando que al dar un paso en falso caería.

—¡Hola chicos! —nos saluda dándonos un beso en la mejilla—. Es demasiado tarde y creo que lloraré.

—Eres la más dramática Caroline —respondió Max.

—Y es jueves, por lo que...

—Lo sé. Mr. Anderson me matará —me interrumpe Caroline.

Caroline salió disparada lo más rápido que pudo, mientras que Max y yo reíamos por cómo es que corría con tacones y su cara de nerviosismo. Siempre había sido así desde hace años, se le olvidaba a veces poner su alarma y aquí tenía las consecuencias de ello.  

Narrado por Caroline.

Malditos tacones, no debía ponérmelos. Pero sí Caroline, tú todo lo puedes y eres la mejor. ¡Menos en correr con tacones! Corrí entre los pasillos mientras que iba atrapando las miradas de todos, era el ridículo más grande que había hecho desde hace años. Llegué rápido a mi casillero, tomé mi libro para la clase y a paso veloz me fui dirigiendo a mi salón.

Al llegar noté que ya estaba cerrado y maldecí dentro de mi mente. Toqué y al entrar Mr. Anderson se me quedó viendo detenidamente. Dijo que podía entrar, pero que mi asistencia perfecta se había ido a la basura. Obviamente no lo dijo de esa manera, pero sí que había perdido ese punto extra por no faltar a lo largo del año. Pasé y me senté rápido en mi lugar para no interrumpir más la clase. Mi amiga Amber me lo había apartado, siempre tan linda. La saludé de rápido y abrí el libro en la página que estaba apuntada en el pizarrón. Al llegar a esa página me di cuenta de que una nota estaba ahí. ¿Una nota? La abrí y...

"Volveré por ustedes..."