El hecho de haber nacido el mismo día los tenía marcados de por vida, pero ¿qué pasaría si ese día diecisiete años después terminara siendo el último?
La vida de ocho jóvenes se ve en peligro por un acontecimiento que los ha seguido hasta la fecha...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narrado por Barrie.
Nadaba lo más rápido que podía, no debía dejarme vencer por ninguno de mis contrincantes.
Ya era la última vuelta y el primer lugar lo sentía cada vez más cerca, lo sentía en cada movimiento que daba.
¡Vamos Barrie!
Escuchaba esas porras desde las gradas, palabras que venían de mis amigos y de algunas otras personas, palabras que me inspiraban más dándome fuerzas para lograr el objetivo.
Poco a poco iba acercándome a la meta, no podía perder de vista ese final. Di un último impulso y llegué. Sonó el silbato que dio por finalizada la carrera. Salí de la alberca y en seguida tomaron mi mano para alzarla mientras gritaban que era el ganador.
Caroline y los demás comenzaron a gritar. No miraba a Max entre ellos, pero a pesar de su ausencia esto iba por él. Mi principal apoyo, mi hermano.
Me quedé viendo fijamente a mi círculo de amigos y ahí estaba ella, Tessa. No pude evitar el que se asomara una enorme sonrisa en mi rostro, la observé fijamente como si fuera la única persona de pie gritándome. Fueron acercándose a mí con la intención de felicitarme, di apretones de mano a los demás competidores y finalmente el director me dio la medalla de primer lugar. La preparatoria seguiría manteniendo una alta reputación gracias a mí.
Conforme se fueron acercando vi como Caroline se detuvo un momento para ver su celular. Volteó a verme, le hice una mirada de incógnita para saber si algo pasaba, pero ella movió su cabeza en negación. Hice caso a que no pasaba nada; los abrazos por parte de ellos comenzaron a invadirme. Felicitaciones por todos lados hasta que finalmente llegó el turno de Tessa. El abrazo fue tan cálido que podría jurar que sentí electricidad correr por mi cuerpo, el tiempo se detuvo en ese instante.
Al soltarla todos me observaron haciendo que me sonrojara un poco. Les dije que se adelantaran al auditorio en donde habría una pequeña comida para todos los que habían asistido, y así los que habíamos competido recuperaríamos energías.
Me despedí de ellos un momento. Di vuelta hacia los vestidores para darme una ducha y así relajarme después del esfuerzo dado. No era el único en las duchas, también se encontraban algunos de los competidores.
Poco a poco se fueron yendo hasta que me quedé solo, disfrutando el cómo caía el agua sobre mi cuerpo. Terminé y salí enrollándome una toalla en la cintura para acercarme a mi locker. Comencé a vestirme y entonces escuché un ruido en uno de los pasillos. Me asomé para ver si se encontraba alguien, pero no había ni una sola persona. Regresé a mi lugar y terminé de vestirme.
Cerré el locker, di media vuelta y sentí como algo punzante atravesó mi estómago. Una persona con capucha había sido la responsable de enterrar un cuchillo.
La herida había sido profunda, sentía el dolor intensamente. Traté de caminar hacia la entrada, pero fue inútil. Se acercó a mí y me observó fijamente. Apretaba mi estómago para que la sangre no saliera, pero fue en vano.
