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Su viaje estaba a punto de comenzar. Miró por última vez a Madrid, su Madrid, iba a echar mucho de menos su ciudad natal.

La familia se dirigió a Gijón, donde cogerían un barco para viajar por el Océano Atlántico. No se alejarían mucho, irían por las Islas Británicas, es decir, Irlanda e Inglaterra.

Estaba muy emocionada, desde pequeña siempre había querido viajar por el mar, ver las gaviotas, los peces... Pero vivía en una ciudad donde el mar estaba muy lejos.

En un mes, atravesaron, en un carruaje, toda Castilla hasta llegar a Gijón, ciudad marítima en el norte de Castilla.

Admiraba la ciudad, para ella era preciosa y sobre todo el mar, tan azul y brillante al fondo de la ciudad que le daba un toque especial y azulado.

-Noviembre, venga, tenemos que zarpar- le llamó su madre.

-Ya voy, madre.

Para esa ocasión, llevaba uno de sus mejores vestidos, era blanco, con la parte de arriba ceñida al cuerpo y a partir de las caderas era de vuelo, adoraba los vestidos así, con hilos de oro y plata adornados por todo el cuerpo. Ella pertenecía a la alta burguesía, semejante vestido se lo podían permitir.

Noviembre siempre recibió la mejor educación posible, iba a las escuelas junto a los hijos de nobles y personas de su misma posición, rara vez había gente de la burguesía baja.

Fue llamada así por nacer precisamente durante ese mes, ya que se esperaba que ella naciese mucho más tarde. Todos creían que Noviembre iba a tener alguna enfermedad por haber nacido prematuramente, pero no fue así, nació siendo una niña sana y fuerte.

Su padre ya la había prometido, con Alejandro, hijo de un duque, quien iba a ser el heredero de la gran fortuna de su padre, algo muy tentativo para el padre de Noviembre, quien había sido el que había concertado su unión.

En ese momento, ambos aún no se habían conocido; sin embargo, a Alejandro le habían llegado rumores de la extraordinaria belleza de la chica, era rubia de ojos verdes y de piel un poco blanca pero no tan pálida como la de muchos de Madrid, era de aspecto delicado y radiante como una rosa, irradiaba elegancia, era educada y una buena muchacha siempre dispuesta a ayudar en todo; e incluso le habían enseñado un retrato, gracias al cual el futuro duque se enamoró al instante de ella.

Noviembre quería disfrutar de sus aún días de libertad y su estancia con sus padres, puesto que una vez casada, que ocurriría justamente cuando volviesen de su viaje, les vería muy poco. Tenía una gran relación con su madre, ambas eran muy parecidas en físicos y carácter. María la iba a echar de menos, Noviembre era su única hija y ahora vería como abandonaría el que fue su hogar durante 16 años.

En cuanto a su padre, Carlos, también la iba a echar de menos, pero en aquella época las cosas eran así y buscó a un buen hombre para que Noviembre no sufriera.

Alejandro era mayor que ella por dos años, pelo castaño, ojos marrones y con un poco de barba alrededor de sus labios rosados. Era fuerte y tenía un buen cuerpo formado, su carácter era bondadoso, orgulloso y un hombre de palabra que jamás levantaría la mano a ninguna mujer ni la tendría como florero en su casa ni le sería infiel con otra chica, un hombre deseado por muchas mujeres.

Pero algo se interponía para ellas en el camino por él, la joven Noviembre, él estaba prendado de la chiquilla y no esperaba el momento de tenerla en el altar diciendo el ''sí quiero".

La familia subió al barco y comenzaron su viaje por el Atlántico, un viaje que cambiaría la vida de todos, especialmente de la joven Noviembre.

Amor o compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora