III

3.7K 339 7
                                    

Noviembre se despertó de golpe, aún aturdida. Los rayos de sol la cegaban, por lo que tuvo que cerrar los ojos hasta acostumbrarse a la luz.

Cuando más o menos pudo levantarse, le costó horrores, observó detenidamente el paisaje. Estaba en una playa inhóspita, la arena estaba fría y su vestido mojado no ayudó en hacerla entrar en calor.

Notó un liquido recorrer por su cara como si de un río se tratase, se llevó la mano para pararlo y cuando la miró, su rostro se horrorizó al ver que estaba empapada de sangre.

¿Qué le había pasado? ¿Había naufragado? Comenzó a hacer memoria, recordó haberse despertado de golpe por los ensordecedores truenos debido a la gran tormenta que había en el agua, se vistió rápidamente y fue a la habitación de sus padres para que la tranquilizaran, o más bien se quedó en el intento. El barco comenzó a inclinarse, de tal manera que ella se cayó al perder el equilibrio debido a la inclinación.

También, recordó intentar agarrarse a algo para ponerse de pie, pero no lo consiguió, todos los muebles no paraban de moverse de un lado a otro y el agua le dificultaba andar y sujetarse a algo. Se preguntó si era por el capitán que el barco se estuviese inclinando hacia la derecha y hacia la izquierda.

No recordó mucho más, algo la golpeó y se acababa de despertar desde entonces.

Noviembre miró la línea azul del mar, que indicó el horizonte, y para su horror, vio una tela enorme flotar sobre el agua, notó que se estaba acercando, tal vez por el movimiento de las olas. Cuando su campo de visibilidad le permitió ver el objeto se quedó sin habla, era la bandera de Castilla.

Al comprender que su barco efectivamente había tenido un accidente, ella se dejó caer en la arena y comenzó a llorar desesperada tapándose la cara. Ya no tenía nada, lo había perdido todo: sus padres, sus libros, su futuro con Alejandro en Castilla...

A su mente se le vino un recuerdo, el capitán les dijo que esa noche bordearían las Highlands, en Escocia. Había naufragado en las costas escocesas, por suerte ella sabía un poco de gaélico escocés, pero solo lo básico; sin embargo, sabía hablar perfectamente inglés, lengua que también se hablaba en Escocia.

De repente, se escuchó las pisadas de un caballo, lo que hizo incrementar el miedo en ella, estaba sola, desamparada y desprotegida, una presa fácil. Cuando las pisadas sonaban más cercanas, Noviembre se levantó corriendo, al menos, pensó ella, intentaría protegerse.

Del caballo descendió un chico de más o menos su edad, con el cabello corto castaño rizado, ojos grises como el color de las nubes en días nublados, su nariz y parte de sus mejillas estaban salpicadas por pecas.

Noviembre observó que tenía un cuerpo bien trabajado, por la instrucción física que recibían los hombres, dedujo, ya que no tenía ninguna prenda por la parte de arriba, por lo que la joven pudo observar su fibrado cuerpo, no era algo muy exagerado ni muy poco.

-¿Quién eres?

-Yo... Naufragio- intentó decir como pudo, le señaló la vela del barcos que flotaba sobre el agua aún- sé hablar poco de escocés.

-Tranquila, hablaremos en inglés, ¿qué te parece?

-Mejor. Mi barco ha naufragado, me he despertado en esta playa y no sé donde estoy. Por favor, ayúdame, debo regresar a Castilla cuanto antes- imploró ella mientras entrelazó ambas manos.

-Estás herida y muy cansada, seguro que no habrás comido en mucho tiempo, te llevaré a mi castillo.

-Espera, ¿cómo que castillo?

-Así es. Soy el Laird de estas tierras, el líder del clan de los Mackay, lugar donde has naufragado.

-Muchísimas gracias, Laird. Soy Noviembre, burguesa de Castilla.

-Yo soy Lean Mackay. Sube a mi caballo, mi castillo no está muy lejos de este lugar.

Amor o compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora