IX

2.6K 206 3
                                    

Al día siguiente, Lean acompañó a Noviembre a un castillo cercano que pertenecía al clan.

-¿Por qué vamos allí exactamente?- preguntó ella tras iniciar el viaje.

-Bueno, ayer me dijiste que querías tener una amiga aquí, ¿no? Pues yo te conseguiré una.

-¿Estás seguro que no me odiará? Casi toda la corte del castillo me odia por el hecho de ser extranjera.

-No, porque tengo una candidata perfecta.

-¿Quién?- preguntó ella curiosa.

-Ya lo verás.

En el camino, Noviembre se apoyó en el hombro de Lean, él rodeó con su brazo el cuerpo de ella. Allí era donde Noviembre se sentía segura, lejos de todo el odio de sus sirvientes, criados y soldados que habitaban en la corte, allí no se sentía cómoda y ella se sentía como una extraña.

Sintió la cabeza del Laird apoyarse en la suya y sin quererlo, sonrió.

Llegaron al castillo, el trayecto duró poco más de una hora. Primero bajó Lean y él le ofreció la mano a Noviembre para ayudarla a bajar.

Ella se maravilló al ver aquel castillo, tal y como lo hizo cuando llegó a Diltrot.

-Que bonito es.

Y pensar que Noviembre se había acostumbrado a ver solamente ciudad y nada de campo, ahora ella estaba acostumbrada a estar entre hondos páramos de bosque y castillos.

Unas criadas les acompañaron hacia dentro del castillo, a cada paso, Noviembre se ponía cada vez más nerviosa, ¿a quién tenía en mente Lean? ¿La aceptaría? ¿Sería guapa? ¿Sería amable?

Una mujer y una chica estaban en la sala del comedor, sentadas en el sofá. Al ver a Lean, la chica chilló y fue a abrazarlo. Noviembre se había quedado sin habla y con la boca abierta, una oleada de celos recorrían todo su cuerpo, ¿por qué?

En ningún momento Lean le dijo que estaba prometido o casado, ¿y si fuese su novia?

Lean la abrazó con fuerza, al ver a Noviembre boquiabierta ante aquella escena, él se separó y le explicó quien era.

-Te presento a mi hermana Sienna Mackay- a continuación, Lean se giró hacia su hermana- hermana, te presento a Noviembre, es de Castilla y la encontré un día en la playa ya que había tenido un naufragio.

-Encantada- dijo tímida.

-Igualmente, bonito nombre, ¿cómo es Castilla? ¿Es bonito? Yo nunca he salido del clan- Sienna respondió con una mirada de disgusto.

-¡Sienna! ¡Para ya con las preguntas!- le reprochó la mujer.

La mujer se acercó a Lean le dio un beso en la mejilla, Noviembre no tenía ni idea de quien era.

-Ella es mi madre, Rose.

-Encantada, señora.

Rose la miró durante unos segundos, haciendo que ella se cohibiese. Luego, apartó la manera de forma insignificante y murmuró algo que Noviembre no entendió, entre que hablaba a regañadientes y que hablaba mientras se giraba, no supo que dijo la mujer.

-Sienna, ¿qué te parece si vuelves al castillo con nosotros? Así tendrás una amiga allí y no te sentirás sola.

Noviembre abrió los ojos sorprendida, ¿su hermana iba a ser su confidente y amiga en el castillo? Probablemente, se lo contase todo, en cuanto pudiese, a su hermano.

Sienna chilló de alegría feliz y contenta, por fin podría tener una amiga y no estar todo el rato en compañía de su madre o de sus criadas. Juntó las dos manos y le rogó a su madre que la dejase ir junto a Lean.

-¿Estás preparada para la vida fuera de este castillo?

-Oh, mamá, estaré viviendo con Lean, no me va a pasar nada malo fuera, y sino ya estaría él para protegerme, ¿verdad?

-Pues claro, no dejaría que a mi hermana le pasase algo malo.

-Por favor, mamá- rogó ella.

Tras unos momentos de deliberación, en el que Rose miró intensamente tanto a Noviembre como a Lean.

-Está bien, ve con ellos- suspiró derrotada, dejaría que su hija se marchase con ellos para que así Sienna tuviera algo con quien pasar el tiempo, aunque no le agradase mucho aquella extranjera.

-¡Gracias, mamá!- chilló ella mientras la abrazaba.

Por la tarde, Sienna y Noviembre estaban sentadas en el salón, frente a la chimenea, mientras ambas charlaban bebiendo té. Resultó que ella si la aceptaba y no le importaba tener una amiga extranjera.

-Siempre he estado rodeada o de mi madre o de Lean.

-¿Nunca te dejaban estar con chicas?

-No, decían que podían aprovecharse de mí por ser la hermana del Laird.

-Lean no fue desde que nació un Laird, ¿no?

-No. Nuestro padre murió hace unos años y Lean pasó a serlo.

-¿Antes tampoco te dejaban tener amigas?

-Que va, por ser la hija del Laird. Ojalá no pudiera tener tantas restricciones por ser quien soy- suspiró Sienna apenada.

En el fondo, Noviembre la comprendía. Su familia era de las más ricas de Madrid y debía de tener amigas de familia acomodada, no más.

-Te entiendo, Sienna. En Madrid tenía muy pocos amigos y solamente podía ser gente con mucho dinero.

-¿Por qué? ¿Tú también desciendes de una familia de Lairds?

-No- rió ella- en Castilla hay reyes, no Lairds como tu hermano. Provengo, o más bien provenía de una familia muy rica, mi mejor amiga, Catalina, es de una familia burguesa, como la mía, pero con un poco menos de dinero, solamente me permitían juntarme con ella y con unos pocos más.

-Es horrible dejar que tu familia decida por ti.

-A propósito de familia, ¿dónde están Lean y tu madre?

-Creo que están hablando en el patio.

-Gracias, voy a preguntarle a tu hermano cuando nos vamos.

-Bien, yo te espero aquí. El patio está a la derecha, no tiene pérdida.

Noviembre cogió su capa y salió al patio en busca de ambos. Los vio, Lean estaba medio alterado y Rose muy enfadada.

Decidió esconderse mientras escuchaba, no quería interrumpirles en plena discusión.

Escuchó decir a Rose "esa chica", supo que en ese momento estaban hablando de algo que la concernía.

Noviembre puso el oído para saber que decían sobre ella. Se sentó con la espalda apoyada sobre los toneles llenos de agua que había allí.

-¿Qué más da de dónde proviene?-escuchó decir a Lean.

-¡Podría ser una mala influencia para Sienna!- gritó la madre de Lean.

-¡La conozco y sé que ella no es así! Ambas serán muy buenas amigas y no le va a pasar nada.

-¿Por qué no dejas que vuelva a su país? Seguro que estará casada o algo así.

-No me ha dicho nada, quiero tenerla junto a mí y se acabó.

A Noviembre se le paró el corazón. Se le había olvidado por completo decirle a Lean que estaba prometida con Alejandro.

Se llevó las manos a la boca y ahogó un gemido, posiblemente Lean la viese como un interés para un matrimonio de conveniencia, era rica y podía tener tierras en Madrid además de las del clan.

Pero tal vez, ella misma estuviese replanteándose la posibilidad futura de no casarse con el futuro duque una vez que volviese a Castilla.

-No te conviene estar con esa extranjera, Lean. Tienes que aceptar el compromiso con Claude y dejar a otras chicas.

Con cuidado de que no la vieran, Noviembre salió de allí y entró el castillo volviendo con Sienna. No quería causarle más problemas a Lean sobre su futuro.

Amor o compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora