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Lean ordenó a los sirvientes que ayudasen a Noviembre a instalarse en el castillo mientras él habló con los guardias del ejército.

-He rescatado a una muchacha que ha naufragado en nuestras costas, os pido, bueno más bien os ordeno, que no la tratéis como alguien inferior a vosotros, que no sea el objeto ni de burla ni de odio- Lean miró a cada uno de los soldados con una mirada de advertencia- solo sabe hablar un poco de nuestro idioma, pero se desenvuelve bien con el inglés, sé que odiamos a los ingleses, pero por favor, haced el esfuerzo hasta que aprenda a hablarle. Y una última cosa, quedaros con estas palabras: como alguien se atreva a desobedecerme, no tendré piedad- concluyó.

Todos los soldados se miraron entre ellos temorosos, ellos sabían perfectamente que era mejor obedecerle y no provocar su ira.

Nadie del castillo cabía del asombro al ver a su Laird llegar con una muchacha y encima extranjera.

Noviembre se sentía rara y una intrusa allí, lo único que deseaba era volver a Castilla y no causarle molestias a Lean, ella pensó que bastante había hecho él con acogerla en su castillo.

Le costó bastante tiempo entenderse con las criadas e incluso aprendió nuevas palabras.

Noviembre se reunió con Lean tras haberse bañado y puesto nuevas ropas, se sentía mucho mejor y como nueva tras un buen baño.

Le dieron un vestido azul cielo, tenía mucho escote y era muy ajustado hasta su cintura, la falda era de vuelo y permitía que se moviese mejor.

-Lean, apenas he podido entenderme con los sirvientes, ¿qué hago hasta aprender vuestro idioma?

-Tranquila, te daré clases hasta que manejes bien el idioma.

-Gracias, ¿no me trataran despectivamente en el castillo? Ya sabes por ser extranjera y eso.

-De eso ya me he encargado yo, si alguien te hace algo, dímelo, no te cortes.

Ella asintió y sonrió, se sentía segura con Lean y sabía que nada malo podía pasarle con él.

Llegó la hora de la cena, Noviembre se sentó al lado de Lean. En realidad no tenía hambre, pero él ordenó que comiera algo.

No tenía nada de apetito, los acontecimientos habían hecho que se le cerrara el estómago: su naufragio, la muerte de sus padres, la acogida de Lean en su clan...

No podía creer como su vida, que ya prácticamente estaba sentenciada con su boda con el próximo duque Alejandro, eso le demostró que Dios Todopoderoso le tenía un destino totalmente distinto para ella.

Llegó la cocinera con una gran fuente entre sus manos.

Llegó hasta su Laird y le sirvió con una gran sonrisa, a continuación le tocó a la mano derecha de Lean, su mejor amigo Maxwell, a quien le puso un buen trozo de carne en el plato, luego, la cocinera llegó a donde se encontraba Noviembre y la cocinera, lejos de lanzarle una sonrisa, le miró con asco y odio y dejó caer la carne en el plato, sin importar si se manchaba o no el vestido de Noviembre o incluso que la salsa le diera en su cara.

Ella se preguntaba porque todos le tenían tanto odio y eran reacios a estar con ella o a hablarle solamente por ser extranjera.

Noviembre se quedó mirando el plato sin saber que era, Lean la miró e instó para que comiera.

-¿Y esto qué es?

-Es ciervo, lo cazaron esta mañana en el bosque. Pruébalo, está de muerte.

Ella debatió en su interior entre hacerlo o no, si no lo comía el Laird se enfadaría con ella, pero debía de comer ese tipo de comida, muy diferente a la que comía en Madrid, para ir acostumbrándose a vivir en las Tierras Altas de Escocia.

Se llevó un bocado a la boca y se dio cuenta que tampoco era tan horrible como pensaba y se comió la mitad del plato, ella nunca comía mucho.

-Lean, yo no suelo comer tanto, y la verdad es que tenías razón estaba muy rico el plato, felicita a la cocinera de mi parte. Voy a subir a mi cuarto ahora.

-Termino de cenar y subimos los dos juntos, para que no te pierdas por el castillo, además debo de enseñarte un par de medidas de seguridad durante estos primeros días que estés aquí, no quiero que te pase nada malo, bastante te ha ocurrido en el mar.

-Gracias- sonrió, pero lo único que le apetecía era llorar tras recordar la tragedia ocurrida en el mar.

Tras un rato, Lean y Noviembre se marcharon de la mesa juntos, se dirigieron hacia la habitación de ella.

Tras ver esto, los soldados, consejeros y sirvientes empezaron a cuchichear sobre si cabía la posibilidad de que ella fuese la futura esposa de su Laird, unos estaban en contra, decían que no podía tomar a una extranjera, mientras que otra parte de ellos decía que el Laird podía enamorarse de quien quisiera sin importar si fuese de otro lugar o de un clan de las Tierras Altas.

Noviembre y Lean llegaron a la habitación de ella, él cerró la puerta cuando entró, dejándolos a solas, por lo que Noviembre se puso nerviosa por lo que pudiera pasar.

Amor o compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora