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En Hasetsu, una pequeña ciudad de cultura reservada, los ancianos o casados, son la cabeza de familia, en su mayoría mercantes y productores, o dueños de pequeñas tiendas donde venden la obra de sus manos

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En Hasetsu, una pequeña ciudad de cultura reservada, los ancianos o casados, son la cabeza de familia, en su mayoría mercantes y productores, o dueños de pequeñas tiendas donde venden la obra de sus manos. Esa tarde, el joven, Yuuri Katsuki, celebraba junto a su hermana mayor Mary, sus dos pequeños sobrinos, su cuñado Kamiyama y su abuelo Takeshi, quien a pesar de aparentar ser un cascarrabias, es quien más le apoya con sus sueños, todos reunidos, brindaban en su honor por motivo de despedida, y los conocidos de su comunidad quienes le querían le acompañaban, compartiendo sus anécdotas y buenos deseos para el menor.

En la mañana, la familia despide al nipón entre besos, lágrimas y abrazos, este partía al extranjero para iniciar sus estudios en economía, tendría que prepararse, pues más adelante sabía que tendría que administrar los negocios de su abuelo, sus padres habían muerto en un accidente cuando este aun no sabía hablar, y como heredero debía afrontar el reto impuesto.

No sabía lo que su viaje le deparaba, pero conocer otro ambiente diferente al suyo le tenía emocionado, conocía por google que Rusia era un país de clima frío, y en cierto modo su contextura rellenita le ayudaría a soportar tan envolvente clima, aprendió inglés como base, por lo menos para poder defenderse ante el idioma poco convencional.

Con sus pies en suelo ruso, sus maletas llegaron con un poco de retardo, y mientras estaba camino al complejo residencial donde se hospedaría se perdió en unas cuantas calles, por suerte su memoria direccional le ayudo a ubicarse en el espacio nuevamente, y encontrándose frente al departamento, su reloj indicaba un leve atraso, bufó molesto, pero la carga que llevaba era aun más molesta de llevar, y el presente para el casero le comenzaba a pesar.

Toca a la puerta, y sin mucho tiempo de espera esta se abre de forma inmediata, mostrando una figura esbelta, más alta por unos cuantos centímetros, piel blanca y cabellos plateados, trago saliva, pues su sorpresa fue intermedia, esperaba a alguien mucho mayor, a un anciano para ser preciso, pero este era todo lo contrario, joven y de buen parecer, esto le intimidó.

Nervioso ante el desconocido, por unos instante se distrajo por la sonrisa de quien le recibía, el mayor al verle le ayuda con las maletas, entrando al departamento, le da la bienvenida, indicándole las reglas del lugar; le muestra la habitación que ocupará, por último presentándose así mismo.

El ruso, entabló confianza rápidamente, dio a conocer que este era solo dos años mayor que él, y como propietario de la residencia le daba la bienvenida, al igual que él era un estudiante, solo que este cursaba leyes de casualidad en la misma universidad donde este cursaría su carrera de economía, y con una sonrisa confiada le dice su nombre, Viktor Nikiforov, extendiéndole su mano.

Yuuri, tímido por la amabilidad, estrecha su mano asintiendo en respuesta a su presentación. Más tarde, luego de sentirse un poco más cómodo, ambos se encuentran cenando, el castaño a causa de sus nervios olvidó entregarle el presente que trajo para él de parte de su abuelo, y un poco apenado, coloca la cesta llena de frutas y vino envueltos en papel celofán junto a un lazo rojo, el peliplata viendo el gesto, sonríe mostrando una sonrisa de corazón agradeciéndole por el gesto, guardándolo para comer luego de cenar.

DESVARÍO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora