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Una y mil maneras
de hacer el amor.

El sabor de un beso es mucho más dulce en la oscuridad, cuando dos cuerpos que se necesitan chocan, en una noche fría y lúgubre cuando solo un rayo de luna penetra la habitación.

Cuando las bocas se encuentran hay desesperación, pero calma a la vez.

Es un roce más que físico emocional, cuando sus manos tocan cada rincón de mi piel, el calor puede sentirse con cada nuevo beso, con cada toque mi corazón sólo se acelera más. Y cuando mis manos se deslizan desde su cintura hasta las costillas llegando hasta su corazón puedo notar que no soy el único que siente el corazón salírsele del pecho pues el suyo late como el de un caballo en una carrera.

Me sonríe y aquel gesto simplemente me hace sentir completo, teniendo una perfecta vista desde debajo, la luna hace contraste con sus mieles iluminando solo la mitad de su rostro mientras murmura un te amo besa mi nariz provocando que la arrugue como tenía por instinto hacer.

Te amo también, murmuré finalmente tirando de su labio inferior y volviendo a la realidad me abraza dejando que el sonido de los autos y las voces de quienes aún permanecen despiertos aquella madrugada nos sirva como música de fondo.

A quien conciernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora