Capítulo 24: Love of my life.

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- Joel.

Me senté en mi escritorio con cuidado. Mi corazón aun latía acelerado, no podía calmarse. No podía olvidar el sabor de sus labios.

Sufrí, sufrí todos mis años de dolor en ese maldito beso. Siempre guardé en mi memoria, y principalmente en mi corazón, el sabor de los besos de mi gitana.
Y definitivamente así no eran sus besos. TN_______ se dejaba llevar por mí. En cambio, Aimée, es la que lleva. Y ¿Por qué demonios las estoy comparando?
No debí, no debí dejar que eso pasara.

—¡Maldita sea! —gruñí y golpeé levemente la mesa.

Me tapé el rostro con ambas manos y seguí maldiciendo. Sentí que alguien se sentaba frente a mí. Entreabrí un par de mis dedos para mirar. Ella alzó ambas cejas.

—¿Qué sucede, tonto? —me preguntó.

Me saqué totalmente la mano y la miré fijo. Todo lo que pasó es culpa de ella. Únicamente su culpa. Ella es la que ha estado causando confusión entre Aimée y yo. Maldita laguito.

—Todo es tu culpa, Sea —le dije. Ella me miró extrañada.

—¿Culpa? —dijo confundida —¿Qué hice ahora?

—Hiciste que una persona confundiera sus sentimientos hacia mí.

Ella se quedó callada y frunció el ceño. Luego de unos segundos su cara se transformó. Abrió bien los ojos y la boca.

—¿Lo logré? —preguntó asombrada. No le dije nada. Ella comenzó a reír.

—No me parece gracioso, Sea.

—Oh si, oh si, lo logré, lo logré —se puso a cantar.

—Sea —dije de manera amenazante.

—Un momento, amigo —dejó de cantar y me apunto con un dedo —Ese tonito lo utilizas con alguien más. Yo no te tengo miedo.

—Deberías —le advertí.

—Dios santísimo, estoy temblando. El malvado Joel Pimentel quiere matarme —se burló. La miré mal. Soltó una pequeña carcajada —Pero ahora dime, ¿Qué pasó?

—Nada —le gruñí.

—¡No me gruñas! No eres un perro —me retó —Además de que si no me quieres contar qué pasó entre ‘esa persona confundida’ y tú, porque piensas que luego voy a ir corriendo al baño a llorar, debo avisarte que no lo haré. Me interesa alguien más.
La miré bien.

—¿Qué? —pregunté sin poder evitarlo. Ella puso su mejor cara de tonta y se cruzó de piernas.

—Lo que escuchaste, tonto. Me gusta alguien…

—¿Quién? —quise saber.

—Eso no es de tu incumbencia.

—Pues fíjate que si lo es.

—Ah, ¿sí? —Preguntó —No lo creo.

—Mira, laguito, más te vale que no sea el pomposo porque si no…

—¿Qué? —me interrumpió —¿Vas a ir a golpearlo?

—¡Oh, por el infierno! —maldecí. Ella me miró divertida —¡Si es él!

—Yo no dije nada. Tú estás sacando tus propias conclusiones.

Me acerqué un poco más al escritorio para poder hablarle en voz baja.

—Él es la pareja de tu jefa…

—Me prometió que va a dejarla —me sonrió.

—Esto es increíble, increíble —dije mientras me masajeaba el puente de la nariz.

Nothing in my way llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora