Nothing in my way ll

Capítulo 11: Parecidos.

Me asomé por la puerta de mi oficina y sonreí al verlo. ¿Qué hacía él aquí? Estaba por salir para recibirlo, pero mi mirada se desvió hacia ellos dos. Ambos tenían el ceño fruncido mientras miraban fijamente a Ben. Sentí una molesta presión en el pecho.

—Oye —me dijo ella. La miré algo asustada —¿Por qué estás asomada como una fisgona en la puerta de tu oficina?

—Miri —le dije y volví mi vista a Ben —¿Me puedes hacer un favor?

—Depende de cual sea —contestó sin dejar de sonreír. Puse mis ojos en blanco y solté un suspiro.

—Ve a decirle a Ben que en estos momentos no puedo atenderlo porque estoy muy ocupada. Que en la tarde lo llamó…

—¿Por qué? —preguntó ella. Resoplé. Mi mejor amiga siempre queriendo saber absolutamente todo.

—Porque Christopher está mirándolo y sabes como se va a poner si lo hago pasar. Desde que llegamos ha estado más insoportable que nunca con respecto a Ben.

Miranda dirigió su mirada, sin dejar de reír, hacia donde estaba Chris.

—Aimée —me llamó con voz de asombro.

—¿Qué pasó? —quise saber.

—Mira la cara de Chris y de Joel —dijo. Los miré y volví a mirar a mi amiga.

—¿Qué tienen? —dije sin entender.

—Más bien mira sus ceños fruncidos —volví mi vista a ellos —¡Diablos! Son escalofriantemente parecidos —exclamó.

—Pff —dije y solté una pequeña carcajada —¿Dónde?

Pero entonces lo vi. Sus cejas se unían en medio de sus frentes. Sus narices estaban levemente arrugadas. Y ambos mordían con algo de fuerza sus labios inferiores. Un escalofrío recorrió mi espalda. Chris le dijo algo en voz muy baja al señor Pimentel, este le respondió asintiendo levemente.

—¡Aimée! —dijo él.

Algo sobresaltada lo miré. Ben me había visto y se estaba acercando a mí. Miré a Miranda y ella me hizo un gesto con los hombros. Dirigí mi mirada a esos 4 ojos mieles. Ambos me miraban con reproche. ¡La misma mirada de reproche!
Pero que descaro. Ese hombre y yo vamos a tener que hablar muy seriamente.

Sentí que un par de manos tomaban mi rostro y instante unos labios se posaron en los mío. Apenas tuve tiempo de protestar, Ben me tenía atrapada. Mis ojos estaban abiertos observándolo a él y tratando de mirar a Chris y al señor Pimenel.

—Ben —dije en medio de sus labios en intenté alejarme. Apoyé mis manos en su pecho y lo empujé un poco. Al fin me soltó.

—¿Qué sucede, amorcito? —preguntó.
Mi cuerpo se tensó al escuchar esa palabra. Apreté un poco los dientes y aquella maldita sensación de rechazo me invadió.

"—Voy a cuidar mucho de ti, amorcito —susurró aquellas que cerca de mi oído.

—Suéltame infeliz… voy a acabar contigo —dije mientras intentaba soltar mis manos atadas.

—Estoy enamorado de ti, ¿no lo entiendes?

—Lo que estás es enfermo, estás loco… suéltame —volví a forcejear."

Sacudí la cabeza y lo miré bien. Rechazo y más rechazo.

—Voy a pedirte que me esperes en la oficina, Ben.

Él frunció el ceño, pero sin decir nada entró. Miré a Miranda.

—¿Puedes quedarte unos minutos con él? —le pregunté —Enseguida regreso.