Capítulo 27: Abuelos.

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Lo abracé con fuerza y escondí el rostro cerca de su pecho. Respiré profundamente aquel aroma a habano y patchouli. Extraña mezcla que me calma... pero que a veces me resulta desconocida.

Él acarició mis cabellos y depositó un dulce beso paterno en la coronilla de mi cabeza. Cerré los ojos y lo abracé un poco más.

—Aimée... me voy a poner celosa si no sueltas a tu padre —dijo ella. Sonreí y me alejé de él para mirarla.

—Siempre tan celosa tú —le dije y me acerqué para abrazarla también.

Mi madre, la mujer que me dio la vida. Es un poco más alta que yo, solo un poco. Pero nos parecemos bastante.

—No te das una idea de cuánto te hemos extrañado —dijo mi padre.

—Y yo a ustedes —le aseguré y me alejé de mamá.

—¡Abuelo! —exclamó Chris mientras entraba corriendo a la sala.

Mi padre se agachó y lo esperó con los brazos abiertos. Chris se colgó de él y lo apretó con fuerza. Siempre quiso mucho a su abuelo.

—Que grande estás, hijo —le dijo sin soltarlo.

—Eres un exagerado, papá —dije divertida —Solo hace un mes que no lo ves...

—¡Está enorme! —exclamó mi madre —¿Y no vas a saludar a tu abuela, muchachito?
Él se alejó de papá y la miró divertido.

—Claro que si, abuela —dijo y se acercó a ella.

—Mi cielo, eres tan hermoso —le dijo ella babosa.

—Abuela —dijo quejoso. Todos reímos.

Miranda llegó y pegó un pequeño gritito al verlos. Corrió para abrazarlos.

—¡Ay! ¿Cuándo llegaron? —preguntó ansiosa —¿Por qué yo no sabía que iban a venir?

—Nosotros le dijimos a Aimée ayer —dijo mi madre.
Miranda me miró mal.

—No me dijiste nada, mala amiga —me retó.

—Lo siento... se me olvidó.

—Si, seguro que se te olvidó... —hizo la que tosía – Pimentel...

—¿Qué? —preguntó mi madre.

—Nada, mami —dije sonriendo fingidamente —Miranda está bromeando. ¿Verdad Miranda?

—Si, mami —le dijo divertida —Solo bromeo.

El timbre sonó. Miré rápidamente hacia la puerta.
—Ese es Pablo —dije.

Mi madre giró a ver y corrió hacia la puerta. La abrió y gritó como una loca al ver a su pequeño bebé. Pablo la abrazó al instante y la levantó del suelo.

—Ay mi hijo, mi hermoso, hermoso hijo —decía mi madre mientras seguí colgada de él.
Pablo rió por lo bajo y la apoyó de nuevo en el suelo.

—Ya mami, me estás matando —le dijo divertido.

Ella lo soltó y tomó su rostro con ambas manos.

—Quiero que ya mismo me digas eso que me dijiste que me ibas a decir —le exigió.

Pablo cruzó mirada conmigo. Yo solo asentí lentamente. Me alejé un poco... porque estoy segura que cuando se lo diga, mamá se desmayará.

—Bueno, tú lo quisiste —le dijo él —Voy a ser papá.

Mi madre se quedó quieta en su lugar, con el rostro de Pablo todavía entre sus manos. Todos esperamos ansiosos a que reaccionara.
Ella se llevó una de las manos a la boca y se alejó unos pasos de él para mirarlo. Sus ojos se llenaron de lágrimas que pronto salieron.

Nothing in my way llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora