Capítulo 42: Miedos.

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Tomé su mano con algo de fuerza. Mi corazón bombeó más sangre de la normal. Mis pasos comenzaron a disminuir. Habíamos llegado a donde él estaba. Tenía miedo, demasiado. Una parte de mí quería verlo, la otra no. Sabía perfectamente que al volver a verlo el dolor me iba a invadir. Yo necesitaba ver a mi extraño bien, no de esa manera.
Joel detuvo sus pasos y me miró. Nuestras miradas conectaron. Se acercó un poco a mí y sus labios besaron mi frente.

—Te prometo que todo va a estar bien —susurró. Me acerqué más y apoyé las manos en su pecho.

—¿Y si se va? ¿Y si lo pierdo? —pregunté con la voz baja… el miedo recorría cada parte de mí.

—Y si lo pierdes… yo estaré allí, para abrazarte, para consolarte. Nuestro hijo también. Estarán… Pablo, ‘tus padres’, todas las personas que te amamos…

—Pero no quiero perderlo, Joel —mi voz se perdió en un hilo.

—No vas a perderlo, mi amor.

Se alejó y besó cortamente mis labios. Volvió a tomar mi mano y nuestros pasos se reanudaron. El corazón volvió a latirme con fuerza a medida que entrábamos en aquel lugar. Mi mente se llenó de más recuerdos… ese lugar era como el cuartel. El lugar en donde me hice después de haber estado en aquel orfanato. Los sonidos de las maquinas me trajeron lindos recuerdos con mi extraño. Una media sonrisa se curvó en mis labios.

Joel dobló en una esquina y casi nos chocamos con alguien. Sus ojos verdes se abrieron al verme.

—Aimée… ¿Qué haces aquí? —preguntó. Miró a Joel —¿Por qué la trajiste aquí, Joel?

—Sterling… no tengo mucho tiempo para explicarte ciertas cosas —le dijo Joel—Pero ella no es Aimée… su nombre es TN_________.

—¿TN_________? —dijo confundido. Joel asintió. Él me miró —Bueno, no entiendo bien por qué… pero si eres de la confianza de Joel para que te haya traído hasta aquí está bien. ¿Qué necesitan?

—¿Está Erica? —preguntó.

—Si, como siempre —dijo el rubio.

—Bien… dile que estoy yendo hacia allá.

Volvió a tomar mi mano y me arrastró hasta entrar por otro pasillo. A diferencia del anterior este era todo blanco. Tal cual un hospital. Caminamos hasta que él se detuvo frente a una puerta. Y sentí pánico. Tuve ganas de salir corriendo. No quería enfrentarme a aquello.

—Joel… tengo miedo —le dije. Él se giró a verme.

—Voy a pasar yo primero, ¿si? —me dijo —Voy a preparar a Erica… sino la vamos a shockear demasiado.

Una pequeña sonrisa se escapó de mis labios.

—Está bien —asentí. Acarició mi mejilla y entró por aquella pequeña puerta.

Me quedé allí callada en silencio, con el corazón palpitando sin control, mi mirada fija en la nada. Alguien abrió la puerta y salió. Lo miré bien y mi corazón se encogió.

Él se detuvo y levantó su mirada verde oscuro hacia mí. Aquel rostro, aquella mirada… era mi extraño en miniatura. Se quedó quieto, mirándome como si fuera alguien que él ya conocía.

—TN_______ —dijo en un susurro sorprendido. Me agaché hasta quedar a su altura. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Él sabía quién era yo.

—H… hola —dije torpemente.

—¿Eres TN_______? —preguntó como si todavía no pudiera creérselo.

—Si, soy TN_______ —asentí —Tú eres Peter, ¿cierto?

Nothing in my way llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora