Capítulo 2: Inevitable.

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- Joel.

Llegué y me acomodé en mi escritorio. La vi entrar y no pude evitar sentirme algo extraño. ¿En qué momento se me ocurrió meterme con una mujer a la que veo todo el día ya que comparto ambos trabajos? Pero… es inevitable ser hombre.

Ella no me había visto. Eso era extraño. La simpática y siempre alegre de Sea Jones no tenía buena cara. Y en realidad hace más de dos semanas que la veo así… pero hoy se le notaba más que nunca. Estaba ojerosa y algo pálida. Me sentí mal por ella, a pesar de que no la amo, es una mujer increíble y ha logrado hacerme sentir un poco mejor con mi existencia. Me iba a acercar pero la puerta que estaba unos cuantos metros de mi escritorio se abrió…

—Pimentel—me llamó con aquella voz gangosa y exasperante. Me giré a verlo. El señor McKly estaba parado en la puerta de su oficina —Ven aquí.

Miré una vez más a Sea y ella miraba fijamente un papel que tenía entre sus manos. La vi secarse una lágrima de los ojos. Luego iré a hablar con ella… no me gusta verla así.

Entré a la oficina del jefe. Me hizo una seña para que me sentara frente a él.

—Bueno Pimentel, quiero que el día de hoy te encargues de preparar todo para la llegada de la nueva jefa de administración.

—¿Por qué tengo que hacerlo yo? —quise saber.

—Porque a mi se me da la gana de que seas tú —contesto. Apreté los dientes. Creo que algún día este hombre va a acabar con la poca paciencia que tengo.

—Bien —dije —¿Qué tengo que hacer?

—Tienes que encargar tres pasajes a nombre de Aimée Nodier, para la semana que viene. Tienen que ser desde Francia hacia aquí —dijo. Asentí con la cabeza —Luego necesito que avises a todos los empleados de la oficina que el 13 de julio llega esta mujer y quiero que todos estén aquí, sin excusas.

—Perfecto… los pasajes serían para el 12, ¿cierto?

—Exacto —dijo y tomó un papel —Su oficina será la que esta detrás de tu escritorio. Ella llegara con su hijo y con una amiga que también trabajara aquí.

—¿Cuántos años tiene? —pregunté.

—28 años… y un hijo que cumple 10, justo el día que vienen a la oficina.

—Tuvo un hijo muy joven…

—Si, es una madre increíble. La conozco porque su padre es un gran amigo mío. Y puedo decirte que casi he visto nacer a esa criatura. Es una gran profesional.

—¿Es francesa? —dije. Tenía una gran curiosidad por saber cosas sobre la tal Aimée.

—No en realidad… Ella, su hermano y sus padres se fueron a vivir a Francia cuando Aimée tenía 10 años. Pero eso no es de tu incumbencia ya… ahora ve a hacer todo lo que te dije.

Me puse de pie y sin decirle nada salí de allí. Maldito viejo amargado, no tiene otra cosa mejor que hacer que arruinarme más la vida.

Busqué con la mirada a Sea, pero no estaba. Me acerqué a su escritorio y sus cosas tampoco estaban.

—¿Sabes donde está Sea? —le pregunté a Gemma.

—Si, acaba de irse. Dijo que no se sentía bien y que se iría a su casa.

—Gracias —le agradecí y volví a mi escritorio. Tomé mi celular y marqué su número.

—Hola soy Sea y en este momento no estoy disponible. Déjame tu mensaje y me comunicaré contigo cuando pueda.

Solté un suspiro.

—Sea, soy Joel, llámame cuando escuches esto. Adiós.

Me dejé caer pesadamente en la silla. Algo malo le esta pasando a Sea, y tengo que averiguar que es.

Nothing in my way llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora