Capítulo 6: Video juegos.

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—Muchas gracias por todo John —le dije y lo abracé levemente.

—Espero que todo salga muy bien, Aimée —me dijo él.

—Si, yo también espero eso —sonreí.

Él asintió con la cabeza y salió de mi nueva oficina. Suspiré y la recorrí con la mirada. Me acerqué a la gran ventana que estaba detrás de mí.

La cuidad se apreciaba perfectamente desde aquí. Los ruidos, las personas… la futura lluvia. Lluvia… hace tanto que no aprecio la lluvia.

Alguien entró a la oficina y me giré a verla. Miranda sonrió al igual que Chris.

—¿Qué les sucede? —les pregunté.

—Nada, solo veníamos hablando sobre lo linda que te ves como jefa —me dijo mi hijo.

—Ustedes dos si que son raros… —les aseguré.

—Habló la reina de las extrañas —dijo Miranda divertida.

Le saqué la lengua y me senté en mi nueva silla. Solté un suspiro.

—¿Y qué fueron a hacer? —quise saber.

—Recorrimos un poco el lugar… está muy lindo —dijo ella.

—Y gracias a dios que traje mi nintendo —aseguró Chris.

Miranda y yo reímos por lo bajo. Miranda se sentó frente a mí, y Chris se sentó en uno de los sillones grandes que allí había. La puerta volvió a sonar y la misma chica que nos había recibido entró.

—Permiso —dijo ella.

—Pasa, Sea —me puse de pie. Ella se acercó al escritorio.

—Me mandaron a traerte estos papeles —me dijo y me los dio —Aquí están todos los datos económicos de la empresa. Como así también los datos de uno y cada uno de los empleados que aquí trabajan.

—Muchísimas gracias, Sea.

—No es nada… cualquier cosa levantas el teléfono, aprietas el número 4 y aquí estaré yo.

—Eso si que es eficiencia —le dijo mi amiga. Sea rió y Miranda se puso de pie – Soy Miranda.

Sea le dio la mano.

—Un gusto —le sonrió.

—Y yo soy Chris —habló mi hijo. Ella se giró a verlo.

—Que lindo eres, Chris —le dijo. Él sonrió autosuficiente.

—Lo sé —aseguró.

—Christopher —lo regañé divertida.

—Mami, soy lindo. Todo el mundo lo sabe.

Miré a Sea y ella sonreía divertida.

—Él tiene razón —me dijo la rubia.

—Ya lo creo —asentí.

—Oh, ¿puedo pedirte un favor? —le dije.

—Si claro —dijo ella.

—Aquí tengo todos los datos de Christopher y conseguí el número de un colegio que mi hermano me recomendó. ¿Podrías pedirle a alguien que este disponible que llame al colegio y lo anote? Quiero que cuanto antes comience las clases – dije.

—Claro, enseguida me encargo —sonrió y salió de allí.

—Que encantadora —aseguró Miranda.

—¿Verdad que si? —asentí —Bueno, es hora de empezar a trabajar.

—Perfecto —dijo ella —Yo tengo que ir a buscar algunos documentos… recuerda que ahora soy tu asesora. Que fastidio.

Nothing in my way llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora