Capítulo 14- La Despedida

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El triste momento de su partida había llegado. Steve, Alia y yo volamos, con Steve entre mis brazos y Alia sobre mi dorso, hasta llegar al medio del desierto.

Ahí yacía una nave enorme, con cuatro impelentes a los lados y dos hélices descomunales en la parte superior. Su cuerpo se asemejaba al tamaño de un campo de béisbol y poseía faroles blancos y resplandecientes asomándose por las aberturas de puertas y a través de los diáfanos cristales de los ventanales.

De la abierta compuerta en su exterior, una silueta humana se deja ver, bajando sobre una rampa con pasos dignos de la realeza. Al ser su silueta aclarada por las doradas luces del astro, reveló a un hombre de aspecto anciano engalanado con elegantes vestiduras. En su cuello descansaba un collar de oro, que corría hasta su torso, y tenía un emblema en forma de esfera.

Luego este, con las manos a sus espaldas, se detuvo al frente de Steve y le dijo:

-Bueno verte, 2.4.

-Igualmente mi rey-dijo Steve, haciendo una clásica reverencia.

-Tu padre estaría muy orgulloso-le dice tomándolo de un hombro.-Él no pudo completar la misión, pero nos dejó su más preciado legado para que lo lograra. Ahora que Dractos ha muerto, nuestro pueblo puede sanar y volver a recuperar la paz que se les fue arrebatada.

- Gracias mi rey- dijo, bajando la cabeza y después regresándola a su posición con emoción.-...Pero no lo logré solo. Mi amiga humana me ha estado acompañando durante todo el viaje. Ella es el real motivo de que ahora Dractos esté muerto...- dijo de nuevo mientras me lanzaba una mirada y me daba un empujoncito para que hiciera un paso al frente.

-Es un placer...-dije, dando una pequeña reverencia.

Después el rey dio una reverencia usando su cabeza y dijo:

-...Nuestro pueblo está en deuda contigo y tu planeta...Acepta este collar como muestra de mi agradecimiento...

Él me entrega un blanquecino colgante con un dije. El dije era una pequeña roca violeta encarcelada en una jaula hecha con barras de cristal y polvo de estrellas.

-...Muchas gracias...Es un honor...

-...Cuídalo...es muy especial.

El hombre se acerca a Steve, le menciona unas palabras en un idioma desconocido y luego Steve se da media vuelta y se acerca a mí:

-Ya es hora...

Se acerca más de lo que estaba, se abalanzó hacia mí, dándome un beso, apasionado y con este diciéndome "adiós".

-Espero que nos volvamos a ver otra vez...-le dije con los ojos a punto de desbordar líquidos cristales.

Y con una pequeña sonrisa en su rostro e inclinándose hacia mí, me susurra:

-Tranquila... nos volveremos a ver más pronto de lo que crees...

Miré al suelo, pensativa, mientras Steve caminaba hacia la electrocutante luz blanca. Segundos pasaron...mis ojos se abrieron dejando pasar la verdad...mi mente se aclaró. Me pude dar cuenta de lo que estuvo oculto todo este tiempo...

-¿Stivi?

Él se voltea hacia mí, ya a pocos centímetros de ser tragado por la luz, con sus ojos de iris helado, y me lanza una mirada la cual me dice "sí" de una forma sutil.

Finalmente, Steve y el rey son devorados por la cegante luz y despegaron...llevándose mi corazón.

llevándose mi corazón

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El Apocalipsis: El Diario de una AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora