Capítulo 15- Sentimientos

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Vi como la nave se alejaba de mi vista cada vez más y más. Mi corazón y mi espíritu estaban hechos trizas. Mis ojos y mi felicidad se inundaron y ahogaron en llanto. Ahora "Stivi" estaba lejos, pero una parte de mí, por más difícil que parecía, sabía que iba a volver.

A lo lejos, se veía a Alia salir de entre las rocas y el polvo y correr hacía mí. Me dio un abrazo nostálgico y despedazador y se unió a mis lamentos.

En un momento de profunda tristeza, me desaté de los brazos de Alia. Con la furia y pérdida impulsándome, voleé y cruce la barrera de suaves nubes. En el cielo podía contemplar el imponente sol y su abrasante luz consolar mis tristezas, mientras estaba a momentos de desvanecerse, mientras dejaba a su paso una alfombra de vivos colores. Me trajo los recuerdos de paz en mi vida pasada y con el que ahora era Stivi.

El agua escaló por mis venas hasta mis pupilas. Cada gota cristalina de lágrimas se lanzaba al frío manto de nubes, al mismo tiempo que dejaba una húmeda estela en mis mejillas, en forma de torrente.

Sentí que mis pesares me estaban asfixiando y eran cada vez más difíciles de controlar. Llegó al punto que...

-¡Stivi!...¡Stivi!...¡vuelve!...¡por favor!...vuelve...

Una explosión de llanto ocurrió. Descendí de las alturas lentamente, con mis manos en mis ojos como parches, mientras la brisa calmaba mi lluvia.

Al posarme en la tierra, le di un consolante abrazo a Alia, cual me consolaba de una forma más profunda de lo que le afectaba a ella.

Caminamos hacia el bosque; no tenía las suficientes fuerzas para volar.

Abrazaba a Alia, que estaba junto a mí, con mi mano en su hombro y una de mis alas a medio cuerpo.

Solo caminamos por horas, hablando sobre momentos de risa y diversión, con algunas filtraciones de malos recuerdos.

Y nosotras no teníamos más nada que esperar que...el fin de este Apocalípsis.

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El Apocalipsis: El Diario de una AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora