Capítulo 16- La Última Noche

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 Al llegar al bosque, Alia y yo construimos una fogata sobre hojas secas y ramas caídas. Lo frío del invierno avecinándose congelaba nuestras energías, causando un terrible cansancio. Raíces como almohadas y mis alas como sábanas; Eran los únicos materiales a mano en ese momento. 

Alia cayó rendida acurrucada en una de mis alas, mientras yo seguía como búho en acecho. Me levanté de donde estábamos para dejar a mis pensamientos correr libres, sin embargo, dejé el pequeño Templo de Dios de Alia desprotegido de las malignas ventolinas del cruel invierno. Con mi mente, extraje, de el árbol más fuerte y sano del lugar, una de sus ramas mejor vestidas con sus ambarinas hojas casi por caer. Las sacudí un poco para desembarazarlas de cualquier insecto vivo en su superficie. Luego, las coloqué, con cuidadosa suavidad, sobre Alia. Sus hojas, a pesar del avecinante invierno, despedían un leve calor; lo noté porque Alia hizo un movimiento acurrucado al ella sentir la placentera energía. 

Me senté al otro lado de la fogata, contemplando la neblina blanca de la luna iluminar los cristalinos labios de un lago a pocos metros de nuestro refugio. El lago creaba una ilusión majestuosa de un ángel posado en sus aguas que se desvanecía y venía al pasar de las nubes. 

El viento gélido decidió atacar mi cuerpo. Sentía como cada pelo de mi cuerpo se levantaba al pasar de su aire. Me envolví en mis alas, para proveerme calor, cuando una de mis manos hace girar un objeto que estaba enrollado en mi muñeca. Era la pulsera que me había regalado Stivi. Abrí un poco mis alas para poder apreciar ese pequeño recuerdo de él. Sus cristales estaban siendo empañados por el viento frío persistente a mí muerte por congelamiento. Me puse a darle vueltas mientras en mi mente lo que daba vueltas eran mil pensamientos y preguntas acerca de él. ¿Como hubiera sido si se hubiera quedado? ¿Por que no se quedó? ¿Que tiene que esconderme? ¿Todo esto hubiera pasado si lo hubiera rechazado? ¿Todo esto hubiera pasado si ese fenómeno desde el principio hubiera existido?...Y miles de preguntas más. 

De repente un pensamiento fuera de contexto se vino a colar entre mis pensamiento normales: "Mi alma algún día descansará de todas las vidas que ha presenciado o se ira al Infierno, donde mi yo tiene miedo de ir". Ese pensamiento fue tan raro como curioso y extraordinario. Aquel revoloteó en mi cabeza por un par de décimas de minutos más y después se perdió de entre los demás pensamientos, para más nunca ser escuchado. 

En un impulsó de querer sentir tristeza, me desvestí de mis ropas de combate y me introduje en el helado manto de agua del lago. Miré a la Luna con ojos de auxilio y luego sumergí mi cabeza en el agua.

Al instante, mi mente empezó a mostrarme mis más grandes recuerdos. Desde aquellos antes de que empezara esta guerra; Como el nacimiento de Alia o mis viajes familiares. Aquellos que sucedieron durante la guerra; Como la pérdida de mis padres o la destrucción de mi mundo. Hasta aquellos en donde había compartido el tiempo con Stivi.

Aquellos se hacían cada vez más rápidos, pero a la vez, más dolorosos. Solo veía fragmentos de aquellos cuando...el recuerdo de aquella noche apareció; aquella romántica noche con Stivi bajo el cielo estrellado. Sentí como mi ser se retorcía del dolor de la tristeza y mis lágrimas caer al agua. No podía hacer parar ese recuerdo. Y cuando sentí que me estaba por dar un ataque...todo, literalmente, se detuvo...

Y lo siguiente que supe fue que ya era de día, estaba en tierra, vestida y con mis alas bajo el encanto de una Parálisis...            

El Apocalipsis: El Diario de una AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora