16. Flechas punzantes

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Mikey bostezó dando tumbos mientras andaba.

-Axel debemos descansar...- dijo Niviangua.

El pelirrojo miró las ojeras de los tres chicos.

-Descansaremos una hora- dijo Axel sentandose en el suelo

-Suluk, asegura el terreno- le ordenó Niviangua al cernícalo blanco.

El ave emprendió el vuelo y Nivi se tumbó agotada.

-Montaré guardia- dijo Raph.

-¿No estás cansado?- preguntó Nivi.

-Tranquila, no puedo dormir, descansa tu- dijo Raph

La temperamental tortuga caminó entre los arboles cercano y vió algo clavado en los arboles.

Raph cogió las flechas clavadas en la corteza  de uno de los arboles y miró la punta en la que se podía apreciar el icono del clan Hamato.

-Leo...- murmuró Raph mirando al suelo donde se veían grandes huellas de un ser desconocido.

El sonido de una rama rota obligó a Raphael a sacar sus sais rapidamente y a guardar silencio.

Raph volteó rapidamente dispuesto a matar al ser que se habia acercado, sin embargo se detuvo antes de clavarle a un ciervo de imponente cornamenta su arma en la cabeza.

Raph apartó su sai y miró al ciervo que le hizo una reverencia. La tortuga de ojos esmeralda se inclinó también.

-¿Tu... tu eres el espiritu del bosque?- preguntó

El ciervo se dió la vuelta y empezó a caminar entre la maleza.

-Espera- dijo Raphael siguiendolo -¿porque yo? ¿porque me has escogido a mí?- preguntó

El ciervo continuó avanzando, se vez en cuando se giraba para ver si Raphael lo seguía, y entonces, él seguía avanzando.

Cuando por fin se detuvo Raph quedó atonito. El espiritu lo había conducido hasta una zona arrasada por las llamas. Los restos de los arboles, y de un pequeño poblado yacían en su tumba de cenizas y silencio.

Conforme Raph se adentraba más y más en los restos apreciaba más detalles, armas rotas, cadaveres calcinados de personas, animales y otros seres...

-¿porque me has traido aquí?- preguntó.

El imponente venado miró los arboles y los restos de los animales.

-Quieres que esta guerra acabe porque está afectando al bosque ¿no?- preguntó Raph

El ciervo asintió levemente con la cabeza.

-¿Y como podré yo detenerlos? No tengo ni idea de lo que debo de hacer-Dijo con desesperación Raphael.

El ciervo dió varias patadas al suelo y toda la zona calcinada empezó a crecer. Todos los arboles empezaron a crecer ante sus ojos, y un riachuelo se formó entre ambos.

El espiritu miró el reflejo de Raph en el agua. Raph hizo lo mismo, y entoces vio que había unas luces de miles de colores que lo rodeaban. Al levantar la cabeza para mirar al espiritu, este había desaparecido, y todo volvía a estar calcinado. Raph miró confuso a su alrededor, ¿que acababa de pasar?

-Todo está quemado de nuevo- murmuró agachandose a tocar el suelo. -Dudo mucho que vuelva a crecer nada en mucho tiempo-

Raph sacudió el polvo de cenizas del suelo y entonces vió un pequeño brote verde que salía del suelo.

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