Papá se fue, no fue culpa suya, de mamá tampoco.
Papá se fue cuando tenía cinco años de edad, o eso es lo que el calendario dice. Me hicieron sentar en la cama, la cual hasta ese momento resguardaba mi inocencia y la ocultaba delicadamente entre las sábanas perfectamente mullidas. Papá se inclinó poniéndose a mi altura y me miró a los ojos. Tenía cinco años pero no era estúpida, cuando papá me miraba con tal intensidad quería decir que era importante, algo adulto. "Anita, papá se va a tener que ir". Eso ya lo sabía, como tantas otras veces, él se iba y no volvía durante días para trabajar y revisar obras en La Solana, o tenía reuniones y conferencias que le ocupaban toda la mañana y "gran" por no decir toda la noche. " Y cuándo vas a volver" Aquella pregunta había salido de una boca pequeña, con tres palabras enormes, mamá me podría haber hecho un bocata de media barra con ellas. "Papá no va a volver a esta casa" Me puse a llorar desconsoladamente y a moco tendido, estuve a punto de secarme con las sábanas. " ¿Y quién va a usar el otro baño? En efecto, no estaba llorando por la despedida de mi padre; sino por el baño ya oficialmente en paro a la espera de ser usado. "Ahora el baño va a ser de mamá". Como tantas otras cosas, mamá empezó a hacer uso del baño así como de las facturas, de los gastos escolares y de la Sanidad. Eso lo dejaré para otro momento. "Entonces, ¿Ya no voy a volver a verte?" " Por supuesto que sí, estaré cerca de ti y podrás visitarme en otra casa". Me alegre, ya no tendría dos baños; ahora haría uso de tres. Esa noche me la pasé llorando, mi hermana también. No estaba segura si era por el baño oficialmente en paro o por la despedida de papá; no lo recuerdo con mucha claridad.
No fue culpa suya, de mamá tampoco.
Poco después estrené aquel extraordinario baño al igual que los otros tres que había. Se podría decir que durante los siguientes cinco meses cada tres días a la semana( Lunes, martes jueves y ocasionalmente viernes sábado y domingo) era feliz. Papá me ponía películas en la pared con un proyector y junto con aquellas bandas sonoras tan exquisitas, lograban ensordecerme de los gritos y las palabrotas que se decían papa y mamá. Vivía ocasionalmente con papá. Era feliz.
Dado por concluido aquellos cinco meses, papá me llevo al "teleférico" y me compró una hamburguesa. Fui al baño durante menos de dos minutos y volví a la mesa, donde me esperaba papá con la misma mirada de adulto familiarmente conocida; familiar, que irónico.
Papá me enseño su cartera en donde tenía dos fotos, la de mi hermana y la mía. No me acuerdo cuánto dinero llevaba encima. Mire con más atención y me fijé que al lado de aquellas dos caras angelicales, había un niño; más o menos de nuestra edad. Jamás lo había visto. "Qué feo" pensé.
"Este niño va a ser uno más en la familia, nos está esperando en casa. Me puse a llorar de lo lindo y maldecí al kétchup por haberme hecho ir al baño cinco minutos atrás.
Cuando llegué a casa, en efecto; allí estaba jugando con MIS juguetes y habitando en mi casa como si fuera suya, me prometí no dejarle usar el baño. Un poco más a la izquierda había un mujer, atractiva y embarazada. El regalo incluía a dos personas y una más en el pack. Eran tres. Como los cuartos de baño.
Poco después empecé a ver menos a papá, le veía un fin de semana cada dieciocho días. Debería haber sido quince, pero las riñas y los gritos de ambos decidieron que cada dieciocho.
Aquel niño enclenque y su madre vivían con papá. Nosotras ya no.
No fue culpa suya, de mamá tampoco.
Papá se fue de su querido país dos años después, el trabajo le reclamaba más que nosotras y el dinero era más necesario. No lo volvimos a ver año y medio después. No celebrábamos los cumples con él, ni la Navidad, ni el Año Nuevo, tampoco las vacaciones. Después de todo los dieciocho días que pasaba sin verle tiempo atrás tampoco me parecían tan mal, al cuarto de baño hacía tiempo que le mandé a tomar por culo. Por culo. Jajajaja.
Estuvimos hablando por correo electrónico hasta que llegó la bendición del whatsapp.
Me vino el periodo, deje de usar lacitos, me pusieron brackets y a papá le empezó a salir canas en la barba. Ahora solo le veo dos días al año.
No es culpa suya, de mamá tampoco.
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Lo que jamás llegue a decirte.
Short Story¿De verdad necesitas una introducción para adentrarte aquí? No lo creo. Espero que no seas de esas personas que vaya a juzgar un libro por su tapa o como en mi caso, por su lamentable descripción. Se crítico, aprende a juzgar sin preámbulo alguno, t...