Capitulo 5

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Si el pasado año se me ofreciera de nuevo,

Y entre el bien y el mal se me diera a elegir,

¿Aceptaría el placer con el dolor

U osaría desear no habernos conocido?

El primer día de los 394 restantes...me resulta aterrador la facilidad con la que pasa el tiempo, se me resbala de las manos. Una vez más vuelvo a ver las mismas caras de siempre, con las mismas expresiones de siempre, así como sus asombros, nulos. Exacto, completamente nulos. No consigo lograr ni un atisbo de fascinación o incredulidad, ni siquiera de emoción. Me entristece las miradas perdidas, sin ningún objetivo dignos de su admiración. Todos se encuentran sentados, con desgana e incluso aburrimiento. Me he situado en la primera fila, con la mejor sonrisa que he podido, como si nadie nunca me hubiera visto llorar, como si la palabra decepción nunca hubiera existido para mí ¿Hipocresía? No, no creo Yo lo llamaría optimismo. Al lado mío se encuentra la única persona que conozco; es estéticamente bonita, todavía no la conozco del todo como para atreverme a decir como es por dentro.

Detrás recuerdo unas caras familiares del pasado, con una me la pasé riéndome inocentemente, sin saber que años más tarde; me encontraría llorando desconsoladamente entre los brazos de la otra, sin importar que me viera. La vida son como los camareros, no paran de entrar y salir con una bandeja nueva, con una experiencia diferente; pero tristemente la mayoría conoce a otras personas y terminas perdida entre sus juguetes, así como la amistad que procurábamos que nadie nos quitase, yo a eso lo llamo ilusión para gente ilusa.

Una chica rubia con el pelo rizado acaba de entrar por la puerta, no me ha dado tiempo mirarla a los ojos; se ha ido directamente a la última fila. No me ha dado tiempo verla del todo, pero me resulta familiar, puede que haya hablado con ella, o puede que haya soñado con ella; no estoy muy segura.

Para su desgracia (o suerte quién sabe) el profesor con el mismo tono de voz y con las mismas ilusiones que las veintiséis personas restantes situadas entre estas cuatro pareces, la pide que se siente en primera fila; a mi lado. Por fin la miro a la cara, lo primero que registro son sus ojos verdes tímidos; sin ningún motivo aparente para ser observados ¿Qué vi en ellos? Timidez, incertidumbre quizás. Me resulto fascinante que ante el primer contacto visual que reestablecimos después de tanto tiempo, me mirara directamente a los ojos. El modo de mirar a las personas está muy infravalorada. Algunas no te miran, no pienso que sea por desinterés sino por precaución. A lo mejor no están preparados para mirar fijamente a otra persona por miedo a lo que verá o tendrá que enfrentarse, simplemente perciben de otra manera. ¿Por qué la miraba debe de ser necesariamente las ventanas del alma?, una bailarina te diría que los pies, un pintor te diría que un cuadro; al igual que tú dirías otra cosa.

Lo bueno de ambas fue que nos miramos directamente, no titubeamos, ni tampoco nos conformamos. Ha pasado un año desde que la conozco, y aún no logro entender como semejantes ojos verdes, con una aro amarillo rodeándola el iris ha llegado a procesar y a mirarme de tantas maneras diferentes, son tantas las cosas que veo a través de ellos y he ido viendo, que ya no me conformo con ver algo rutinario, necesito verme y ver cambios en ellos.

Esto resulta un poco aterrador e irracional, pero lo que intento que veas a través de estos textos, es que hay infinitas emociones para infinitos momentos.

No te conformes,

Por favor no te infravalores.


Lo que jamás llegue a decirte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora