Heridas (1/2)

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Hace mucho que no escribo, me siento frustrada; estoy frustrada.

No tengo con qué mantener la cabeza ocupada; la mente distraída.

Voy a contar una historia sobre una chica, no importa su nombre; no necesita uno me resulta irrelevante. Lo importante es lo que vas a leer.

Una chica, rubia, morena como quieras, tienes que saber que tan sólo es una más de cientos que la ha tocado ser protagonista de un libro que pocos van a leer, es divertida o eso dicen, no cuida mucho su imagen porque no la interesa lo que vean los demás. No cree en lo físico porque piensa que es una ventana tapiada por la que todo el mundo asegura ver algo, escucha demasiada música y se excede de libros a falta de incentivos. Se considera una persona social porque la reconforta saber que no es la única que se siente lo suficientemente sola para establecer una conversación que como mucho durará seis minutos siendo generosos, le gusta escuchar a la gente que está dispuesta a confiarla sus pensamientos, no tienen por qué ser secretos, con eso basta.

Tiene amigas, las ha ido encontrando y perdiendo continuamente.

Ocasionalmente es feliz. Leyendo un libro; tomando café, escuchar la risa de los que ama y los gestos de su hermana que solo ella conoce.

Siempre ha fantaseado con encontrar un amor épico, que no eterno.

Por épico quiere decir un recuerdo bonito, íntimo y puede que efímero. Un sentimiento tan fuerte que aunque haya dejado de creer en el amor y otras cosas al menos cuando piensa en ello de nuevo una ráfaga involuntaria de confort se pasea con petulancia por todo su cuerpo recordándola aunque ella no quiera que las ilusiones existen, la inocencia prospera.

"Paciencia...paciencia, ya llegará. Lo vas a sentir." Se dice una y otra vez.

No es la primera vez que nota esa opresión en el pecho y tics nerviosos que solo ella reconoce cuando se está dando cuenta de que de nuevo, por desgracia o fortuna vuelve a sentir fuerte, de manera desgarradora algo por alguien. Eso es lo malo, cuando siente lo hace con intensidad, durante un largo y agonizante tiempo para ella.

Solo se ha fijado en dos personas a lo largo de su vida, de momento.

Uno duró tres años. El otro de sus 17 incesantes años de vida queda reminiscente como el molesto pitido en una oreja gritando los pros y las contras, las posibles victorias y derrotas. Probablemente habría salido ganado, pero la cobardía que poco a poco empezó a convertirse en distancia lo corrompió en desinterés y derivó al olvido. El segundo duró concretamente seis años.

Si hacemos este sencillo cálculo eso quiere decir que ha sentido de forma apasionada y prudente nueve años por dos personas diferentes. A lo largo de todo ese tiempo ha madurado lo suficiente como para afrontar de una forma digna que uno de ellos está feliz en una relación de dos años al lado de otra persona, digo feliz por decir algo; en realidad no sabe nada de su relación y eso la alegra porque cuanto menos sepa la gente todo es más valioso.

Hoy en día se siente bien porque se ha quedado en un "a veces bonito, a veces doloroso" recuerdo.

En cuanto a la segunda persona, procesa un gran cariño y respeto. Una amistad que a veces queda en el olvido pero otras revive como una llama. El tiempo todo lo gasta, termina consumiendo.

Ya no siente nada por ninguno de los dos.

Pero cada vez que rebobina a aquello siente un estado de confort que la consume. Y no puede evitar pensar que fue y ha sido Épico. Un recuerdo, una ilusión.

Lo que jamás llegue a decirte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora