Un sueño corto (parte I)

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Despertó entre tinieblas, nada podía verse, camino tanteando el terreno en el cual andaba, rogando no caerse o golpearse.

Camino por largo rato hasta que se topo con una superficie dura. La recorrió con las manos esperando encontrar alguna cosa que le ayudara en medio de la oscuridad, un switch o una linterna, cualquiera de las dos cosas era bastante bien recibida.

Pero no se encontró con ninguna de ellas, si no, con algo mucho mejor.

Una perilla que le daba a entender que saldría de aquella oscuridad, cosa que realmente le alegraba pues si bien, no le temía a la oscuridad, tampoco era fanático de ella. La giro con lentitud hasta que se escucho un clic anunciando que la puerta quedaba abierta.
Una luz segadora dio de lleno en sus ojos impidiéndole durante varios segundos distinguir donde se encontraba.

Cuando todo se aclaro frente a el... Sintió que su alma abandonaba su cuerpo y un sudor frío le recorría la espalda.

-Estoy... Muerto? - pregunto al aire mientras veía la escena frente a el.

Una mesa perfectamente arreglada para el desayuno, tres puestos exactos para los residentes de aquel lugar. Miro de nuevo hacia el lugar del que acababa de salir y no dio crédito a lo que vio.

Su habitación, su vieja casa y peor aun... Sus dos padres...

Corrió a la cocina donde estaba su madre alegre cocinando y fue directo al calendario en la pared para ver la fecha en la que se encontraba... Una semana antes de que el matara a Takaoka... Una semana antes de que su vida se perdiera... Pero... Por que sus padres estaban juntos? Estaban divorciados...

-Nagisa, te encuentras bien? Te ves algo pálido - dijo su madre con clara preocupación.

-Mamá?... Pero... Tu... Papá... Ambos... Estoy muerto? - pregunto cuando por fin pudo formular una frase coherente.

-Pero que pregunta es esa? - respondió su madre incrédula - no te sientes bien, verdad? -.

-No... Bueno... Si... No... Yo...-.

-Ya entiendo, te desvelaste nuevamente con esos videojuegos y Karma, verdad? - pregunto Hiromi dejando sin palabras al peliazul.

-Karma?-.

-Si, debo dejarle en claro a ese chico que deben dormir y no solo jugar - dijo la mujer en un largo suspiro - pero bueno, sera otro día, ahora come que se te hará tarde para la escuela -.

El peliazul sacudió la cabeza para tratar de despejarla y poder atender la manda de su madre, llego a la mesa y se sentó en su lugar habitual, esperando lo que fuera que pasara a continuación.

Su madre salio de la cocina con el resto de las cosas para el desayuno y tomo asiento frente al el.

-Keigo, ya deja el trabajo y ven a comer! - grito ella al hombre sentado en la sala, quien se sobresalto y dejo las hojas que tenía entre las manos para ir a la mesa.
Ante tal acto, Nagisa sintió que su mandíbula caía hasta el suelo y el estómago se le comprimía.

-Perdón, estaba muy concentrado - se excuso el hombre tomando asiento a la cabezera de la mesa y comenzando a devora sus alimentos - tan delicioso como siempre! -.

-Papá... Que haces aquí? - pregunto el ojiazul cuando al fin pudo formular palabra alguna.

-Bueno hijo, se que siempre estoy en la oficina, pero hombre! De vez en cuando se me da por pasar a ver a mi adorada familia - dijo el hombre totalmente apenado mientras tomaba la mano de Hiromi en forma cariñosa.

-Este pasa por no estar aquí tan seguido - se burlo la mujer dando una cucharada a su comida.

-No! Perdón... No era mi intención sonar a reclamo...- se disculpo el menor con la cara totalmente roja.

-lo se hijo, lo se, no te preocupes por eso - respondió el hombre en forma calmada restando importancia al tema - mejor preocupante por la hora, es bastante tarde, no lo crees? -.

El peliazul giro la vista al reloj sobre la pared y noto que faltaba poco menos de media hora para que las clases dieran inicio y el vivía considerablemente lejos.

Salio corriendo para tomar su mochila (puesta en el lugar de siempre) y se despidió fugazmente de sus padres, cosa que le pareció sumamente rara, una vez fuera de su casa, suspiro pensando en que tendría que correr hasta la estación de trenes hasta que a su mente llego el recuerdo de las lecciones de Karasuma que había usado a lo largo de su carrera.

-Si seras idiota Nagisa...- se burlo de si mismo arrojándose al vacío para comenzar a saltar por los tejados del vecindario.

-(Esto es un sueño...)-.

.
.
.

Se sintió raro al llegar a aquella academia nuevamente, con los mismos alumnos de caras abrumadas por mantener las mismas calificaciones... Aquella montaña tan tranquila por la cual se llegaba al edificio de la clase E. Subió despacio, disfrutando la sensación de nostalgia que envolvía su cuerpo, el aire lleno de recuerdos agradables y mejor aun, el sonido de aquella voz que por ese entonces le alentó a superarse como alumno y como asesino.

Llego a aquellas viejas y deterioradas instalaciones de madera y camino por esos pasillos hasta su aula. Dudo un momento antes de entrar a aquel salón donde las voces de sus amigos se escuchaban, tomo un gran bocado de aire y decidió entrar de nuevo a su aula.

-Buenos días! - saludo con una sonrisa en el rostro, una que desde hace bastante tiempo, no creyó volver a mostrar mas que a sus hijos, su colega, Asano... Y también a Karma.

-Nagisa-kun! Buenos días! - saludo Sugino desde el puesto de Kanzaki, con quien se encontraba platicando.

-Hola Nagisa! - también respondieron Maehara e Isogai quienes estaban al fondo del salón viendo algunas cosas en el celular del rubio.

-Nagisa! - le llamo Nakamura junto a las otras chicas - ven que necesitamos tu ayuda! -.

-Eh? Si, claro! - respondió el caminando veloz a donde sus compañeras se encontraban - en que puedo ayudarlas? - pregunto en tono amable.

Las chicas sonrieron con malicia y tomaron al peliazul de los hombros para llevarlo a otra aula en el edificio y cerrar la puerta tras de ellas.

-Bueno, Nagisa-chan...- hablo Nakamura con su típica voz juguetona remarcando el "chan" - Como sabes, tenemos el viaje la próxima semana, pero no tenemos dinero suficiente, así que queríamos pedir tu ayuda para aumentar nuestros fondos - le explico la rubia siendo apoyada por sus demás compañeras.

El sonrió, sabia a lo que se referían, lo sabia muy bien, pero no le molestaba esta vez, después de todo, esa apariencia le era favorable en su trabajo y si todo esto era un sueño, por que no hacer con los recuerdos de ese tiempo las cosas que siempre quiso.

-Y que tendría que hacer, Nakamura-san? - pregunto en tono inocente.

-Bueno... Solo tomaremos unas fotos para hacer un calendario! - respondió la aludida mostrando una cámara.

-Ya veo... Y donde, y cuando, las tomarían? - cuestionó el peliazul tomando una aptitud relajada, cosa que no paso desapercibida para las chicas.

-Aquí mismo, saliendo de clases - le informo la chica.

-Tendré que usar vestidos si acepto, cierto? -.

-Que perceptivo andas el día de hoy Nagisa - soltó la chica con ligera risa - pero si, ese es el plan, te negaras? - pregunto esperando las protestas del pequeño peliazul, protestas que nunca llegaron y en su lugar, una sonrisa juguetona de coloco en el rostro de muchacho.

-Acepto -.

Tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora