Sorpresas amables

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Un hombre de cobriza mirada veía a través de los cristales en su habitación.

Habían pasado ya ocho meses después de la pelea contra el shinigami, de alguna forma había logrado mantenerse estable para cumplir con su ahora papel de padre para los jóvenes protegidos del pequeño peliazul.

No había sido fácil, y era consciente que no lo seria tampoco en un futuro.

La pequeña pelirrosa recién partía a su instituto, mientras el chico castaño esperaba a que el saliera de aquella habitación para partir a la oficina, el pelirrojo le había conseguido un puesto en el área de informática, además de inscribirlo a una universidad en linea.

Ellos dos eran lo que le mantenían en pie y, para sorpresa de todos, Shadow y Asano también se mantenían cerca de el en caso de que su depresión llegara a mas del limite.

Porque si, el egocéntrico, sínico y maldadoso Akabane Karma era, a esas alturas, solo un cascaron de lo que fue una vida, un robot que se movía por inercia y el puro instinto de supervivencia.

Karma estaba y no estaba en un punto muerto de la vida.

-Akabane-san, llegaremos tarde - le interrumpió el mas joven antes de que llegara a ese abismo negro al cual siempre acudía cuando llegaba la hora de dormir - ¿Karma-san? ¿Se encuentra bien? -.

-Si, en seguida salgo - respondió el pelirrojo después de un largo suspiro.
Miro por últimos ma vez el cielo ir su ventana y en su rostro se dibujo u a tenue sonrisa -(Poco a poco el cielo va tomando color... ¿Sera por que estas tu arriba?)- pensó el pelirrojo antes de salir para ir a otro día mas de trabajo.

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-Hoy saldré un poco más tarde, así que no me esperes, sales y te vas a casa - merecía el pelirrojo a su "hijo" mientras caminaban por el edificio - en cuanto llegues me llamaste y me pasas el reporte de Bahar, esperando que hoy no salga con alguno, pero si lo hace me dices - indico pensando e la chica.

-Si Akabane-san - respondió el menor antes de entrar a la oficina en la que laboraba.

-(Supongo que está bien... ¿Nagisa, estoy haciendo un buen trabajo con tus hijos? )- pregunto al recuerdo en su mente mientras soltaba un largo suspiro.

Camino otro poco hasta que por fin llegó al elevador, pensando que unos minutos de silencio y soledad le vendrían perfectos. Pero eso no sería posible, un pelinegro de ojos verdes y un rubio-fresa de ojos violetas ya le esperaban dentro con grandes sonrisas.

-Karma/Akabane - saludaron ambos halando al pelirrojo para que no pudiera huir.

-Que demonios hacen aquí? ¿Que no tiene personas que matar y niños que atormentar?- pregunto con tono cansado mientras presionaba el piso al que se dirigía.

-Hmmm... Matar a alguien... No, hoy no toca - le respondió el de ojos verdes con su habitual tono alegre mientras observaba al de ojos violetas esperando su respuesta.

-Yo tampoco tengo víctimas el día de hoy, por eso decidí venir a jugar un poco contigo Akabane, ya da es, como en los viejos tiempos - dijo Asano con indiferencia - y no te preocupes, tu asistente ya se encargo de aligerar tu agenda - le informo tranquilamente.

-¿Que? ¿Por qué? -.

-Karasuma quiere que vayamos a un lugar en especifico - respondió el pelinegro saliendo del elevador en cuanto este abrió sus puertas - al parecer es algo importante -.

Tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora