-Nick, marca el número del Doctor de Miranda, está pegado al refrigerador. -Nick tomó de inmediato su teléfono y llamó al Dr. Finn, al mismo tiempo que _______ masajeaba las entumidas manos de Miranda. - ¿qué sientes Miranda, puedes moverlas desde el brazo? -Generalmente cuando una crisis venia, Miranda siempre intentaba mover sus extremidades desde la parte superior, justo en donde el dolor disminuía señalando la intensidad. Miranda negó con la cabeza.
-No puedo mamá, ésta vez no puedo mover mis hombros ni mis piernas. ¿Qué me está pasando? Dame la pastilla mamá. ¡Dame la pastilla! -Tomaba medicamentos exclusivamente para las crisis, le detenían el dolor al instante, mientras era tratada por un médico, inmediatamente ______ alcanzó las píldoras del cajón de la mesa de centro. Las tenían en todos lados por emergencia, sin embargo esta vez nada sucedió. _________ reaccionó sorpresiva al saber que ni siquiera había disminuido un poco su dolor. Nick entró en la habitación con su celular en la mano.
-El Doctor Finn viene en camino. ¿Te sientes mejor, cielo?
-No, Madre.
HORAS MÁS TARDE/ HOSPITAL SANTA MÓNICA DE CHICAGO
-El doctor dice que Miranda tardará algunos dias en recuperarse, necesita demasiada terapia física, por lo tanto la tendrán en observación durante dos semanas. -______ explicó a Nick y Sara, que parecían bastante angustiados. Ella también lo estaba, podría apostar a que su rostro estaba pálido y sus labios estaban secos. Nick la tomó de la mano haciédole sentir su calor...se dió cuenta que ése era el génesis de toda una semana llena de emociones intensas.
-No puedo creerlo, ella jamás se había paralizado, Dios mío...estoy muy nerviosa, ______. Es la niña más felíz que conozco, no merece que ésta aberración le suceda. -Sara se echó a llorar, colocando sus manos sobre su regazo, _____ intentaba darle consuelo pero por dentro quería derrumbarse como una torre. Sin embargo ahí estaba Nick, de su mano y acompañándola en un momento tan amargo de su vida.
La silueta arrogante de Carlota Pemberton se asomó por el corredor, mientras la siñueta se hacía más grande, de igual manera crecían las ganas dentro de _______ de gritarle que se fuera. No necesitaba estar ahí. No con Miranda tan delicada, después de todo...jamás la había querido.
-¿Qué es lo que quieres aquí, madre? No eres bienvenida. -____ se puso de pies, desafiandola a cualquier tipo de amenaza que su petulante boca pudiera lanzar contra ella.
-Estoy aquí para ver a mi nieta, claro. ¿A caso no tengo derecho? Si soy su abuela. -Carlota miró a Nick con algo de sorpresa, probablemente esperaba encontrar a otro hombre que dormía con _____ para luego después poder escupírselo en la cara en alguna cena familiar. - Vaya, veo que el padre perdido a regresado...y, dime Nicholas...¿cómo fué tu cara de decepción al saber que tu hija no es más que un maldito castigo del demonio? -Nicholas intentó no gesticular, estaba hirbiendole la sangre mientras la veía simplemente con el peinado perfecto y un vestido francés bordado finamente a mano, al parecer, hecho exclusivamente a su medida.
-Mi hija no es ningún demonio, Sra. Pemberton. Miranda tiene crisis que sanarán muy pronto. Lo menos que necesitamos aquí es que su vibra negativa nos contagie a todos.
-Dios, por favor dejen afuera tantas fantasías y cuentos infantiles. Miranda es mi familia, solamente vengo a verla. -Se dejó desaparecer tras la puerta helada de la habitación de Miranda, estaba demasiado sedada y apenas podría abrir los ojos. -¿pero qué tenemos aquí? Miranda, te contaré algo, niña. -Entre abrió su bolso del cual sacó una jeringa con líquido amarillo y se lo suministró al suero de Miranda. - Las niñas no deseadas como tú. Merecen irse al infierno. Porque justo de ahí, es donde salieron.
Miranda cerró completamente los ojos, mientras sus signos vitales se volvían más débiles. Carlota salió nuevamente y decidida a irse, mientras los doctores entraban a estabilizarla, estaban sus latidos muy débiles y ordenaron análisis inmediatos.
-¡Doctor! ¿A dónde la llevan? - _____ siguió anguistiada al menudo cuerpo del Dr. Finn, para encontrarse con su estrecha nariz y lentes de graduación alta.
-Le haremos estudios, Srita. Pemberton, ella tiene sus signos vitales muy débiles y necesitamos averiguarlo con urgenica. Le sugiero que no ponga todas sus esperanzas, lamento decírselo...pero esto es totalmente desconocido para nosotros, pero le aseguro que no renunciaremos hasta haber agotado nuestro último recurso.
-¡Pues hágalo, si esa niña muere, el siguiente será usted! -Nick lo tomó de la camisa, mientras _____ trataba de apartarlo. Estaba escurriendo en lágrimas, su pequeña merecía una segunda oportunidad.
-Perdonelo, está con sus emociones a flor de piel, haga lo que pueda. Por favor sálvela. -______ se escurrió la nariz, secándose a continuación unas lágrimas de sus mejillas. Y se sentó, en el frio metal de las sillas de la sala de espera, a ver pasar el tiempo y con él la recuperación de su hija. Sara en contraste se quedó mirando a la nada, apenas notaron cuando su madre se fué, ellas pensaban que esa mujer llegaba siempre cargada de malas rachas con su presencia, no había modo de sentirse bien, de ninguna manera. Sobretodo cuando el único rayo de sol de la vida de _____ y ahora de Nick estaba luchando por su vida sobre una plancha conectada a un tanque de oxígeno artificial.
_________ sintió una corriente eléctrica subir por todo su cuerpo al tomar la mano de Nick, tal y como en los viejos tiempos...la vida los había unido por la más extraña de las razones, moviendo algunos hilos mágicos y diseñando el momento perfecto para que en aquella galería, sus miradas se volvieran a unir...aun después de once largos años y caminos distintos, descubriendo que había algo más fuerte que unía sus vidas, y hoy, ese alguien y lo más hermoso de la vida de ambos...tenía su vida colgando de un hilo. Nick observó el azúl polar de sus ojos mientras unían sus labios y ahí estaban, en el momento en justo en el que Nick recogió toda esa carga que ella cargaba sobre su espalda, simplemente por amor, salvándola de sí misma...como siempre.
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La maldicion de sus penitencias (Nick Jonas )
RomansaNicholas Jonas se juró a si mismo jamás volver a recordar aquel verde acua que acorralaban las pupilas de sus ojos, ni tampoco reencarnar los besos de sus pecas bajo ninguna fotografía vieja suya, o volver a tocar el maldito cajón que _______ Pember...