Capítulo 6 Verdades lastimosas

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Capítulo 6 Verdades lastimosas

Había olvidado la tranquilidad que el agua me transmitía; me hacía sentir tan ligera, pura, y sobretodo, alejada del mundo. Saliendo de mis clases exhaustivas de natación acordé con Jenny para vernos en algún café.

Hacía un largo tiempo que no platicaba con ella. Oh, por cierto, Jenny es la única verdadera amiga con la cual pude contar (además de Laura, claro está); verdadera porque las demás se tomaron muy mal el asunto de mi relación con Niall, sólo Jennifer le hizo honor al significado de amistad.

Llegué un poco después de la hora acordada, pero no resultó un problema pues Jenny acudió al mismo tiempo que yo. Nos saludamos animadas y luego llamamos al mesero para que nos atendieran.

-¿Y cómo te va con mi rubio? Perdón, con tu rubio... con Niall- preguntó. Yo reí.

-Creo que bien- respondí insegura.

-¿Crees?

-Bueno, no es nada fácil mantener una relación con alguien tan popular como él.

Inmediatamente probé un sabor agrio en la boca. Fue por culpa de la fluidez con que había dicho esas palabras, como si fueran una maldición. Hice polvo aquellos pensamientos, Niall no era ninguna maldición.

-Ni me lo imagino Julie. ¿Pero acaso no pensaste en todo esto? Es decir, ¿Qué ocurrirían este tipo de cosas por las que estás atravesando?

-Sí, las tenía en mente. Pero no pensé que serían tan difíciles de... superar.

-Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea-. Colocó su mano sobre la mía y me dirigió una mirada sincera.

-Gracias.- musité regalándole una sonrisa.

El mesero dejó nuestra orden en la mesa, y justo cuando iba a tomar el popote para saborear aquella malteada, una figura bien conocida apareció cruzando la puerta del café. Su misma cabellera negra, ojos profundos, labios finos, era su mismo estilo gótico.

-Cece.- murmuré atónita, viéndola fijamente.

-¿Quién?- preguntó Jenny.

-Perdón, ahora vengo.- dije y me levanté de mi asiento.

Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, ¡Era ella! De eso estaba segura, a pesar de su notable aumento de estatura. Me acerqué con cuidado hacia la chica y le toqué el hombro para llamar su atención.

-¿Cece?- pregunté.

Ella volteó, pero su mirada no fue la que esperaba ver. Esos ojos azabache mostraban una repulsión total, que creí sentirme como mierda.

-¿Tú? ¿Qué haces aquí?-dijo con disgusto y apartando la mirada.

-Cece, ¡soy Julie! ¿No te acuerdas de mí?

Ignorando mi pregunta, pidió al cajero un frappuccino , posteriormente pagó y se fue caminando con el vaso en la mano hasta salir del café. De algún modo, logré que mis piernas avanzaran para alcanzarla, quizás no me había reconocido, quizás había escuchado mal.

-¡Cece!

-Déjame en paz, quieres?- levantó las manos para que no me acercara, al parecer le daba asco mi presencia.

-No lo entiendo, ¿No te acuerdas de mí?

-¿Y cómo no hacerlo? La famosa mexicana que se hizo novia de Niall Horan... me dan ganas de vomitar.

-Pero... éramos tan buenas amigas en Londres, traté de contactarte pero tu número sonaba equivocado.

-Pues claro linda. Cambié mi número de celular después de esas vacaciones. Pensé que si cortaba cualquier contacto contigo, no tendría que volver a verte- frunció el entrecejo disgustada.- Quita esa cara de niña boba que traes. No te has preguntado, ¿Quién fue la persona que llamó a tu novio, el mismo día de tu regreso a México? ¿Alguna idea?

Mis labios se quedaron cerrados, tal cual hoja y pegamento.

-¿No? ¡Ash! Cómo me desesperas, no comprendo cómo te pude aguantar tanto tiempo. A ver Julieta, justo después de enterarme sobre tu relación con Niall, me propuse hacerte la vida miserable. No soportaba la idea de que alguien como él, se haya fijado en una persona como tú. ¡Sólo mírate!, eres tan chaparra, deforme, extremadamente fea y ni hablar de los kilos de inseguridad que se te huelen a kilómetros. Quería verte sufrir. Realicé todo lo posible para que su amorío terminara, hasta hice eso de la llamada a tu noviecito para sembrarle las dudas....Eso fue fácil.

-Pero... ¿Cómo sabías lo que iba a hacer? Nunca te dije lo que pensaba en esos momentos.

-Ay cariño, es que eres tan predecible. Sabía que de tu inmunda boca saldrían aquellas palabras. Me sentí tan feliz cuando rompieron; al fin mi plan daba resultado... Y ahora no puedo creer que hayan regresado. Agh, me has arruinado el día, será mejor que me vaya antes de que me de gastritis por sólo verte la cara.

Dio la vuelta, haciendo que su cabello chocara contra su cara y se marchó lejos de mí; dejándome rotundamente destrozada.

Miserable y muerta serían algunas de las muchas palabras que usaría para describirme ahora. Sí, definitivamente soy una mierda bien hecha. Mi mente aún no se tragaba tanta verdad. Era como si la hubieran pateado y después echado a un charco de agua sucia. Así me encontraba yo, llena de basura. Debería de tirarme ahora por el abismo de la desolación. Afortunadamente, y por arte de magia, unas manos se posaron sombre mis hombros para salvarme.

-¿Estás bien?- preguntó Jenny.

Pude notar una gran preocupación en el tono de su voz. Negué con la cabeza y sin decir nada, aproximé m cuerpo de una manera torpe hacia el de ella. Me abrazó y las lágrimas no tardaron en caer por mi cara; quemaban tanto que llegué a creer que el líquido salado había sido reemplazado por ácido sulfúrico. Mi vista se nubló, no pude contenerme más y exploté. Exploté como una fina bolsa de plástico llena de agua.

Las palabras de Cece seguían retumbando en mi cabeza ‹‹Sólo mírate, eres tan chaparra, deforme y extremadamente fea››. Pues bien, ahora podía agregar a Cece a mi lista de "Mejores ex amigas", la cual había incrementado bastante en este último año. Lo peor es que tiene razón: Soy horrible. Niall no se merece salir con alguien como yo.

-Julie ¿Puedes decirme lo que pasó?

-No quiero hablar de eso.- dije limpiándome algunas lágrimas.

-Es malo guardarse todo. Te contamina el alma.

-No es algo por lo cual preocuparse, de verdad Jenny. Gracias.

Cuando estuve en mi casa, volví a pensar en lo sucedido. ¿Cómo es que se fue a fijar en mí? Tal vez me tiene lástima, tal vez sale conmigo por obra de caridad, tal vez, tal vez...

El pitido de mi celular comenzó a sonar, sacándome de mis pensamientos. Lo cogí y me di cuenta de que tenía varias llamadas perdidas de Niall. Fruncí el ceño. Seguramente saldría reprendida por mi corazón debido al próximo movimiento que estaba a segundos de hacer. Pero bajo estas nubes tan grisáceas donde me hallaba, era imposible pensar con claridad.

Cerré los ojos y pulsé el botón de apagado. De ahora en adelante, todo cambiaría.


Sueños verdaderos N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora