Capítulo 9 Confesión

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Capítulo 9 Confesión

Julio

Narrador

La vida no es un asunto fácil, puede ser tan dulce y alegre como un pastel de cumpleaños, pero la mayoría de las veces se comporta como una perra maldita desgraciada.

Julieta estaba en la parte más baja de esa montaña rusa, se veía en una clase de agujero negro andando sin rumbo y sin razón. Ella sabe que Niall es el único que puede llevar luz a su vida; el único capaz de abrirle los ojos y hacerla entrar en razón, pero tenía una enorme falta de confianza, incluso más grande que el mismo río Tíbet. Le sembraba dudas a cada rato y eso le impedía abrir su corazón a la persona que tanto amaba en el mundo.

Por otro lado, Niall estaba consternado y se sentía impotente e inútil por desconocer los motivos que habían llevado a Julieta a ocultarle ya demasiadas cosas. Sin embargo, él conocía exactamente lo que tenía que hacer para reparar el daño hecho, empero debido a su apabullante miedo de afrentarse a una verdad -que nunca sucederá, pero su malévola mente le estaba jugando trucos haciéndole creer cosas que ni en un millón de años tomarían lugar en su vida- lo tenían completamente ciego.

Ambos se necesitan, tanto el uno como al otro. Uno tiene esa cualidad especial que el otro requiere para ser feliz, son como dos piezas de engrane; si no están juntas nada funciona y todo sale mal. El problema es que no lo saben, y necesitan la ayuda de sus seres queridos para darse cuenta de eso, de todo.

¿Serán capaces de luchar por lo que más desean? ¿Por hacer realidad sus sueños verdaderos?

Narras tú

La depresión no es algo muy bonito de vivir, para nada. Mi baja autoestima me estaba comiendo a bocados, parecía que le encantaba hacerlo, ya que cada vez más me sentía mucho peor que los minutos anteriores. No sé si todavía no tengo novio, mi celular no ha sonado con su nombre en la pantalla, creo que me ha olvidado... esto está mal. Se supone que al cumplir todos mis sueños debería de estar infinitamente feliz, porque hacer realidad algo que pensé imposible, es inmejorable, es un logro máximo en la vida. Sin embargo, a pesar de todo eso, me sentía débil, vacía; nada de lo que tenía planeado.

Cuando trataba de distraerme, ahí salían los mensajes de desprecio y aberración: cuentas dedicadas específicamente para odiarme, eran como un montón de pirañas atentas a cualquier movimiento de su presa, astutas a la hora de morder la piel de mi cuerpo hasta dejar solo el hueso. Se trataban de los últimos empujones que me hacían hundirme más adentro del hueco.

Esto apesta.

¿Ahora qué hago? He perdido completamente el camino.

Eran exactamente las 10:00 am del viernes décimo sexto de julio, había tomado una ducha matutina tratando de alejar la tensión de mi cuerpo, pero fue un intento fallido. Después de desayunar, tuve que retocarme un poco los ojos con maquillaje, pues tenían una apariencia rojiza debido a las gotas saladas que salían constantemente por ellos. Me despedí de mis padres y salí a la calle para tomar el autobús que me lleva al trabajo. El camino estuvo sorprendentemente libre por lo que tuve 30 minutos de sobra para pasar el rato, decidí sentarme en una de las bancas del parque que se encontraba cerca. Se hallaba casi vacío, a excepción de un señor de tercera edad acompañado por una chica menor que yo, supuse.

Sin previo aviso y con un desbordante poder, un flashback inundó mis pensamientos. Era la primera vez que veía a Niall tan cerca después de tres años, llevaba puesto un disfraz de abuelo para que no lo reconocieran y yo me burlaba por su aspecto, fue cuando me pidió perdón por haber roto su promesa. El recuerdo fue tan doloroso que a mi corazón le llegaron varias punzadas tormentosas e insoportables. Cerré los ojos y los obligue a no llorar, con trabajos pude deshacerme del nudo en mi garganta. Los abrí de golpe, mirando fijamente hacia el cielo azul. Maldito, estaba restregándome su felicidad en toda mi cara. Suspiré, y por causa desconocida saqué mi celular del bolsillo, comencé a vagabundear entre mis contactos hasta que me topé con el número de Louis. Después de varios infernales pitidos, respondió.

-Hola, Louis aquí. ¿Quién habla?

-Louis... amm, soy yo...

-Julie- dijo interrumpiendo.

-Sí.

Hubo un penetrante silencio mientras agarraba valor.

-No me has llamado sólo para decirme que eres tú, ¿Verdad?

Reí en voz baja.

-No. Louis yo...

-Algo está pasando entre Niall y tú, ¿O me equivoco?

-No, no. ¿Cómo lo sabes?

-Niall ha estado raro últimamente.

-¿Raro? ¿Cómo raro?

-Dime lo que pasó-respondió ignorando mi pregunta.

Cansada deje salir un bufido casi animalesco.

-Te dije que me contaras todo, no que te convirtieras en animal Julie.

Volví a reír, esta vez más alegre.

-No sé, Louis. No sé lo que pasó. ¡Es que no lo entiendo! ¡No-no no sé qué!

La voz comenzó a temblarme pero le impuse que se compusiera inmediatamente.

-A ver Julie. Primero respira ¿Ya?

-Ya.

-Bien, ahora sí dime. Pero con calma, no hay prisa.

-Sí, lo siento. Pues... todo empezó cuando Niall y yo tuvimos que regresar a nuestros respectivos lugares, los primeros meses fueron pasable pero después todo se fue al carajo. Sabía que me sentiría así, sólo que... no creí que fuera tan débil, ¿Entiendes?

-Sí, sigue.

-Entonces comencé a tener todas estas dudas; que si Niall me anda engañando, que si quiere cortar conmigo. No soy suficiente para él, Louis. Niall mereces alguien mejor, no entiendo porque está conmigo, no sé. El día de nuestro aniversario lo llamé, pues él no lo había hecho, pero creo que fue porque lo había estado ignorando. En fin, lo llamé. Estaba en una fiesta, escuche unas cosas y todo se fue para abajo. Estoy en una depresión como no tienes idea ¡Y ya me harté de sentirme así todo el tiempo! Para colmo, me llegan toneladas de odio que sólo me ponen más deprimida ¡No sirvo, Louis!...No estoy hecha para esto, pensé que sí pero en realidad no. Lo peor es que he tratado de olvidarlo pero, puta madre, no puedo. No sé qué hacer Louis, no sé.

Advertí a mi corazón acelerado por la adrenalina que en estos momentos recorría todo mi cuerpo.

-Okay. Julieta, te diré una cosa sencilla que resolverá todos tus problemas.

-Dime, por favor. Estoy desesperada.- hice ahínco en la última palabra.

-De acuerdo, ¿Estás lista? Llámalo y dile todo lo que me has contado.

-¿Qué? ¡No Louis!- me alarmé.

-¡Por dios! ¡Julieta! ¿Estás ciega o qué? Tienes que llamarlo ahora, no te puedes quedar con todo eso guardado ¡Sólo te hace más daño, a ambos!

-No se Louis...Yo, yo no estoy segura.

-Al diablo la seguridad. Al diablo esto, se lo voy a decir.

-¡No! ¡No! Louis no lo hagas, promételo.

-No te lo puedo asegurar Julie, tiene que enterarse.

-No Louis, por favor. Te lo suplico.

-Bueno, entonces déjame decirte lo que pienso. Estás equivocada.

-Tommo, ya debo colgar, olvidaba que tengo trabajo por hacer. Gracias por escucharme, adiós.

Colgué precipitadamente sin dejarlo despedirse, me levanté de la banca y me fui corriendo hasta arribar a mi trabajo. Mi mente se había quedado atónita ¿Será posible que esté cometiendo un gran error?


Sueños verdaderos N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora