Querida Venezuela, te escribo con todo el corazón éstas líneas y te vengo a traer una buena noticia.
Buenas noticias, sé que eso es lo que necesitas. Sé que ya no necesitas más lamentos, hay demasiado de eso en las calles. Sé que no necesitas más maldiciones, son la razón de que hoy estés en el fondo.
Quiero responderle a toda la gente que habla de ti, quiero darles respuestas a todos los ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? que se escuchan en todas partes, pues les diría que es porque lo único que hacen es buscar culpables, que es porque nos dividimos y soltamos maldiciones sin saber el poder de lo que decimos. Les digo que es porque nos dejó de importar nuestro hermano y ésta situación se ha prestado para el oportunismo y la maldad. Les digo que son las consecuencias de malas elecciones pues hoy en día la mayoría de los que maldicen al gobierno en un momento les prestaron su voto a ellos. Y los que no lo hicieron y se quieren lavar las manos diciendo «yo nunca apoye esto» lo único que hicieron fue llenar su corazón de odio y de rencor, lo cual no nos trae ninguna solución.
Cuando ellos hablen mal de ti, querida mía les diré que quiero que sepan que he llegado a una gran conclusión: somos culpables de lo que está pasando, aunque muchos quieran negarlo y digan: ¿yo? ¿qué dice yo?
El problema es precisamente que cuando podíamos hacer algo por ti no lo hicimos, cuando podíamos ayudar no ayudamos, cuando podíamos alegrarnos lo que hacíamos era quejarnos; cuando teníamos tanto sólo pensábamos en lo que nos hacía falta. Te convertimos en un negocio, a muchos les parece más fácil robar que estudiar, estafar que trabajar y es porque no valoramos los valores como tal.
Tal vez estoy siendo radical pero es hora de reaccionar, es hora de parar de llorar y ponernos serios aquí.
Vengo a responderles la razones por las que estás así; saqueada y lastimada, amada mía te pido perdón por el daño que te hemos causado.
Le pido perdón al creador de ésta hermosa tierra pues todo nos dio, desde paisajes incomparables, producciones envidiables, riquezas en minerales, en oro negro, en terrenos extensos y un montón de oportunidades para volver a él, pero no quisimos escuchar y fallamos una y otra vez. Nos llenamos de corrupción, avaricia, egoísmo, trampas y otro montón de cosas que son las que nos tienen pasando vergüenza y poniendo tu nombre en el piso, querida mía.
Más quiero que sepas que yo estoy aquí, que no me rindo y que no te dejaré porque encontré algo que hace que levantarme por las mañanas sea una razón para mirar al cielo y decir «gracias», encontré un motivo para querer ser mejor a pesar de la situación, para querer ayudar a los demás así sea compartiendo de lo que tengo que no es demasiado pero si lo suficiente para darle a aquel que está más necesitado. Encontré la motivación para sonreír y poder decir alegremente que yo no me voy, pues más que yo encontrarlo, él me encontró. Me dio valor cuando ni yo lo hacia, me dio fuerzas cuando no las tenía, me dio amor cuando no sabía que existía y por eso puedo decirte que te amo, querida Venezuela, porque Jesucristo me rescató cuando estaba tocando fondo y sé que si lo hizo conmigo también lo va a hacer contigo y lo creo con todo mi ser. No le llevará los años que las personas piensan que Dios necesitará para sanarte querida mía, por eso soy de quienes se quedan, dan lo mejor de sí y en tranquilidad esperan el de repente que Dios prometió para ti, querida Venezuela. Saldrás de esta agonía y de la miseria, serás cabeza y no cola de las naciones y llevarás un avivamiento al mundo que no se ha visto, ni se verá.
Te veré levantarte de las cenizas y brillar con todo tu esplendor, pues no serás como antes sino que revivirás para ser más de lo que fuiste y resplandecer mucho más que en el pasado.
Eso declaro y profetizo para ti en el nombre que es sobre todo nombre: el nombre de Jesús.
No es una religión lo que te vengo a presentar, querida mía; pues cristiano simplemente es el que ha creído en Cristo. Más yo soy portadora de buenas noticias y de quienes dan voces de ánimo. No hablo de fantasías ni de cuentos de hadas, digo lo que sé antes de que ocurra porque he decidido poner mi confianza en quien no falla, no miente, no engaña, no abandona y en quién cumplirá lo que ha dicho de ti, amada Venezuela.
Me siento libre para decirte que te amo y que estoy ansiosa como una niña que espera su helado en una tienda, estoy ansiosa como una niña un día antes de su cumpleaños, estoy ansiosa como una niña que sufre ésta situación, estoy ansiosa como una niña que aunque padece todo el mal que vivimos aún cree, estoy ansiosa como esa niña que verá el cambio con sus ojos, como esa niña con grandes metas y con muchas expectativas a las que no va a renunciar porque está segura de que aunque por ésta noche llueva mañana el sol saldrá.
Te invito a cambiar tu manera de pensar y de actuar que levantes tu mirada al cielo, deja el orgullo que tanto daño te ha hecho, la división que ha traído muerte y vuelvas a quién te vio nacer, Venezuela; así como tú me viste nacer a mí. Vuelve al camino del bien, vuelve al camino de quienes construyen y no de los que destruyen. Y si nunca estuviste como para volver pues, ¡empieza ya! Y verás cambios inmediatos como los he visto yo.
Ánimate si lees esto, sé parte de la generación de avivamiento. Joven hermano, tú que estas angustiado pensando a qué país marcharte. Tú que estás desesperado buscando una salida en cualquier lado, que no tienes idea de qué hacer en estos momentos malos. A ti te invito a encender la llama de la esperanza y verás como tus días mejorarán, no podemos controlar muchas cosas pero si podemos mejorar nuestras actitudes y ser luz en esta oscuridad en vez de ser una sombra más o andar como zombies sintiéndonos muertos en vida, porque Jesús vino para dar vida y vida en abundancia. Así que si tú necesitas vida y quieres abundancias lo que lo único que te hace falta es recibir a Cristo en tu corazón y él hará.
Dios bendiga a Venezuela.
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Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te aparentarás de la verdad.
Deléitate asimismo en Jehová, y él concederá las peticiones de tu corazón.
Encomienda a Jehová tu camino, confía en él; y él hará.
Salmos 37 (les recomiendo leerlo completo).
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Versos del cielo
PoezieUn camino Un propósito Mayor al destino Un pasaje Después del cielo Un nuevo viaje Una promesa de vida Para quieres creen en su mensaje. Poemas del cielo dedicados al que está sentado en el trono, bendición por maldición, luz por oscuridad y decisio...